lunes, 11 de enero de 2010

Libro de Cuentos: Historia Universal de la Infancia.

Luego de recolectar los cuentos, en menos de un mes este libro se hizo. Los he recopilado desde atrás hacia delante para que no cause confusión.

PD: Salvando a Boqqé pertenece al libro, por eso ya lo he omitido.

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Prólogo.

Los cuentos debieron ser usados para novelas, allí uno puede ahondar en el alma de su personaje mediante descripciones que a veces el cuento no permite, pero por pereza (sobre todo eso) y no por convicción de que el cuento tenga más fuerza que la misma novela lo hice como se presenta. En cuanto al título, pude usar Masacre en Enfant Street, El Paraíso de los niños, pero soy amante de la homofonía y la frase Historia Universal de la Infamia me gusta, así que lo acerqué más hacia amia, ancia…

No creo que los redactores me lo perdonen, menos los críticos o el público. Hay nociones de música, ya muy trillados en cierto modo, pero que se hacen necesarios de acuerdo a mi óptica (la misma que puede estar errada o no) y que rompe con lo real, natural. Por esto creo que soy del irrealismo, mis personajes deben hacer situaciones imposibles en la realidad. Porque al darse cuenta, es irreal lo leído, causa tristeza que no fuese cierto, aunque sí es real la existencia del problema.

Soy tremendamente sádico en algunas descripciones, inclusive eufemístico, voy hacia lo criminal, lumpen, paidofílico, patológico, fratricida, gore… No seré el marqués de (Carabás) Sadé, ni pretendo serlo, quiero ser quien soy en esta redacción. En mi historial literario he bebido (y que aplico, aunque no sea necesario aquí) a Kipling, Rowling, Bayly, Alegría, Sartre, etc… Pero dejo mucho que desear en ciertas circunstancias…

El cuento www.crunchskull.com es una invención mía, hasta que la pillé en la red bajo otro nombre. Recuerdo ver un vídeo donde la cabeza de un niño estaba separada de su cuello, ojos cerrados, aunque no sólo mostraba lo cruel en niños, sino en humanos: como uno era azotado en el trasero por ser un ladrón, o algo así, en Tailandia. Ser papilla en los rieles del tren. Ciudad Batalla es copia de Ciudad Batallas, de Yu-Gi-Oh, pero mi connotación, aunque no muy imaginativa, cambia cierto sentido al que el programa dio. En ¡Cazador! Perdí el control de mi obra, es demasiado surrealista y apesta a ella, pero es perceptible el rencor con uno mismo. Microbio es una parodia a La Virgen de los Sicarios, pero no por ello mala. El sobrenombre lo oí de un niño que le llamaba a otro por ser pequeño, ambos cantaban en el carro para pedir dinero. Pillfreak, umm, no se si existirá, un compañero en la universidad me dijo que así llamaban a los maníacos que tragaban pastillas. En Sueño Americano la enfermedad es el V.I.H. y las manchas rosadas son por un hongo que ataca cuando uno está muy débil, por eso la llamaban peste rosa, creo. Nosotros fuimos niños es irreal en todo, menos en el hecho espiritual. En El núcleo social no merece explicaciones. Salvando a Boqqé es, por desgracia, lo que pasará mañana, o lo que pasó, y no hay solución. El cuento Tras el río muestra el arribismo en su esplendor.

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