lunes, 3 de mayo de 2010

Crisis en el PAP, versión teatro.

Acto uno: Omar Quezada y Jorge Del Castillo ganan las elecciones para secretarios generales del PAP, de la manera más atropellada posible.

Acto dos: Ambos, Quezada y Del Castillo, caen envueltos en escándalos de índole económico y político.

Acto tres: El presidente García pide que se acelere un proceso judicial para los ''corruptos''.

Acto cuatro: Quezada y Del Castillo no soltarán, según declaraciones, la secretaría del partido.

El presidente está en la encrucijada más grande, según sus detractores: Salir del partido equivaldría a ser apedreado por quienes creyeron en él, aliados dentro del partido, y apedreado por quienes pronosticarían una caída, tipo cáncer terminal, del partido a lo largo de los lustros. Mantener a los secretarios le costaría puntos en contra durante uno o dos decenios más.

Esto último no por afán de ser vidente, sino por el coste que pagó el Partido Aprista Peruano al quitarle bridas a García y su populismo desbocado y hediondo en las acusaciones que crecen como charco, no más.

Para ser bienintencionado, creer que alguno de los dos pagarán con la cárcel las acusaciones -yo me reservo el derecho de creer en su culpabilidad- sería como decir que Del Castillo u otro aprista ganará las elecciones presidenciales en el 2011 sobre Castañeda, Ollanta y K. Fujimori juntos.

Si esto fuese -y lo digo con toda mi añoranza- un teatro nuevo con nuevos actos y nuevos papeles, Del Castillo y Quezada deberían pedir su renuncia a la secretaría vía MSM y no fax.



Lugar donde se desarrollarán las investigaciones.

jueves, 11 de marzo de 2010

Choque de intereses.

La denuncia del abogado de José Enrique Crousillat ha remecido el mundillo mediático. Independientemente de la veracidad del audio, siento que La República y El Comercio sacaron las garras a modo de chaira lumpen revestida bajo la formadísima (y muy tópica) frase Libertad de Expresión.


Ello no quita el carácter sospechoso de la acusación. El diario La República había denunciado la (entonces) posibilidad que el ex broadcaster fuese liberado (el periódico obtuvo documentos como la carta de renuncia del ex jefe del INPE, los exámenes médicos del ex reo). El indulto dado a Crousillat ha demostrado:

- Que no tomar en cuenta los dos primeros exámenes médicos no fue extraño, sino DEMASIADO extraño. El realizar exámenes hasta el hartazgo (me imagino que la tercera es la vencida) fue como sacar cartas, tipo Nervioso, alimenta la idea de una liberación como pago de favores mutuos (que Crousillat tome América Televisión, vía actos leguleyos mediante jueces dispuestos a revivir las épocas fujimoristas, no le impedirá ser un satélite al servicio del Partido Aprista Peruano).


Ay, que me muero


Yes, I'm in Asia (and soon in America TV).

- Que los intereses de ambos grupos mediáticos son implacables golems (aunque cada uno con su caracter) que pueden “sacar la basurita” (el impacto del trabajo que hizo Beto Ortiz de transmitir fragmentos de la grabación donde un anónimo pregunta y el ex dueño del Banco Wiesse Eugenio Bertini responde, y el remember acerca de los periodistas que trabajaron con Crousillat es como beber lejía mezclado con soda cáustica, sobre todo en los afectados) cada vez que cruzan los linderos de lo que no se debe recordar. Porque, si Frecuencia Latina invocase el poder del respeto de la Libertad de Expresión y declarase que Ortiz se excedió, por allí yacen cerca las disputas de Jaime Bayly y el mencionado (y más se excedió en leer al público unos panfletos de manera ilegal, que sí tuvo meritó para botarle).

- Que el ministro Aurelio Pastor es un caballo (por no decir peón o alfil) que declara bajo la batuta y consignas del presidente García (sus cambios de opinión, cuando se desactualiza o se desboca, son dignos de un esquizofrénico) cualesquier patochada, defendiendo lo indefendible o afirmar lo obvio (como negar, y posteriormente revisar el indulto).

De cómo acabe este circo mediático (nunca tan mediático como ahora), eso ya es materia de la súper especulación. Lo que deben hacer ambos grupos son deslindándose de la denuncia mediante pruebas. Por la reputación de ambos diarios (en especial de La República, que siempre gusté de leerla).

PD: Pueden revisar esta página http://www.larepublica.pe/politica/27/12/2009/indulto-crousillat-fue-una-trafa-0

sábado, 30 de enero de 2010

Recuento.

Luego de un tiempo sin publicar en la bitácora, pasaré a comentar los hechos más importantes.

Terremoto en Haití.

Destruido institucionalmente, y ahora demolido físicamente, Haití tiene las posibilidades más grandes para reformar el país. El terremoto, que había barrido con las construcciones de la zona, ofrece un pacto entre los políticos, los pocos empresarios que quieran arriesgarse a vender en ese mercado (casi nadie tiene poder de adquirir cosas, y menos trabajo) pequeño, y los trabajadores. El país debe soltarse de esa herencia corrupta de más de medio siglo (sí, mucho antes que los Duvalier).

Pero lograrlo será difícil. Hay desesperación en todos los miembros:

Los pobladores porque no hay que comer, y los pocos que tienen dinero, sufren porque los alimentos están encarecidos. Hay un gran riesgo de ser asaltados por otros porque también lo perdieron todo. Sienten que la ayuda que llega es insuficiente o llega a cuentagotas, y que para cuando les llegue ya estarán en la Morgue.

El gobierno, que no se hace respetar junto a sus instituciones (que ya no las tiene porque no actuaron como debieron, y ahora están soterradas) y que el esmirriado poder que tuvo apenas sirve para mantener a raya (y eso) a los saqueadores que se agolpan por alzar las manos y tener de donde robar en los camiones de ayuda.

Escuadrones de ayuda, quienes sienten que cada minuto perdido puede significar una vida menos que salvar. O incluso su vida si deben repartir alimentos, si conducen carros (con amplias posibilidades de ser asaltados) cargando ayuda humanitaria.

Este caos permite que uno actúe irracionalmente, llevándoles a la desesperación colectiva y que el proceso sea lentísimo. Pero si debe pasar décadas para que Haití resurja, y que el desastre les permita reflexionar y tomar mejores decisiones que hasta ese momento, el terremoto ha sido una bendición.

Piñera, el Señor Presidente.

Leyendo Cuentos Chinos, de Andrés Oppenheimer, me convencí que los países más desarrollados son quienes hacen planificaciones a largo plazo. Y en este caso, gane quien gane no creo que la política de Frei o de Piñera hubiese variado del todo, o al menos en algo notable ¿Cómo se explica esto? Si con cada elección, un país cambiase de rumbo ideológico-económico diferente, entonces no se llega a ningún lado (es como que A empuje un cubo a la izquierda, se vaya y que B empuje a la derecha, luego A vuelve y haga lo mismo, alternándose y moviendo el cubo exactamente en la misma posición) mientras que otros países que planificasen un rumbo, fuese cual fuese, lo tienen claro, definido y con pasos a seguir.

Y se aplica lo mismo para las relaciones exteriores, salvo que hayan imprevistos. Si tu meta es llevarte bien con tu vecino porque no tienen mucho que ganar enemistados, al menos por ahora, entonces pase el tiempo que pase, se llevará bien con él hasta que sienta escozor tenerlo a su lado, haya alguna provocación difícil de ignorar, o porque es parte de tu plan. Una hipótesis que Chile pueda tener acerca de relacionarnos con ellos sea el tener acuerdos económicos, aprovecharlos al máximo (aquí hay un mercado pujante difícil de no oír) y tenernos más cerca para prevenir ataques si surge algún "líder" (eso de prevenir es un eufemismo) que vea en Chile como un invasor camuflado y que debe ser desarraigado lo más pronto posible.

Hasta entonces, sólo queda ver como va con el presidente de Chile, Piñera, y el fallo de la Corte Internacional de La Haya.

Asesinato de Elizabeth Vásquez.

Escandaloso, por decirlo menos, son los continuos asesinatos que ocurren en la calle. Pactos de sangre, ajuste de cuentas, robos, extorsiones entre otros, se nos hacen comunes y nos volvemos más un retrato de la imposibilidad de asimilar al sector más desempleado de la sociedad y a los ex criminales, quienes ven en el crimen como un hogar, un modo de vida y una filosofía: El momento es el todo, al pincho lo demás.

Como variables tenemos a una mujer, abogada dedicada al rubro del tributo, ex-pareja del actual presidente de la Corte de Justicia de Amazonas, Alejandro Espino Méndez, némesis de la red Fujimori-Montesinos por las investigaciones a supuestas actividades en lavados de activos y narcotráfico, investigó el tráfico de armas que paró a las FARC, además de iniciar las investigaciones a Fernando Zevallos por el caso Aerocontinente.

Se sospecha (en la prensa existe mucho de esto, y es placentero hacerlo) que por los antecedentes, más los intentos de asesinatos, es un ajuste de cuentas bien dado. Pero cabe la sospecha de ser un crimen pasional (tantas huellas dejadas en el crimen difiere del trabajo de expertos) o de ser un robo común.

lunes, 11 de enero de 2010

Poemario: Gratalimásica Semplatónica.

He leído un artículo sobre The Wall en Wikipedia, y fui golpeado por ella. Me ha inspirado junto a We're only in it for the money, de Zappa (lo estoy escuchando) y quiero hacerlo ya.

1
Fijaos en la caja,
mirad las imágenes ecoicas,
los constructos de limón cortado
de medio año.
Mirad al hombre,
mirad su micrófono,
mirad sus ecos,
y seremos arrasados por Fat Man.
Mirad al Sordo,
como reparte ostias a la mezcladora
mientras pasa desapercibido
y el hombre sigue...
Mirad al genio
que tortura a su teclado
al compás de su alma,
y que luego es exiliado
por Sordo.
Y ves lo hediondo,
dentro de tu mp4
o tu teléfono móvil
permitiendo el pase
del corsario del mar
Espectro Electromagnético.
2.
"Soy recontra macho y
no hay límite para mi alma"
...
...
...
... "Te espero aquí y te saco la grandísima
que no hay tiempo para ñoñerías Sé hombre
Sé hombre"...
...
...
...
"Mira ya al idiota,
bájale los pantalones y
baila solo, mambo, sobre
su camisita de Hello Kitty
hasta castrarle Sé hombre"...
...
"Idos al Rosa Santa María y llévate
a tu hembra, sácala a Los Botes
y haz el Ummagumma en tu casa
hasta que se embole y chotéala Sé hombre"......
...
...
"Saca las damajuanas
tras el umbral de los profes,
desmiembra su inteligencia
con el ingenio tuyo, bésalo en la boca
y ahógate en tus tragos,
desmembrando tu inteligencia Sé hombre"
...
...
...
(Sé hombre hombre hombre Selo).
3.
Bajo mis oídos hay un tintineo
pero debo alejarme
de los tachos de basura.
Tras mi espalda hay un dedo
que me pincha, pero debo alejarme
de los tachos de basura.
Con fuerza toman mi mano
pero debo alejarme
de los tachos de basura.
La mano invisible me sujeta,
pero debo alejarme
de los tachos de basura.
Las piedras laceran mi faz,
pero debo alejarme
de los tachos de basura.
Viene Alguien con su discurso
que no debo alejarme
de los tachos de basura.
Agarro mis desechos y los lanzo al tacho
mientras un crío lanza un grito, jubiloso,
para compartir lo caído con su hermano.
4.
Saca la carta de la baraja
y mira el palo porque ese
es tu yo en progresión.
No, ni creas ser corazón,
nacido de la tierra,
un manto reverde o
Ares.
¿Por qué en tu manga
descartas hasta acomodarte
al palo? Tu pelo viaja con la ruta
de los jóvenes, gloriosos, o bebes
un Borgoña cuando te crees un Nobel.
¿Acaso apostando a ganador,
viendo la cartilla del maestro de ceremonias
es tu manera de ser?
Bah ¿Por qué te retraes?
¿Por qué te desvaneces en la
nada siendo algo y no siendo todo?
¿Por qué?

Libro de Cuentos: Historia Universal de la Infancia.

Luego de recolectar los cuentos, en menos de un mes este libro se hizo. Los he recopilado desde atrás hacia delante para que no cause confusión.

PD: Salvando a Boqqé pertenece al libro, por eso ya lo he omitido.

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Prólogo.

Los cuentos debieron ser usados para novelas, allí uno puede ahondar en el alma de su personaje mediante descripciones que a veces el cuento no permite, pero por pereza (sobre todo eso) y no por convicción de que el cuento tenga más fuerza que la misma novela lo hice como se presenta. En cuanto al título, pude usar Masacre en Enfant Street, El Paraíso de los niños, pero soy amante de la homofonía y la frase Historia Universal de la Infamia me gusta, así que lo acerqué más hacia amia, ancia…

No creo que los redactores me lo perdonen, menos los críticos o el público. Hay nociones de música, ya muy trillados en cierto modo, pero que se hacen necesarios de acuerdo a mi óptica (la misma que puede estar errada o no) y que rompe con lo real, natural. Por esto creo que soy del irrealismo, mis personajes deben hacer situaciones imposibles en la realidad. Porque al darse cuenta, es irreal lo leído, causa tristeza que no fuese cierto, aunque sí es real la existencia del problema.

Soy tremendamente sádico en algunas descripciones, inclusive eufemístico, voy hacia lo criminal, lumpen, paidofílico, patológico, fratricida, gore… No seré el marqués de (Carabás) Sadé, ni pretendo serlo, quiero ser quien soy en esta redacción. En mi historial literario he bebido (y que aplico, aunque no sea necesario aquí) a Kipling, Rowling, Bayly, Alegría, Sartre, etc… Pero dejo mucho que desear en ciertas circunstancias…

El cuento www.crunchskull.com es una invención mía, hasta que la pillé en la red bajo otro nombre. Recuerdo ver un vídeo donde la cabeza de un niño estaba separada de su cuello, ojos cerrados, aunque no sólo mostraba lo cruel en niños, sino en humanos: como uno era azotado en el trasero por ser un ladrón, o algo así, en Tailandia. Ser papilla en los rieles del tren. Ciudad Batalla es copia de Ciudad Batallas, de Yu-Gi-Oh, pero mi connotación, aunque no muy imaginativa, cambia cierto sentido al que el programa dio. En ¡Cazador! Perdí el control de mi obra, es demasiado surrealista y apesta a ella, pero es perceptible el rencor con uno mismo. Microbio es una parodia a La Virgen de los Sicarios, pero no por ello mala. El sobrenombre lo oí de un niño que le llamaba a otro por ser pequeño, ambos cantaban en el carro para pedir dinero. Pillfreak, umm, no se si existirá, un compañero en la universidad me dijo que así llamaban a los maníacos que tragaban pastillas. En Sueño Americano la enfermedad es el V.I.H. y las manchas rosadas son por un hongo que ataca cuando uno está muy débil, por eso la llamaban peste rosa, creo. Nosotros fuimos niños es irreal en todo, menos en el hecho espiritual. En El núcleo social no merece explicaciones. Salvando a Boqqé es, por desgracia, lo que pasará mañana, o lo que pasó, y no hay solución. El cuento Tras el río muestra el arribismo en su esplendor.

Cuento: El núcleo social.

El núcleo social.

Y vaya que sí porque no se le puede tomar importancia ¿importancia a qué? A los chillidos melindrosos de esos cojudos, chibolos de mierda, no saben trabajar, pues sépase que, de todas las personas, yo tuve que hacer tal y cual cosa para poder masticar un chicle, que era lo único que se podía comprar con libertad. Pero si uno de estos días, Marco o Rod me dijese que se cansaron de tanta cosa, yo sí les doy su cocacho como las que recibía cuando… cuando… cuando vestía estos pantalones grandes, o sea, hace muuucho tiempo, porque sépase que no soy hombre que desperdicie tela alguna u oportunidad, y si para usar camisa debo matar ¿qué puedo hacer? eso tanto atrae como… como… como el dinero cuando me hablan de ir a pasear la rica coca a otras zonas. Como me gustaría dar de alma a la Rosita, pero ella es tan cumplidora hallando clientes que no puedo hallar una excusa para darle de alma y obligarle a hacer lo que tanto ella aprendió. Apenas una vez lo logré, y es que soy bueno con ella porque cumple, cumple tan bien que me llega a… a… a la punta del… bueno, que quede en mi imaginación a donde va, eso sí: sabe cachar como ninguna otra puta.

Mi vida es maravillosa ¡Vaya que es más que maravillosa! Ya que tengo… ya que tengo… ¿qué tengo? un techo, una puerta, unas piernas y un cuerpo, una mano, una cabeza, un dedo, hermanos, un papá bien bueno, uno de los mejores que existen hasta ahora. Que ¿si me pega? esta bien, algunas veces, pero debo ser yo quien provoque eso ¿o me dirán que nadie merece un golpe en su vida? pero tengo miedo, le tengo miedo, miedo como el frío, el malvado frío que llena mis… mis… ¿qué decía ese niño que siempre me dice que me compre una vida? ah, pulmones ¿o eran plumones? plumones debe ser. Que me cuide de los plumones o me enfermaré, y si eso pasa, podré visitar a mi mamá, que ¿quién es ella? según Rod, es de aquellas que andan en las noches, que visten como Dios sólo sabe, que pueden llegar a debilitarse con el pasar del tiempo si es que siguen en las andadas de su trabajo, que siempre van en busca de algo que es dinero. En suma, ni le entendí ya que Rod habla entreverado, parla de muchas cosas que ni entiendo, pero es mejor que nadie porque no me pega ¡qué me va a pegar! me cuida tanto que nos abrazamos cuando nos volvemos a ver. Lo más lamentable es que papá no quiere que hable con él porque no gusta de esas palabras, de eso ¿qué dirá? ni que estuviese en su mente.

No sé en que piensan los hermanos mayores, me meten en líos al estar aquí y ahora, en esta zona de pobreza. No tengo algo en contra de la pobreza, pero sí de un papá abusivo, de un papá al que debo pagar peaje- error, todos deben pagar para comer y dormir- porque si no se cumple su capricho, llueve sangre, llueve el desgarro y la sed de las palabras que no se conocen pero que se quieren pronunciar ante tanta carga sentimental. Debo soportar a una buscona por hermana, aunque no me maltrata, mis palabras no tienen efecto en ella: le agrada ser un títere carnal. Y si rebuscase en la vida vería que nació para agarrar dinero, o para ser más sencillo, mi papá le obligó a que hallase formas de ganar dinero porque él es un vago, un vago total, pero sigue siendo papá.

Rosita mendigó en la avenida Salaverry ¿cuál es la técnica de pedir dinero? una mirada simplona, o sea, de pena. Paso dos: hablar como los niños saben hablar con naturalidad, o sea, intimidado. Lo que uno debe hacer es que, por todos los medios, mientras eso no incluya el asalto o el hurto- y ay de aquel que se atreva a decir que son lo mismo- obtengas dinero. Diré que yo soy el segundo al mando de la familia sin contar a papá, y por ello tengo conocimiento de cada acto que realizan mis hermanos. Rosita es una buscona sin par, prefiere las noches, no porque sea el clásico encuentro de tipo romántico, sino porque los policías no molestan tanto, o sea que ellos pueden ser uno de tantos clientes, además que juega con su piel como si fuese chicle. O ¿es imposible? no lo es, tiene tendencia a ser una gran aprendiz de contorsionista, y con bastante imaginación ella es capaz de aprender el un- dos- tres del coito. Por eso, a veces, ni necesito decir que es una buscona porque a ella le buscan.

Debe ser un problema, cuando se es una enamorada, cuidar su salud sexual. Todas las coimas- y putos, sobre todo ellos- tienen una chaquira de un color o varios colores, y eso dice bastante: resume el precio, la experiencia y la sanidad. O ¿era al revés? cuenta la experiencia y la sanidad, por eso la chaquira tiene un color determinado. Todas- y todos- los que comienzan con el trabajo, deben tener una chaquira, y si tienes tus primeros cien, puedes tener una chaquira de color azul. Si sufres de una enfermedad sexual, menos el VIH, la chaquira es de color rojo, si no sabes si tienes una enfermedad sexual, la chaquira es de color naranja. Si sufres del síndrome que muchos ya saben, la chaquira es de color negro, y si estás sana porque te hiciste ver, tu chaquira es de color blanca. En suma, sólo puedes tener varias chaquiras, pero de dos colores: una azul si eres principiante hasta los noventa y nueve amantes, dos azules si superaste a los cien, tres azules si tuviste doscientos… hasta donde la persona pueda soportar, y la otra es rojo, naranja, negro o blanca. De lo contrario no hay trato ya que se es más confiable en un sistema de ese tipo, y debo decir que no es bueno mentir en la información que se da porque si algún amante sufriese de algo, y se tiene la chaquira blanca, no pasa del día siguiente la vida de quien engañó.

Las personas que usan la chaquira negra, roja o naranja, son aquellas que siempre deben soportar el hule del condón, si es que el amante así lo usase- algo que es tremendamente obvio y obligatorio cuando alguien tiene la chaquira roja o negra.

Pobre de ella, sí, tener que arriesgarse a usar la chaquira blanca y dos chaquiras azules. Sé que en cualquier momento puede desplomar sus defensas ya que no faltan aquellos que gustan de contagiar a los demás. Yo tengo miedo que eso le pase, por eso hablo con ella y le digo que se aleje de ese mundo, que yo he diseñado medios para ganar tanto dinero como la prostitución sin necesidad de venderse. Pero ella ¿qué puedo hacer si ella no quiere porque no sólo gana un poco más de dinero con mi plan si además lo disfruta, inclusive con el riesgo de…? Sus clientes casi siempre son los mismos: chóferes (maldito galicismo) y profesores de la escuela elemental (por no decir primaria) que, de no ser porque tienen un segundo trabajo en otro colegio, sufrirían la azotaina de la inflación.

Recuerdo que me hallé con un hombre sin barba, me miró varias veces- creo que miró mi muñeca para saber si yo era “Rosita”- y se agachó, musitó si yo sabía donde estaba mi hermana. No supe, en ese momento, que ella se dedicaba a esas labores, por eso yo le dije que sí, que se hallaba en mi cuarto ya que mi papá le obligó a que se quedase con él, que ¿pequé por ser aquel que no rebusca más allá de lo que debe ser un niño? Esperó varios minutos, luego mi papá salió con el mismo aroma nauseabundo cuando va al cuarto de baño mientras mi hermana se vestía ¿qué habrá hecho? ni lo sospeché hasta ese momento ¿qué quiere? tú sabes lo que quiero espere un momento ¿qué pasa? Rosa, no te preocupes, adiós, oye, estás en mi cuarto, sal de allí, y mi papá se acercó hacia mí y me dio dos bofetones carajo, no molestes ¿qué pasa? ¿por qué se metió a mi cuarto? no jodas, y otro golpe me cayó en la cabeza. Mi papá salió de casa mientras fumaba unos cigarros- obtenidos mediante mi dinero- Pall Mall. Yo comencé a caminar hacia mi cuarto, cuyo ambiente cerrado no impedía oír los sonidos que atravesaban la apolillada madera. Acerqué mi oído hacia la puerta y el sí, que bien lo haces, y el jadeo continuo, luego entrecortado, jadeo por aquí, por allá y por acullá. No más de tres minutos, histrión de zarzuela a medio acabar. Pero me bastó un minuto cuando vi a través del agujero que tenía la pared, por ese atrevimiento recordé miles de cosas: mis vidas pasadas, cuando fui asesinado en la guerra de los cien años por la señorita de Arco, cuando quedé combusto por la gracia de Nerón, entre otros hechos más traumáticos. Y si no grité o me volví loco fue por una fuerza que no había conocido, por la fuerza que el dolor también puede otorgar cuando uno llega al límite del dolor que el alma puede soportar. Me alejé del lugar y salí de mi casa rápidamente, mi mente salió de los esquemas que los ojos de mis coetáneos pueden ver, porque si ellos pueden ver azul, yo puedo ver azul marino o eléctrico.

Lo que debo decir es que no dormí por segunda vez en mi casa, y todavía no entiendo las razones por las que no perdí la vista ya que lloraba y lloraba como nunca. Mi resistencia había aguantado tantos recuerdos de golpe que fue tonto- para mí- creer que así viviría, y no es así. Al menos, no aguantaría tanto tiempo sin llorar, o habría perdido la cordura en unas horas más.

Pero ¿saben? he ganado algo: sé que la vida tiene sentido, mentira, tiene varios sentidos, como cuando uno respira, cuando uno agarra una hoja y la acaricia o la alimenta, cuando uno es madre y amamanta a su hijo con la ternura que el corazón humano puede ofrecer. Y si lo que mi mente creó, cuando vi a mi hermana sin ropa, es mentira, diría que la vida no tiene sentido, pero menos sentido tiene morir.

Al día siguiente, volví la mirada hacia mi familia y recordé la misión que debo cumplir: amar y perdonar cuanto yo pueda, sin importar lo que vea o sienta, y no es que sea un santurrón con tendencia a la cucufatería, sino que es lo que mi ente cree que debe hacer. Y si mi mente creó lo que vi ¿qué pierdo? nada, y así vivo mejor ¿o no?

Marco, Marco, hermano mío. No sé si podré convencerte de usar el proyecto Diamante, que me es útil cuando no hay dinero y debo pagar tributo a mi papaíto. No sé… pero me molesta tu robo con el estilo de matones, yo sé que no naciste para eso, que no eres del inframundo, pero ¿para qué ahogar a la persona en plena calle? para robarle, así se desmaya y punto final, no se opone, no sigue, ni algo. Eso- perogrullada mía- no es bueno, ni nunca lo será. Y para colmo de males, eres el esclavo de mi papá cuando te manda a ver lo de la cocaína, los quetes, y la venta. Yo nunca quise descuidarte cuando apenas tenías seis años, es mi culpa ¿por qué no pude defender tu vida de los zagales zarrapastrosos y pulgosos que te daban a palos porque no les caías? no te pude defender, y aprendiste a pelear como nadie ¡hasta golpeaste a nuestro último hermano! me amargué e intenté no seguir mis instintos, ahora ¿qué debo decir si te dejé con las cejas ensangrentadas y el labio herido? por tu violencia mi papá te pegó porque él ya no podía caminar, le dejaste como un paralítico durante una semana, una semana que no caminó y que mi papá te golpeó porque él no podía mendigar, así mi papá le gritase todo el tiempo, así mi papá le obligase a trasladarse, él no pudo y por tu culpa, por eso tuviste más palizas ya que hiciste doble trabajo, doble dinero que traer y más heridas que recolectar. Y luego, parece que te juntaste con fulano, mengano y zutano, quienes sabían desaparecer “mágicamente”. Te desapareciste casi como una semana, y cuando volviste, mi papá te abofeteó porque no habías traído dinero en todo ese tiempo, y luego tiraste una bolsa con fajos, varios billetes como rascacielos. Sí, actuaste como un mago, y mi papá también es un mago: gastó el dinero rápidamente. Se compró más ropa, más cigarros, caja de cerveza, la seca hoja de coca para hacer cocaína en tu laboratorio, mi papá me dijo- no me obligó porque el dinero que Marco trajo le había ablandado por una semana- si quería vender cocaína, yo dije que no porque me aburría- esa es una excusa que mi papá me hace recordar a punta de puñetazos- hacer algo que no consideraba como legal. Él sólo quería dinero para gastarlo, y no le importaba en que.

En suma, Marco se dedica a dos cosas: el robo porque amaba ver sufrir a los demás mientras les ahorcaba, y la venta de cocaína porque da dinero. Rosa se dedica a ser una buscona- o a ser buscada- y él se dedica a mendigar mientras mi papá es quien nos da la casa- que necesita ser arreglada- y la comida- que no es la mejor.

¿Volverás? todo por tu chuchita, adiós bien, otro dinero más para el montón, otro deslenguado que dice ser hombre, mil veces cojudos todos los hombrecitos que han pasado por mi ¿chucha? ni sé que decir, deben ser unos abortos de laboratorio que se alimentaron de porquería en las calles, al menos eso lo demuestra su virilidad dentro de la cama ¡por la puta madre! que si gimo o no gimo, que si grito o no grito ¡lo único que me haría gritar es mi mano o la pinga de un caballo! hombres, se creen machitos cuando van en grupo en busca de una en la noche, te preguntan ¿cuánto cobras? son idiotas, no ven mis chaquiras, y esa pregunta también me irrita, la siento muy putrefacta, como cuando uno de esos tontos quieren que se las chupe ¡masticar maní! no perdería mi tiempo con otra cosa que no sea la de los caballos. Cuando un hombre me dice que vaya a su casa, el costo es mayor ¿para qué actuar que me es placentero? para que me pague, lo más normal, y he oído en el barrio la frase a esta puta me la levanté tal día ¡mierda! no son discretos, no son buenos en la cama- sobre todo los adultos que se demoran media hora en una erección que dura seis minutos- y se jactan ¡pero que mierda son estos! perdedores, eso son todos hombres ¿y se dicen llamar el sexo fuerte? vi más hombría en un transexual que se arrancó el pene y que es quisquilloso- ¿o quisquillosa?- al punto que ni tolera ser tocado por los demás.

Es difícil hacer el juego. Es difícil que una principiante respete esas normas, yo lo sé por experiencia, dejarse tocar y no gritar- así el posible cliente te lo apriete con fuerza- mientras sus manos acarician esos pezones que deben ser lavados- porque muchos clientes no toleran la suciedad, eso también es conocimiento por experiencia directa- varias veces, o ¿cuántos tipejos que necesitan Viagra para que sea levantada chupan las ricas tetas que pocas tienen? El juego es sencillo de entender y no fácil de cumplir. No meterse con el cliente de otra, eso espanta a la clientela. No enamorarse de un cliente, prohibido totalmente. He visto muchas principiantes que no toleran ver al mismo chico que pagó por una noche, una o seis veces por semana, con otra. Y es que hay muchas alumnas que creen que primera vez es primer amor, o que la forma- así sea pésima- con la que el hombre tome control de la cama es la mejor de la mejor, ahora ¿a qué lleva eso? a los celos. Habrá caserito de putas, pero no de una puta, así de simple. Tercero, obedecer al patrón- si tuvieses, algo extremadamente común- como un tesoro. Insúltale o di cosas referentes a su capacidad sexual, pero nunca te rebeles o mañana puede ser que amanezcas envenenada, o peor aún, golpeada y desgarrada de chucha. Quinto, se amigable con las- o los, en el caso de los maricones y otros- demás porque nunca se sabe cuando una mano levanta a la otra. Sexto, nunca atacar al cliente- a menos que quiera matarte o algo así- porque arruina el negocio, y esto es táctica de cualquier hombre: es chismoso, y su voz es más fuerte que mil de mis gemidos cuando finjo tener un orgasmo de la puta madre.

Al pincho con él si quiere o no quiere ser parte de esto. Mientras más, más fácil. Pero el huevón de Rod se mariconea con los quetes, no quiere saber nada de eso, piña por Rod, total, yo no necesito de nada ni de nadie ya que me valgo por mí mismo. Soy mi amo y señor y no ese cojudo de mi viejo que cree que soy su esclavo, lo que él no sabe es que es esclavo desde hace ratazo, no sabe el precio de nada, a la merfi, no sabe de precios. Yo le digo tanto, los clientes saben como es la chamba, decimos el precio y el viejo cae, pero es más costoso de lo que cree, yo gano y él pierde, porque si le doy dinero, no sabe que caerá tarde o temprano ya que esos billetes son falsos, y como el cojudo es miope ¿sabrá si la llama está pastando o creerá que canta? y no todos los policías juegan con mis reglas, la mayoría de las zanahorias están en las oficinas, pero si hay uno o dos que no juegan mi partido ¿qué se les hará?

Cojudo es mi viejo, e hijos de puta son esos tombos ¡creen que no me doy cuenta de su presencia! no saben de su chamba ¿para qué se meten? les caerá plomo tarde o temprano, les caerá y nadie dirá ni pito, porque los soplones nunca duran, y al soplón se le reconoce por todos lados, así de simple. Pero espero que atrapen a mi viejo con los billetes bambas mientras me fugo a otro lado, lejos de ese maricón de Rod, lejos de esa puta de Rosa y de el cojudo de mi otro hermano, y es tan cojudo que mi vieja se murió y él se quedó sin nombre, mi viejo ni siquiera se molesta en llamarle, sólo le da un cocacho en la cabeza y él ya sabe que debe ir. Hasta entonces, con mi careta de hijo de puta, sonso y sin futuro.

¿Cinco lucas? ¿Crees que soy cojudo o qué? vete y tráeme más o ya verás, pedazo de imbécil. No puedo más, papi, no puedo ¿quieres que te golpee? no le pegues cállate y vete a hacer lo tuyo, pero eso sí, si no trae las cincuenta lucas hoy, los dos se joden conmigo, y ya saben a que me refiero con eso ¿lo sabes? sí, lo sé vamos ya no me dejes Rod, ay no me dejes, par de mariconazos no te acerques a él o te pegará sí, júntate con la loca de Rod no le insultes ¿y? ¿te importa? ah, sí, te importa porque tú eres su marido ya, basta, lárguense ya o les cae nos vemos cállate ¿por qué nos insulta? son ignorantes, creen que la violencia es la llave para vivir ¿mi papá me quiere? él me pega mucho y me duele no te preocupes, yo te cuidaré y eso me basta ¿o no quieres quedarte conmigo? yo quiero vivir contigo, nosotros dos, la Rosa me pega mucho, el Marco me insulta ¿sabes? necesito ayuda en un trabajo, con eso podemos ganar tanto dinero como Rosa cuando hace lo que yo sé ¿qué hace? esas labores que se hacen en la noche ¿dormir? algo por el estilo, pero más complicado ella debe trabajar duro más que duro, diría yo que eres delicado ¿por qué me dices eso? yo me entiendo, yo me entiendo así que ni te preocupes ¡no! dímelo ya está bien, vaya… sabes que muchos te pegan ¿sí o no? ¡no! no me mientas, oh, no importa, eres débil físicamente ¿qué importa? hay tantas cosas que valen la pena, y la fuerza no es una de ellas por eso Marco y nuestro pa’ nos dice maricones oye, no me confundas Rod ¿qué vamos a hacer? ni digas, eso yo ya lo veré ¿qué crees que haremos? no sé he pensado que es mejor vivir fuera de casa ¿qué? papá no es bueno, te vapula sin piedad, o ¿crees que ser fustigado es lo mejor? no te entiendo el ser golpeado es cruel, inhumano, y tú no mereces eso, eres una buena persona.

Por fin pude hallar otro sentido de la vida: ocasionar muertes y sentirse responsable por ese hecho.

Hice mil y un malabares para que él se acostumbrase a lo mejor que le podía ofrecer: unos cartones y una sucia tela que perteneció a un muerto vagabundo. La venta de mi producto fue más que un sonado fracaso, un golpe a mi imaginación ¿quién quiere leer poemas? cuando declamaba poemas en los carros, vocalizaba como la regla dictaba, entonaba y hablaba hasta que mi garganta sufriese las consecuencias de imitar a Whitney Houston. Entonces, mi hermano pagó la factura de mi capricho, mi endemoniado capricho que le llevó hacia la muerte, lo cual me pone en una titánica- si es que se me permitiese usar ese adjetivo- paradoja: me siento feliz porque él ya cumplió con su trabajo en este mundo y debe descansar en el otro mundo para revivir como mujer, acabó la lección que debía aprender en esta vida, pero ver su cuerpo y besar sus gélidos labios fustiga mi percepción de realidad, una alteración nacida por una lluvia torrencial, sólo una gota con la fuerza de millones. Y si alguien hubiese visto cuando los vecinos de esa zona sintieron asco- los muy hipócritas- de ver su cuerpo muerto, llamaron a todos los que pudieron y me obligaron a desprenderme de su cuerpo ¡su cuerpo perfecto! debía celebrar su partida, pero era un egoísta, un maldito egoísta, y, por desgracia, también- y sin saberlo- esa era mi misión: actuar como un egoísta, matar a mi hermano por egoísta y sufrir por mi egoísmo.

Pero si sólo fuese eso…

Haber detenido los juegos truculentos de mi papá le podría haber llevado a otro tipo de vida, si hubiese hecho lo mismo por Marco y por Rosita. Los diarios, los vecinos ¡todos comentaron la múltiple y secuencial masacre! mi papá mató a Marco al darse cuenta de lo que le hacía, que ¿qué hacía? le daba billetes falsos cuando vendía droga, cambiaba los verdaderos por los falsos, y no sé como, mi papá, quien no tiene esa vista de lince que muchos deben tener, supo la jugarreta y agarró una barra de metal y le partió los huesos mientras gritaba de dolor, agarró el machete y comenzó a partirle mientras vivía y estaba consciente, estado que no duró mucho. Luego de acabar de triturar su cuerpo, lo exhibió en la calle como si fuese un recordatorio para quienes intentasen engañarle. Eso habría quedado en el vacío de la mente de los vecinos- luego de una semana- de no ser porque se oyeron disparos, varios, varios disparos, y no quiero imaginarme que tan fuerte habría de sentirse, no quiero escindir más mi mente, así mi papá murió ¿cuál es la explicación? Mi papá se hizo tan poderoso- y sin saberlo- que ganó la envidia de muchos, y de la envidia al asesinato…

Por eso quiero desacatar mi misión en esta tierra, no quiero obedecer al sentido de la vida ni obedecer las misiones que tengo, así me cueste mil vidas más en este planeta. Por eso estoy con frío, con el frío que cocina la piel como si fuese ácido, frío serrano. Esperando que pueda quedar en el delirio y sentir que soy amamantado por mi madre antes de morir momentáneamente y no tan fugaz como cuando uno duerme. A ver si es que mis hermanos mayores puedan ser contagiados del dolor que uno puede percibir cuando ve el dolor ajeno.

- Mira, mamá- gritó un niño con vestidos andrajosos, miró el cuerpo de Rod y se acercó hacia él- comida- gritó de felicidad mientras articulaba sus entumecidos dedos.

Cuento: Nosotros fuimos niños.

Nosotros fuimos niños.

When I was young, it seemed that life was sowonderful, a miracle, oh it was beautiful,magical … And they showed me a world where Icould be so dependable, clinical, intellectual, cynical.

The Logical Song, Supertramp.

Se levantaron rápidamente. Tosieron varias veces por el agua que pasó cerca de sus fosas nasales, y luego resollaron lo más que pudieron, suspiraron mientras sintieron el agua que se almacenó en sus vestidos. Luján se quitó el suéter de alpaca que recibió como regalo de cumpleaños y lo exprimió con fuerza, Ortega se quitó la ropa y comenzó a repetir el acto que su gemelo hacía. Todavía estaba confundido por todo lo que pasó, sólo veinte minutos y toda la vida de sus alrededores había cambiado repentinamente… luego de exprimir su ropa, Ortega volvió a vestirse tonto, sácate la ropa comentario fuera de lugar bajo las circunstancias en las que se envolvieron- no sólo ellos.

Luján se quitó los destrozados zapatos y los dejó cerca de él, luego se quitó el pantalón y lo exprimió con mucha fuerza, lo mismo hizo con su polo, regalo que su tía de Lima le había hecho y ahora ¿qué hacemos? no sé, esperaremos ¿estás loco? mira lo que hicieron a los Mascaiua ¿los que viven lejos del pueblo? tenemos suerte que vivimos en un lugar alto. Ortega se acercó hacia Luján y le golpeó en la barbilla ¿suerte? ¿Suerte es ver animales incendiados y…?

Luján le devolvió el golpe con una sarta de puñetazos y patadas entre las piernas y la cabeza estamos vivos, estamos vivos y eso es lo que cuenta ¡y mamá! ¿Sabes qué hizo? Yo no entiendo lo que hizo, pensé que con el hacha destrozaría a los ¿Cómo se llaman? Vámonos, no importa como se llamen esos desgraciados, vámonos que nos pueden ver y nos… Cállate, podemos irnos ¡Claro! ¿A donde? Nosotros podríamos ir hacia ellos sin darnos cuenta si nos quedamos aquí, podrían hallarnos.

Luego oyeron el banauuuuuuuuupiopioauuuuuuuubangbang, onomatopeya corta donde las sílabas querían sobreponerse a las demás simultáneamente. Corrieron hacia la vegetación y la exploraron mientras se perdían en sus entrañas, cada árbol podía aparentar ser el cuerpo de un animal o de una persona. Cada hoja podía ser el paso de un animal que buscaba la comida, y eso lo sabían los gemelos ¡Recordé algo! Dilo, cerca de aquí está la tía Mercuria ¿Crees que nos quiere alojar? ¿Recuerdas cuando nos escapamos? tuvimos que volver a nuestras casas porque ella nos seguía para golpearnos, y no se cansaba a pesar del recorrido, ella está loca ¿Otra idea? No me importa, quiero salir de aquí.

Luján se quitó el zapato y lo lanzó en la cara de Ortega, quien recibió el impacto y embistió a su hermano, luego le golpeó en la barriga varias veces, pero Luján agarró sus piernas y le hizo caer mientras preparaba un manotazo sobre el pecho de Ortega, manotazo que fue cayó con fuerza e hizo que los dos llorasen. Luján porque ya tenía una herida en la mano, y el manotazo había hecho que se hiriese más, pero no tanto como el dolor que aguantó. Ortega porque estaba hastiado de sentir tanta violencia, mucha hambre y demasiado cansancio, además que recibió el golpe más fuerte que Luján le había dado en toda su vida.

Se quitaron las lágrimas y volvieron a pelearse mientras más lágrimas salían, y, a veces, las lágrimas se mezclaban con la sangre, y cuando uno veía más sangre, sentían más rabia de lo común, una tendencia extraña y heredada por su padre muérete ¡no! tú muérete ¡no! tú y los insultos llovían por todos lados. Se olvidaron de su situación, se olvidaron de su pasado: sólo sabían que tenían enemigos, un enemigo cada uno. Luján agarró el cuello de Ortega y le ahogó.

Segundos después de no sentir la fuerza de su desmayado hermano, soltó su cuerpo lentamente y limpió su rostro lleno de sangre que tenía por todos lados. Y con el mismo suéter que limpió su rostro, limpió el rostro de su hermano.

Bien, así no vamos a alguna parte, piensa Luján, piensa o nos moriremos ¿qué debes hacer? huir ¿a donde? lejos de los hombres fanáticos, de escopetas y machetes. Cubrió el pecho de su hermano con su suéter y besó su frente, luego agarró un palo y comenzó a alejarse del lugar mientras usaba el palo para hacer una línea sobre la húmeda tierra a ver, comida ¿dónde estás? no quiero jugar a las escondidas contigo ¿qué es eso? veamos ¿qué hoja es? por su sabor… coca ¡mi papá la usaba cuando era niño! pero alguien le dijo que estaba prohibido porque de eso se hacía la cocaína, que ¿qué es eso? ni me importa, pero a mi tata sí. Mi mamá- la corta puentes- dijo que no haga caso de las habladurías de los blanquitos y de los vecorreydile porque son ignorantes o malos, una de dos.

Pero los Cahuana, que tenían tantas llamas, vacas y terneras, fueron llenados de plomo al día siguiente, luego sus tierras comenzaron a quemarse, que ¿quiénes hicieron eso? unos sujetos extraños, que decían tontería y media, o al menos mi mamá decía eso de ellos, pero ¿qué hablaban? no lo supe del todo, mi mamá decía: hablar mal de la coca es estúpido, es malísimo no repetir lo que nuestros antepasados hacían, mi papá lo hizo, mi mamá lo hizo, y mi abuela también, así que no me vengan a hablar de hechos y de cosas como la coca es mala. Por eso mataron a esos hombres, que también hablaban de libertad contra el capitalismo y el gobierno que se casó con eso que ellos llaman dinero. Les atraparon, les sacaron la ropa y comenzaron a apalearles hasta que perdieron mucha sangre, luego pusieron clavos sobre sus manos y las golpearon para que no saliesen de la madera, que fue atravesada por los clavos; y las manos, por los clavos. Y así se murieron. Luego de estar muertos, les martillaron sus tobillos, les arrancaron las lenguas y les vaciaron los ojos ¿por qué? es una tradición que los antepasados usaron decenas de años atrás para evitar las venganzas después de muerto, o eso me dijo mamá. Bien ¿debo llevar esto o no? no pierdo si lo llevo, y ya estoy cansado, debo volver, hacia la derecha, luego sigo de frente, luego abajo, no recuerdo que tan entreverado haya estado esto ¿y ese árbol? allí está Ortega. Se acercó hacia su hermano, quien comenzaba a levantarse fui para buscar algo de comida, y no hallé más que hoja de coca ¿de qué nos servirá esa cosa? ¡ahora te hiciste el muy limeño! mal te hizo ir a Lima, donde te contagiaste de porquerías, tonto ¡no jodas, que estoy harto de tus reclamos! te quejas de Lima como si la conocieses, al menos, esos cerros huelen mejor que nuestra casa. Luján agarró una piedra y la estrelló contra la cara de Ortega, quien comenzó a sangrar más ¡hijo de puta! eso amargó a Luján más de lo que soportaba y volvió a estrellar la piedra varias veces, la chancó contra sus brazos, sus manos y su pecho. Ortega intentó levantarse, pero el dolor que sentía hizo que llorase e insultase a Luján, pero ya ni le importó, soltó la piedra y corrió lejos de su gemelo: se sentía una abominación.

Debemos irnos ya ¡papi! apresúrate ¡es tarde! Luján salió con una maleta negra y con un terno color verde jaspe ¡ya voy, mi Lucianita! abrió la puerta del coche y se sentó rápidamente. Hernst acariciaba su ordenador portátil, luego lo abrió y comenzó a escribir algunas palabras ¡vámonos ya! no se apresuren, Luciana, Hernst, primero, iremos al colegio de tu hermano ¡sí! ¡no! primero iremos a su colegio, está más cerca, luego iremos a tu colegio y yo me iré al Congreso, debo trabajar ¿y mamá? sabes que no siempre puede estar, ella… sí, sí, tiene que vigilar el país porque es la presidenta ¡qué aburrido! no es justo que no esté con nosotros todo el tiempo, más se la pasa cuidando a esos… ya, no te olvides que tu sangre tiene la mía, y yo soy cien por ciento serrano ¿ah? sí, pero mi piel es blanca y la tuya no, ja, te gané aquí no se trata de ganar o no, la piel nada tiene que ver con ser mejor o peor ¡eres igual que Lucho! dice las mismas cosas porque es serrano ¡y no sé por qué está en mi colegio, en mi clase y cerca de mi pupitre! llegamos, Hernst, quiero que te cuides ¿ya? sí, papi y no recibas los correos electrónicos de extraños sí, papi adiós.

Luján atravesó la avenida del Ejército, luego fue hacia Salaverry y se detuvo en una de las tantas cuadras que estaban embellecidas por la incompleta arboleda entre la maraña de edificios que se alimentaban de cemento cuídate ¿ya? ¿por qué lloras? me dijiste que tengo sangre serrana ¿y por eso lloras? no seas tontita y cálmate ¿de donde aprendiste eso? vete ya y besa a tu papi, que debe pagar las deudas está bien papi, ya no lloraré ¡pero nunca más me insinúes que soy hija de serrano o ni más vuelvo a hablar contigo! Luján siguió manejando su automóvil hasta llegar al Congreso, esa reliquia que libraba batallas contra el anacronismo de la modernidad, como el templo contra las estampitas hechas con tintas que atravesaban la fibra del papel ¿cómo le va? señor Luján bien, como siempre ¿cómo está la familia? como nunca, gracias ¿y nos darán el aumento que le dije? está en veremos, ya sabe como son los economistas cuando se pretende subir el sueldo. En ese momento, comenzó a sonar su teléfono móvil, subió y miró la pantalla y decía número desconocido ¿aló? entonces, era cierto ¿aló? hola Luján ¿quién es? Luján, Luján ¿cómo pudiste olvidarme? ¿o es que ya no reconoces a tu hermano cuando le oyes? apretó su teléfono móvil e hizo que fuese destrozado cuando impactó contra uno de los peldaños. Segundos después boooooooooooooooooooooooom, el humo y los gritos se fusionaron para traer el desorden que el humano crea ante el miedo y la sorpresa. Los gritos, que las damas y los heridos hicieron, crearon más pánico de lo debido… booooooooom, y cada paso parecía la explosión de las minas antipersonales. Luján se detuvo y comenzó a observar los heridos que gritaban por ayuda, los muertos que decoraban la escena- y golpeaba la mente humana hasta escindirla entre la cordura y la locura- con su roja laguna. Todos los guardianes estaban tan desconcertados que muchos se limitaron a mirar durante un minuto o dos. Luego reaccionaron de su letargo y actuaron como creyesen conveniente: sacar a los heridos, cargar a los muertos, llamar a los bomberos, a la prensa, esperar las órdenes de sus superiores. Dos minutos después, avizoró la llegada de varios helicópteros que se dirigían al Congreso- ¿los militares aquí? ¿es un golpe de estado? se preguntó Luján. Y mientras corría, vio como cada helicóptero se estrellaba en el edificio.

Hermano ¿me has olvidado? Tú no eres Ortega Luján, Luján ¿No te gustó como reventé el Congreso? Pues fue mi regalo, corrección, nuestro regalo de cumpleaños lárgate ¿Sólo eso me dices? Yo esperaba algo más de quien casi mata a su hermano ¡Fuimos niños! ¿Fuimos niños? Respuesta estúpida, pero muy cierta, fuimos niños y vivimos los momentos más ¡Cállate! No me gusta que alguien interrumpa mi diálogo, te digo que vivimos los momentos más extraños de nuestra vida.

¡Odiabas tu tierra! y me arrepiento de eso, sé que volverme limeño no me haría más persona, ni me hará más persona, pero ¡Mírate! eres un hijo bastardo de Lima, te sentaste como un perrito que hace malabares para que sea visto ¡Es mi esfuerzo, hice un sacrificio para llegar hasta donde estoy! ¿Sabes? Hace años masacraron a nuestra familia ¿Recuerdas cuando mamá cortó el puente? ¿Por qué me lo mencionas ahora? Para que entiendas que pasó cuando me abandonaste en ese lugar tan gélido y oscuro ¡Habla! Los camaradas vinieron para acabar con la idiotez de la población, contra cualquier elemento que pueda perjudicar el cuerpo ¿Recuerdas cuando varios hombres del pueblo masacraron a los otros?

Pues ellos fueron mis camaradas, fueron porque han muerto, pero yo me uní con ellos ¿Qué dices? Pero si ellos mataron a mamá eso mismo pensaría ahora de no ser porque actualmente sé lo que pasa, cuando mataron a los camaradas, el jefe decidió arrasar con el pueblo por el asesinato y porque no querían colaborar con la misión. Tuvimos suerte cuando nos dimos cuenta de su presencia, mi taita intentó detenerles mientras mamá iba armada con su ¿Cuchillo?

No lo recuerdo, y minutos después, mientras caminábamos sobre el puente, ella lo cortó ¿Por qué? Por la sencilla razón que si nosotros atravesábamos el puente, pudimos habernos encontrado con el otro grupo de camaradas que esperaban una señal, señal que no vieron en ese momento, y cuando supieron que mamá cortó el puente, los camaradas mataron a mamá entonces ¿Por qué te uniste a ellos? Vaya que eres tonto, no te desesperes. Estuvimos en ese lugar verdoso, donde había muchos árboles y poquísima comida, y entonces te fuiste para buscar comida, y cuando volviste, trajiste hojas de coca, y yo sentía una gran repulsión como ahora siento por ellas.

Después de pelearnos, me abandonaste, tú me habías abandonado ¡Si sigo atado, me dormiré sobre tu relato! Vaya que había pasado una noche en ese lugar, pero sentía una larga eternidad en ese mundo lleno de verdor falso, donde la vida se reduce a los insectos. Me encontré con los camaradas, hombres como nosotros, hijos olvidados que buscan una oportunidad en la sociedad ¿Cuál es tu punto si matan a los de la sociedad? Corrección, la sociedad mata por placer ¿O me dirás que masacrar inocentes es bueno? cuando se es de la sierra y llegas a Lima ¿Qué te dicen? Serrano, eres un serrano, un maldito serrano, apestas, aquí llegó el queso, vete a chacchar coca o lárgate guanaco ¿Eso no mata? Claro que sí, mata el alma, o ¿Cuántos no se han suicidado por lo que les dicen?

Y es ese precepto el que debe desaparecer, el racismo debe morir ahora ¡mataste a varias personas cuando esos helicópteros se desplomaron contra el Congreso! manito querido, sé que tú eres una diferencia en comparación con la mayoría de ociosos que se sientan cinco años para discutir sin hacer buenos planes, el pueblo les odia, y si no has muerto es porque necesitaba verte, pero si no quieres entender… tu esposa está buena ¿sabes? y tu hija es odiosa ¿crees que merece vivir? no te metas con mi familia ¿meterme con tu familia? no, como se te ocurre, puedo meterme con todo el mundo si se me antoja…

Te digo que estoy furioso por haberme abandonado, me abandonaste y eso nunca te lo perdonaré ¿Por eso? Si tanto te molestas por eso, venga, quiero que me perdones ¿Sabes? Tú odiabas Lima porque Lima me cambió, y para mal, pero ahora Lima te ha cambiado, te has corrompido por la hipocresía ¡Calla! Eres un resentido ¡Resentido! Sí, soy un resentido, tengo la vergüenza de mis antepasados al ver un país mediocre y no cambiarlo para bien, tengo ese resentimiento ¡Y si no quieres ayudarme, sabrás que es terror! Vete antes que te mate, lárgate y ve con tu familia, que Lima será un infierno Ortega ¿De verdad harás todo esto? Lo hago para derrocar la barbarie que inunda a este país pútrido por la desunión, la alienación y el racismo.

¡Vámonos! ¿De viaje? Hernst, no lleves más que lo esencial ¿es un paseo a Chilca? No ¿Iremos a Miami? Tampoco, nos largamos de este lugar ¿Y la casa? La tengo protegida contra robos y desgracias mayores, cualquier cosa que pase, el seguro nos lo cubrirá inmediatamente bien, pero no me quiero ir.

¡Irás sin replicar o te caerá! Nunca me habías amenazado disculpa, pero no es el momento para hablar de eso, lo que quiero es que estén bien, nada más ¿Qué pasa contigo? hay quienes desean vernos separados ¡Papá! ¿Quién nos separará? Tú eres fuerte gracias, pero eso no sirve contra ellos ¿Son más fuertes que tú? No es que sean fuertes, es que son poderosos, tienen a todo el mundo en la mira y no se detendrán para matarnos ¡Hernst! préstame el ordenador portátil, es urgente ¿Vas a llamar a mamá con eso? chico inteligente, muy bien, usaré los audífonos y mamá estará con nosotros dentro de unos minutos.

¡Luciana! No te muevas mucho papá, hay unos carros que nos han seguido desde que partimos ¿Cómo sabes eso? Porque los he visto todo el tiempo Luciana, Hernst, colóquense los cinturones de seguridad pero ¡Es una orden, carajo! no hablen y colóquense los cinturones nunca nos gritaste pero si usan pero, pero, pero ¿Qué puedo hacer?

Esos son los hombres que quieren vernos separados, y harán lo que sea por separarnos ¿Amor? Sí, soy yo, Luján ¿Has oído de la explosión en el Congreso? Escúchame, no vuelvas a Lima, te digo que no vengas a Lima, algo pasa en el país y nos quieren matar ¿No me crees? ¡Te digo que no me drogué! quieren sacarte del gobierno, han matado a muchos congresistas ¡Vuelve a otro lugar! ¡Amor! ¿Amor? ¡Responde! Papá ¿Qué mierda quieres? Por favor, no estés llorando, Hernst, cálmate ya ¡A ti no te importa lo que pasa! ¡Nos están siguiendo y tú nos insultas! ¿Y? Les pedí que usasen sus cinturones, tengo algo en mente, pero no se desabrochen o no vivirán, oh, no lloren por favor, escuchen, cuando diga tres, cerrarán sus ventanas.

¡Hernst! Enciende el papel ¡Luciana! Derrama el contenido de esa botella negra ¿Cuál? La que está cerca de tus pies, escúchenme, mientras yo conduzca el carro, Luciana dejará que el líquido salga, y antes de que se acabe el contenido, tú, Hernst, botarás el papel, pero ten cuidado con no golpear la botella con el papel ¿Entendieron? No, entonces haremos algo más fácil, lancen sus cosas, lo que sea, lo más pesado si es necesario ¿Nos quitaremos los cinturones? Sí ¡Papá!

¿Qué pasa? Y no me digas que no ye hablo bonito ¡El tren! ¿El tren? Gracias, pero ¿Qué…? Cállate… Ruuuum, lo logramos, pudimos evadir a los malos ¡Todavía no! Ellos son obstinados, no creo que quieran perdernos de vista tan fácilmente, pero ¿Saben que tengo unos hijos tan buenos que no me permitirán rendirme fácilmente? Son quienes me dan consuelo en estas circunstancias, me dan el ánimo cuando me aburro de lo que tengo, yo vivo gracias a mis hijos y nunca dejaré de quererles gracias papi, te queremos ya mucho sentimentalismo, el tren nos ayudó, estamos cerca del río Rímac, pero si hago una maniobra espectacular, llegaremos al aeropuerto lo más rápido que podemos, el aeropuerto Jorge Chávez es lo más cercano que tenemos, vamos a hacer el proceso de compra por internet ¿Qué marca? La que sea, menos Iberia ¿Y mamá? Cuando estemos en el aeropuerto, le llamaremos desde el ordenador, hasta entonces ¡Papá! Luciana ¿Qué pasa? Hay algunos que se acercan aquí ¡Y son cholos! a ver ¿Estás de acuerdo con usar ese acento tan despectivo cuando dices serrano o cholo? Por eso nos quieren matar, por esas frases de acomplejados, por tu conducta estamos como estamos, y debo ser el peor padre como para haberte criado así ¡No, papá! No eres malo ¡Cállate! Quiero que salgan con vida pero hay muchos carros ¡Luciana! Tienes razón, hay muchos carros ¿Qué haces? conduciendo como peruano, a ver si esto nos salva la vida…

¿Te gustó la incineración de tus hijos? Vamos, habla, que nada has dicho desde que tus hijos se hicieron polvo ¡CÁLLATE, ENFERMO MENTAL! Te digo que así no obtienes lo mejor, maten a su esposa, vamos a ver como las cámaras de televisión enfocan la noticia de mañana Malditos queman a la familia presidencial, será una bomba para las putas del gobierno de tu esposa, así que te digo que no pierdes mucho, tu familia, tu esposa, pero me tienes a mí, o ¿Es que no valgo lo suficiente? habla o tu esposa demorará en morir ¡MUÉRETE! Bien, tú, señor esposo, dijo que te matemos, Jalisco, trae los clavos, haremos una repetición de la crucifixión versión moderna ¡NO! Ay, que pena por tu esposa ¿No te gusta el trapo en tu boca? Es parte del vestido de tu hijo, a ver, ya saben, si no se deja, una puñalada al esposo ¿Quieres eso? ¿No? Entonces cálmate y se una buena crucificada, el clavo uno, golpéenlo, una, dos, tres aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaau, perfecto ¿Tienes algo que decir antes que tu esposa acabe como pavo de navidad? ¿No? Clavo dos, destrocen el metacarpo, o la mano, uno, dos, tres, aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaau, bien, báñenle en queroseno, haremos una nueva fogata, pero háganlo bien, alejen su cuerpo de aquí, quiero tener una entrevista de lujo con mi querido hermano, porque ¿Lo dije? Sí, él es mi hermano, mi gemelo, señoras y señores, este congresista pasará a la historia por ver como su familia se despedaza, porque cuando tu esposa sea incinerada, la partiré en pedacitos y los perros comerán sus restos aaaaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyaaaaaaawaaaaaaaaaaa ¿Lo oyes? Es el dulce suplicio de la muerte, de la amarga muerte que mi alma apenas pudo balbucear cuando me abandonaste, pero cuando todo esto acabe, la revolución habrá empezado y nunca más se volverá a repetir lo que me hiciste ¿Algo más que agregar? Si hiciste todo esto para hallarme y matar a mi familia lentamente, si levantaste un grupo de guerrilleros en son de una revolución llena de resentimiento, pues tu odio debe acabar ya con lo que más anhelas, y dime ¿Qué es lo que más anhelas? ¿Matarme o cumplir con tu revolución? Los ciudadanos te odian, tu mensaje atravesó la lógica y la has llevado al plano sentimental: tu odio levantó un grupúsculo asfixiado por su propia ignorancia y ahora reluce como algo corrompido, si tuviste una ideología, tu revanchismo la ha matado de la peor manera, y si te digo esto ¿Crees que serás mandatario de algo? La población te odiará sin importar cuantos mates, y es por eso que nunca serás reconocido como presidente porque los peruanos no te reconocen como una representación suya. Pero, lejos de lo que hayas hecho, si no te suena a palabras tópica y forzada a ser usada en este momento, quiero que me perdones ¿Algo más? No tolero tu sentimentalismo barato, estúpido y muy digno de lo estadounidense con sus películas sobre la patria que ellos pisotean con sus planes de idiotización de masas, traigan la pistola, no quiero oír una palabra tuya, y cuando recibió la pistola, se encañonó y apretó el gatillo.

Cuento: Ciudad Batalla.

Ciudad Batalla.

Cero aeme.

Los pescados danzan en el néctar del olivo hasta morir por corazón duro, o piel dura, la que sea. Con la muñeca moviéndose bajo la lisura, barnizó las carnes en llamas hasta lograr su sabor D’Galia. Con la risa idiota y el mandil ajado, Clarisa acabó de cocinar y vertió el contenido de la sartén sobre un plato rajado, cuyos fragmentos fueron a parar a la boca de una víctima suya, comensales.

Al acabar su ritual monótono, cierra los ojos y duerme para aguantar lo de hoy, que en suma sería mañana, pero se dice hoy porque ya son las 24 de la ¿Mañana? ¿Noche? No parecía noche, realmente. Musitó algunas letras del Grupo 5, contó 6 ovejas y despertó a las 7. Sus hijos entraron a la sala, el menor semidesnudo y el mayor en calzoncillos. Chilló para que se bañasen, ordenasen sus cuadernos y fuesen pronto a estudiar, que no en vano metió a su esposo en la cárcel por una trifulca de miles de connotaciones.

Revisando los cuadernos sucios y casi sin garrapatear, Camilo se quita la única prenda y va hacia el otro cuarto, húmedo e invadido de hongos que amenazan su paupérrima defensa llamada piel. Jaló la cuerda del pozo y sacó agua con escoria innombrable, humedeció su piel y usó una pastilla a modo de jabón, liberó la suciedad y se masturbó. En el transcurso entró Tamil, quien le miró anonadado. Siguió con su práctica y le lanzó agua. Gritó Tamil por la cuchillada hecha baldazo y fue ignorado. Salió sin toalla y regaló un bofetón a Tamil como regalo diario. Secó su piel y se vistió con sus harapos arrugados, metió el suéter del año tras antepasado en su mochila y metió su vaso sobre el cuaderno de Tamil.

– Tamil me dijo que le robaste sus panes.
– Tamil es un maricón, por mayoría de votos y porque es así.

Se calló y siguió cortando los panes, vestido suyo que saca el hilo y muestra el signo de mujer en su busto. Vio las caídas gotas derramadas sobre el cuaderno de Tamil, suspiró y pensó que enamorarse de un drogadicto, siendo meretriz, no era sólo estúpido, sino ingenuo. Códigos genéticos, historia de un zarrapastroso escritor y adivinación sin bola de cristal o magia. Acabó con el pan número treinta y lo guardó en la bolsa. Hirvió el agua y metió la quinua junto a otros menjunjes que imitaban falsamente al real, pero que ante el paladar engañaba gloriosamente. Tamil, mostrando elegancia, acabó de planchar su vestido y lustró sus zapatos, lavo sus manos e intentó sacar el vaso de su hermano para guardar sus cuadernos.

– Saca tu mano de allí.
– No jodas y lárgate.
– ¡Mamá!
– ¡Mamá! Camilo me pega porque soy gay. Marica.
– Cállate.
– Basta los dos. Deberías colocar tus cosas a tiempo, no fuera de la mochila.
– Pero si él sacó mis cuadernos para usarlos como papel higiénico.
– Pero ese es tú problema, no fuiste a comprar papel, así que necesité algunas cosas.
– Pero siempre es así.
– ¡Basta los dos! Tamil, toma tus precauciones si sabes que tu hermano jode. Y tú, Camilo, deja de molestar o…
– O el mariconazo de Tamil se quejará. Me voy.
– ¡Camilo, quédate que aún no he terminado!

Y con el viento formado por su salida, Camilo sacó un cigarro y lo metió entre sus dedos.



Tric-trac.

Con el ímpetu entre sus manos, Camilo desgarró la aorta de su oponente y pisoteó su rostro. Al entender lo ocurrido, su grupo y él le llevaron hacia el barranco y le tiraron hacia el muladar. Sonrientes, celebraron su victoria y sacaron más cigarrillos; otros, hojas de marihuana, paco y cocaína. Rieron y siguieron contando relatos absurdos de mujeres que aparecían en los sueños y te sacaban conejos en la pinga si es que le invocabas. La súcubo era la pareja ideal hasta que uno perdía la mente –como era normal a lo largo de los milenios –por ella y para ella. El relato murió con las sirenas de los policías. Cargaron sus cuadernos y entraron al colegio desde la pared blanca, zona de comercio ilegal (bombas molotov, condones con púas y fotografías pornográficas de niñas y adolescentes violadas) y rumor de los alumnos de segundo, hecho en alumnos de tercero, plaza en alumnos de cuarto y ciudad batalla en quinto. Se escabulleron entre escaleras roídas ante el tiempo, atropellaron a media decena de alumnos y piropearon a docenas de alumnas.

– Le sacaste la mierda –dijo uno de ellos. Camilo sonrió.


Al finalizar su garrapateo, Tamil oyó los resquicios de la clase de profesora y sueño al mismo tiempo. Venció el sopor y siguió oyendo los accidentes de tránsito son ocasionados por los errores gramaticales, roles actanciales o la llegada de Estados Unidos a Lima, conquistada y sitiada (sólo en mente) por la parafernalia de lo cultural. A la hora de recreo, jaló la cremallera de su mochila y sacó una bolsa con dos panes, una botella de emoliente y una cuchilla. Una de sus compañeras lo vio y chilló. Sorprendido por tener el arma de su hermano, lo ocultó rápidamente. La T-rex que tenía por maestra le revolvió sus pertenencias hasta hallar el arma, la confiscó y llamó al auxiliar para que fuese al salón de Dirección.

– No es posible –comentó el auxiliar –nunca hizo problemas.
– También lo sé –dijo la profesora, miró al lloroso niño y suspiró –por eso quiero llamar a su madre.

Al salir, Tamil oyó las burlas de sus compañeros.

– ¿Camilo Orteaga? Ya veo. Ve al 501 y llámale.

El auxiliar salió del salón y miró rápidamente la languidez impresa en la faz ajena. Tamil cerró los ojos y trató de concentrarse en lo que diría en el colegio, en la casa y ante Camilo. Al llegar, más se asemejaba a un reo que a alumno.

– ¿Es Camilo Orteaga?
– Depende.
– ¿Cómo que depende?
– Mis amigos me llaman El Llama.
– No me interesan sus alias. Cuando Tamil abrió su mochila, le encontraron una cuchilla. Y ya sabe a lo que me refiero.
– No, no sé si Tamil se hizo pandillero, ese no es problema mío.
– ¡No, señor Camilo! Yo le confisqué a usted esa misma arma la semana pasada, y desapareció. No pueden existir dos creaciones rústicas de la misma manera.
– ¿Y por qué no?
– Porque perforé ligeramente el mango, y dice confiscado.
– …
– No tienes palabras ¿Verdad? Y eso no basta, porque sé que has peleado y dañado a tus compañeros Calígula y Romero.
– Si cree en esos soplones.
– No les creí palabra alguna: Yo te vi peleando.
– ¿Y tanto problema se hace por un cuchillo que no dañó?
– ¡No sea insolente! Crea armas, las usa y luego las deja en la mochila de su hermano. Con esto está expulsado del colegio. Y porque sé que sería lo mismo sin esta otra medida: ni vos se acercará aquí. Sus amigotes, que en realidad son pandilleros, hacen su vida ¿No? Puede irse.

Antes de retirarse, Camilo sacó otro cuchillo y pegó con el mango en la cabeza de Tamil, quien no lo necesitó para llorar otra vez.



– Tengo que irme, Tamil.
– Espérame Tod, llévate mis cuadernos. Camilo los rompe.
– Pero ¿Hiciste la tarea?
– Ya, casi acabo. Por eso me demoro.

Acabó la última suma y metió los cuadernos en la mochila de Tod. Sacó unas monedas y le pagó por el servicio. Al llegar a casa, Camilo estaba reunido con seis compañeros más. Murmuraron algunas palabras y cada uno sacó una cuchilla. Todas estaban humedecidas de sangre, pero el terror venía del rostro, totalmente desecho por el cúmulo de drogas entre venas.

– ¿Qué pasa? Sólo sacábamos nuestros juguetes.
– Mamá te ordenó ni siquiera mencionar sus nombres.
– ¿Mamá? Ah, bueno… Ella jodió tanto al no darme dinero, bueno, uno nunca se contenta con lo que tiene, este… ¿Quieres probar carne humana? Y mejor si se llama…
– …Mamá.
– Sí. La mother. Ahora cada uno tiene su juguetito, nuevo. Y también tienes uno –lanzó el arma, la que cayó atravesando su mochila –porque eso sí, no perdonaré tu soplonería. Aquí se acabó todo. Sólo tú y yo.
– No quiero pelear.
– No quiero pelear… Rosquete, eso eres. Soplón maricón. Pelea.

Percibiendo aire enrarecido, Tamil agarró el arma y miró fijamente a su hermano, cuya sonrisa se desencajó, más humano y alegre. Al alzar su cuchillo, Camilo le desarmó con un golpe hacia la mano. Pero cuando el cuchillo giró en el aire y el mayor se movió para atacar, la hoja entró en su nuca y cortó el único anexo que tenía por vida, aunque fuese material.

Aún en shock, Tamil gritó y los seis adolescentes escaparon.

Cuento: ¡Cazador!

¡Cazador!

Con su escopeta, Orrot siguió viendo al anciano. Se arrodilló por el dolor y no creía que un simple anciano acabaría con el pedazo de vida que ostentó. Ni siquiera en sueños.

Salió a cazar como le era costumbre. Un hacha en el hombro, balas y su fiel arma. Para obtener madera, andaba descuidado y cantaba a la tierra, al tiempo, a la vegetación. Pero caminaba cuidadosamente si cazaba, sus ojos se movían hasta obtener la radiografía del lugar, un venado era mensual y ya era hora, ya era hora. Su experiencia en la vida de bosque, indispensable a todas luces. Aprendió a leer huellas y heces, el significado del musgo y como predecir el clima con nimbos. Se divertía viendo estrellas y haciendo ladrillos para sus chimeneas porque los últimos veinte años el frío aparecía en verano, y el invierno era más que polar, casi plutónico.

– El río se desbordó –comentó fríamente. Metió la madera hacia su cabaña y volvió a salir. Suspiró por novena vez y creyó oír la voz de Sándor – ¿Estás aquí? –las ardillas escaparon. Orrot maldijo su pérdida de vigor y siguió caminando.

Su escopeta era la única arma que tenía –porque el hacha no la consideraba como tal– y la que fabricó, graduación de balas, aumento o disminución de la velocidad. Si cazaba perdices, graduaba los orificios a 1, cuando el límite es 40. Sólo una división para los números 5 y 20: 5A, 5B, 20A, 20B y 20C. Tenían explosivos que dañaba al animal. Como las aves más grandes o venados. Si el animal era grande, sólo quedaba usar el número 30. Desde el 31 hasta el 40 lo vetó moralmente por su capacidad de destrucción.

– ¿Estás aquí, Sándor? –oyó el andar de pies desnudos, movimiento, ramas y hojas caídas. Sabía como andaban los monos, y eso jamás sería uno. Con rapidez se subió y olisqueó los efluvios de quien lo haya pisado. Esbozó una sonrisa y siguió el rastro.
– Sí, estoy aquí –decía Sándor mientras bailaba tontamente. La lluvia mojó su pecho y se deslizó. Orrot caminaba con su hacha, Sándor le miraba y oyó el trac de la madera, el hacha y trac-trac. El tronco cayó donde quiso, gracias a su complejo modelo de máquina de cuerdas, sólo jaló el cordón rojo y el tronco andaba junto con Sándor, quien reía sin parar. Al llegar al frontis de su casa, Sándor se quitó la camisa y la exprimió. Volvió a colocársela y le ayudó a resguardarla de la lluvia.
– ¿Quieres café? –ni siquiera necesitaba preguntar, pero sólo era cortesía. El agua hervía con placer, alejó la tetera de la chimenea junto con el trípode y vertió su contenido en dos tazas. Molió el café que tostó ante el sol y lo introdujo en la taza. Añadió azúcar, nuevo descubrimiento de Sándor desde que apareció. Luego añadió leche hasta llenar la taza y bebieron.
– Dulcísima –comentó Sándor, sacó dos tabletas de chocolate y le entregó una.
– Las cosas que los humanos hacen –comentó, abrió dificultosamente el paquete y mordió el chocolate –nada mal.
– Los humanos hacen cosas… Pelean, ríen –acabó su café y sonrió –otros tienen la vida… Fácil.
– Esto no es fácil, Sándor –musitó Orrot, el niño asintió y cerró sus ojos. Le llevó hacia el mueble más cercano a la chimenea y le puso una manta. Fue hacia el cuarto y se metió dentro de su cama, ya sin calefacción.

Pero no estaba, y lo sabía tan bien.

– ¿A dónde vamos? –preguntó Sándor, agarró el hacha y cortó la corteza del tronco hasta lograr tener un tallado de rostro.
– No sé, pero cazaremos –respondió Orrot. Sándor mostró el corte, sonrió el hombre y acarició los cabellos abultados del niño, lleno de alimañas.

Olisqueó las huellas y las acarició. Caminó durante media hora ochocientos metros. Sándor le parodió, borrando los vestigios. Alzó la mano y detuvo el movimiento del niño, quien también alzó la mano. Apuntó su calibrada arma y disparó hacia el cuello de un animal. Sándor corrió hacia el animal moribundo y lo abrazó hasta romper el cuello.

– Uf, pesa –comentó Sándor, Orrot alzó al ciervo de sus cornamentas y cargó su cuerpo sobre sus hombros –eres muy fuerte.
– No –jadeó Orrot mientras caminaba –sólo es práctica.

Al regresar, desolló al animal y lo seccionó. El niño jugaba con las largas cornamentas, ramas encogidas de árbol. Comieron y durmieron luego de dos horas y media… Dos horas y media de espera, porque aún Orrot creía oír a Sándor, hasta los efluvios eran creados por la mente del anciano. La voz de Sándor, sus pisadas y su aroma le obligó a salir.

– ¿Por qué escapaste de tu casa? –preguntó Orrot luego de cortar otro árbol, Sándor le miró fijamente y parpadeó, cubriendo sus ojos rojos, los que evocaban a la roja luna y los brillos marcianos.
– Jugaron los soldados con mi familia –contestó Sándor fríamente, luego sonrió y gritó –bum, bum y bum, que saquen al espía, tratratratra, ¡Ah, no quieren! Más tratratá, y que no queden sin su bum y más bum, bum. Eh, Lila, Sándor ¿Dónde están? Y más tratratratra. Fuuuuuuuuuuuuuuuu, nada, herida, sangre, pero más sangre que nada, secciones desmembradas, como el hacha a tu víctima. No quedó nada, excepto Lila y yo.
– ¿Y qué pasó con Lila?
– Escapamos de casa, pero pisó en tierra maldita y explotó –declaró Sándor –no creí hasta donde puede reducirse el cuerpo, ni siquiera quedaron los zapatos, pero tengo sus aretes colgados ¿Los ve? Y el collar de mi padre, está bien lindo ¿No? Y el anillo de mamá, que brilla en la noche con un rojo intenso como mis ojos. Ellos viven, lo sé. Lila podrá explotar miles de veces, pero vive.
– ¿De donde viniste?
– No recuerdo el nombre, pero mejor hay que llamarlo Tra, porque es lo más frecuente, y su capital Bum, porque es lo segundo más importante que se oye. No sé el sonido de la tierra maldita, porque me hace sangrar, lo sé porque estuve cerca de Lila y la tierra me expulsó, mis piernas ardían. Pero mis oídos perdieron fuerza, ya casi no escucho.
– Por aquí hay un río, cuyas aguas son deliciosas ¿Te gustaría ir?
– Ya, y ¿Qué animales están allí?
– Te imaginarás que muchos, pero no.

Tras respirar el polvo, colinas desoladas de vegetación y una caída que les llevó hacia el llano, kilómetros de lejanía hacia un mundo surreal, la voz de un coro adormeció el cerebro y la sensación de sueño murió en Sándor y Orrot. Cuando el viento sopló, hojas doradas golpearon los brazos del niño, quien se cubría por el ventarrón. El sol estaba más cerca de lo normal, una esfera en el pináculo de un altar: la vida. Entraron hacia una arboleda, siguieron un sendero invisible y luego de media hora, Sándor oyó la caída del agua.

– ¿Oyes? Ellos están cantando.
– ¿Quienes?
– Todos…

Ignorando el significado, el niño captó el sonido y las imágenes que vio en ese momento cambiaron por lazos amarillos, verdes, negros y rojos. Se movió hacia la fuente del sonido, pero sólo vio imitaciones en miniatura de cometas etéreos que giraban alrededor de una vara negra con letras rojas:

Nous sommes du soleil,
We love when we play,
We love when we play.

– ¿Dónde está el río?
– ¿No lo ves?

Al señalarlo, la tierra se movió hasta formar una gruta. En la oscuridad de la construcción, nació un hilillo de agua, y pronto toneladas de agua fueron expulsadas de allí. Pero al tocar el suelo, las aguas se elevaron e inundaron los cuerpos de ambos. Súbitamente, un ciclón nació desde lo más profundo de la tierra y les atrapó.

– Menudo viaje –comentó Sándor mientras exprimía su ropa. Regresaron hacia la casa y ambos sentían frío, pero también estaban relajados –nunca creí que fuese tan…
– Extraño, sí que lo es. Pero de eso se trata.

A la semana siguiente, los dos perseguían un jabalí. El animal bruscamente cambió su rumbo y la bala se alojó en su lomo. Aceleró y avanzó a pesar de sus heridas. Orrot graduó su escopeta y cambió las balas. Después de sentir una sacudida, apretó el gatillo (otra gran sacudida sintió) e inmediatamente sus oídos sangraron por los decibeles. Al abrir los ojos, la pólvora hizo una cortina espesa que le impidió ver del todo, pero oyó el último quejido del animal.

– ¡Orrot!–musitó Sándor –¿Quién apagó las luces?
– Nadie… Yo jamás puedo apagar luces.
– ¡Hace frío! Demasiado, y duele.

El cazador repelió los vestigios de la pólvora y vio el cuerpo unido al tronco de un manzano. Resolló y acarició la mano de Sándor, la que se separó de la muñeca.

– No, Orrot.
– Sándor…

La escopeta estaba fundida y apenas había sentido que su mano ya le era inútil por la quemadura… Desde hace años. Porque cuando Orrot oyó la voz de Sándor (la que viajaba a través del viento) y le siguió, llegó al punto muerto, donde el jabalí acabó seccionado en trozos. El reflejo del agua le disparó y se había materializado cerca del árbol. La marca de Sándor era indeleble, y Orrot supo que su reflejo o, en su defecto, el pasado, le había matado indudablemente.

Cuento: Microbio.

Microbio.

We see that hate destroys the soul
Of anyone who tries to teach it.

Homeworld. Yes.

Con la séptima bala supo que ya había acabado con su vida. La moto le esperaba, el conductor también. Huyó y jugueteó con un relicario rojo cobrizo, suyo desde su confiscación. Regresó a casa de R.E.M., cuyo ojo de vidrio jamás mostraba menos vida que el otro.

– R.E.M. dice si acabaste.
– Ya está.

Le entregó un paquete de billetes. Sin vida, sonrió y los metió dentro de sus bolsillos. R.E.M. sacó otra fotografía, su compinche se la dio al sicario, quien silbó.

– Conozco al tío.
– Mejor para ti.
– Son mil más.
– Tráeme su cabeza, entonces.

Llegó a su casa, besó a su madre y se durmió. Al despertarse, metió una chaveta dentro de sus pantalones y salió de ella mientras jugueteaba con una peonza de madera. Se juntó con los niños y les vio jugar, alzaba la mirada para ver si Tartufo salía, porque sabía que si salía, nunca habría hora de llegada. Luego de media hora, Tartufo salió con una niña, quien abandonó el hogar fugazmente. Enfurecido, mordió su mano hasta sentir baba roja. Súbitamente, una peonza impactó contra su nariz.

– Disculpa.

Ignoró la frase, de hecho perdió la concentración y casi le rebana en secciones, pero juró que lo haría ni bien acabase con su trabajo. La moto que usó tenía unas marcas únicas, algo que sabía el sicario con precisión. A los tres minutos, fue al noveno piso de la quinta y con sus binoculares siguió la ruta de Tartufo. Sólo quería cerciorarse si su víctima sufría o no premoniciones. Siguió el trayecto del adulto y llegó a las 1, esperó hasta las 9, momento donde dos varones y una mujer, los tres menores de trece años, salieron del local. Ya había pinchado sus neumáticos, sólo había que ver la sensación de miedo cuando las cosas jamás salían como quería. Y es que él se sentía desprotegido contra aquel que se metiese con él porque era Il Divo, hacerlo constituía un acto contra natura. El sicario le saludó, parló con Tartufo, quien aún estaba en tensión. Socavó las intensiones tras los ojos de la víctima, quien ya le había hecho su vida a cuadritos tantas veces, como a tantos niños. Cuando obtuvo sus repuestos, el sicario extrajo su arma mientras Il Divo cargaba su revólver, disparó e impactó con la hoja. Rebotó la bala y cercenó el cuello de su víctima, quien aún vivía. Trozó sus miembros y al final desgarró sus cuerdas vocales. Cargó el miembro con su mano izquierda y caminó hacia la casa de R.E.M., al llegar lanzó la cabeza como una peonza y rió.

– Nada mal. Los papeles…

Recibió otro paquete más grueso que el anterior. Salió de la casa y fue a la suya. Cenó con su madre, golpearon la puerta súbitamente. Pero para él no significaba más que trabajo, trabajo ajeno, no suyo. Si no se retiraba, tendría que rebanar más cuellos. Cuando salió por la puerta falsa, juró que oía gemidos del amante casual de su madre. Alzó la mirada de su casa, decadencia barroca al estilo narco. Debía ir al hospital para mañana, pero no perdía yéndose ahora.

– Caja.
– ¿Paciente?
– Nicomedes de la Mata.
– Siempre paga al día, lástima que su padre siempre esté ocupado.
– Lástima…

La mar de personas cubría el gigantesco pasillo, todos esperando el bus de la Morgue o hallando una esperanza de agonía llamada parodia de vida. Entró al ascensor y subió varios pisos. Al detenerse, miró escenas de humanos caminando sin saber que hacían allí. Los médicos parlamentaban alegres con enfermeras, quienes rechazaban sutilmente el noviazgo. Vio las bancas de pacientes con mirada de huaco retrato y rió para sus adentros, entró al 391 y vio varias máquinas con tubos de ciudad congestionada, embotellamiento eterno y sin vista a la luz.

– Viniste.

La irregular máquina transportaba sangre. Sintió asco al ver el catéter en su cuello, ni se fijó si había más catéteres, porque acabaría siendo víctima de algo, y él deseaba ser víctima de la nada, no de un sentimiento. Nicomedes agarró la mano de su hermano y la estrechó con debilidad. El sicario besó su mano y suspiró levemente, resolló y rascó su cabeza.

– ¿Te tratan bien?
– Sí, pero me aburro.
– Tal vez te traiga un Nientiendo DS.
– No se dice así, es un Noentiendo DS.
– Como carajo se diga, pero te lo traigo.
– ¿Y si no me dejan tenerlo?
– Dime que doctorcito fue para que le plomee ¿Vale?
– Ja, dices cosas graciosas.

Salió del cuarto, aún con el relicario do se alojaba una fotografía de su hermano. Al regresar a casa, las hojas revueltas y tiradas le dieron asco. Oyó el grito de su madre y caminó silenciosamente hacia el inicio. Dos jóvenes le desnudaban mientras un tercero le apuntaba con su revólver. Lanzó su chaveta mientras disparó hacia los dos jóvenes que intervenían, escapó de casa y luego regresó sin sus armas, tranquilo y apacible.

– ¿Qué pasó?
– Hijos de puta, esos sicarios no nos dejan en paz. Ten cuidado con ellos.
– ¿Quién los remató?
– Ni sé, que me importa. Pero me salvó de una buena.
– Yo los saco.

Lanzó los cuerpos hacia el muladar, donde los perros ansiaban el almuerzo del mes, y tal vez del siguiente. Reconoció a todos: eran sus compañeros y sentía odio hacia quienes les hubiese mandado. R.E.M. sólo podía haber hecho eso, pero (y sólo creía en eso) si él hubiese muerto, otro había tomado control. Si no era Filo, tal vez Pólvora o Tricky. Todos eran sus enemigos, menos R.E.M. porque tuvo millones de oportunidades para liquidarle, y tan buen trabajo estaba haciendo que sintió indignación creer que por eficaz le hiciese una perrada de ese tipo.

– Ve a jugar.

Desenterró sus armas, las ocultó y siguió caminando. No sentía que su madre estuviese segura, debía espiarle a toda costa o vendrían más sicarios, y si él no defendía a su madre, jamás lo haría otro… Excepto Enoch. Sacó seis billetes y fue hacia su casa.

– Me ficharon.
– Ah, es que R.E.M. ha muerto.
– ¿Qué pasó?
– Por viejo, nada más.
– ¿Y quien fue el cabrón que me mandó a dar vuelta?
– El Tricky, el Filo y el Pólvora, ahora son curacas nuestros.
– A la mierda los tres, me cago en ellos.
– Mira, zafa de aquí o también me darán vuelta, chiquillo.
– Toma –sacó no sólo los seis billetes, sino todos –métete y encámate con mi madre, si quieres. Pero no permitas que se quede, sácale de aquí.

Sonrió Enoch. Metió los billetes dentro y silbó.

– ¿Quieres jugar con ellos?
– Tricky es camote, no cuenta. Filo si es peligroso, armado. Y Pólvora vale caca, pero cuando se raya, no cree en nadie. Si me los tumbo, porque sé que puedo, te doy mi casa, total, la de R.E.M. sería genial.

Alzó su arma y disparó a quemarropa desde la puerta. La ventana fue destrozada, pero se oyeron gritos por todos lados. Los ciudadanos corrieron en búsqueda de sus familiares, los metieron a sus casas y se quedaron congelados por lo que vendría, porque meterse con Los Curacas era más que un genocidio en uno mismo, que valdría a miles de suicidios. Enoch suspiró y sacó su lanzador de granadas.

– Nunca salgas de casa sin uno –le comentó.

Al día siguiente, acabó con el último hombre en contra suyo. Enoch le cuidaba y miraba atento cualquier acto de sedición. Sus palabras hicieron de la fidelidad por parte de los otros sicarios ley. Sonó el teléfono móvil y contestó.

– ¡Muchachito insolente! ¿Por qué no has ido a casa?
– Porque…
– Porque nada, tienes 10 años y sales como si nada. Vienen los narcos y tú te atreves a chivatear, carajo. Regresa a casa inmediatamente.
– Ya, mami.

Ojalá hubiese oído el reproche de su madre, quien le daría a palazos, como lo hacía su padrastro (quien murió a culetazos) cada vez que salía a mirar la calle. Los dulces senos de su madre le recibirían mientras repartía nalgadas con los palos. Porque cuando Microbio alzó la mirada tras la ventana, era inevitable ver el cráter que tenía por vecindario. Y la otrora construcción rococó narco era un estorbo para el nuevo edificio, copia del cuerpo de su madre.

Cuento: Pillfreak.

Pillfreak.

Thompson sacó la penúltima píldora de su bolsillo y caminó durante tres minutos hacia Sorrow Street. Durante ocho minutos más esperó por el bus de Kräutressive Station, sacó otra píldora y rememoró súbitas imágenes difusas. Las metió dentro de su baúl maniacodepresivo y subió las gradas una y otra vez. Pagó su pasaje y bruscamente ocupó un asiento.

– Criminal, criminal, Hideputa criminal.
– Bah.
– Criminal, criminal.

Al llegar a Baux Street, entró a la farmacia y pidió su Synchro mediante la receta. La farmacóloga le miró avergonzada y entregó el producto. Borró al Criminal, criminal y pagó su coste. Luego de cruzar Rice Avenue y Duce Downtown, tras la línea negra que le llevó hacia Vovodoo Park y Lismark Street, entró a una casa de luces verdes fantasmagóricas, cuya oscuridad velaba rostros infantiles y mutilados por una agresión que va más allá de las palabras. Oyó a Patterson, quien le sonrió al verle.

– Nuevas adquisiciones. Dos mangas, tres monas y dos…
– ¿Tienes algo nuevo?
– Ya te lo dije, mangas, monas y…
– Un nuevo sabor.
– Nones, ve al otro barrio. Duncan Avenue. Pero te costará más, los azules jamás cobran barato.
– Mejor no, esperaré hasta mañana por ello. Una mona.
– Nueve años. Nunca la verás ni en el día por negra.

Entró hacia un gran cuarto, pobremente decorado en cuanto a luz y adornos que hubiesen dado un efecto más macabro. Patterson le llevó hacia la cama más lejana y miró a la niña. Sus ojos se desenfocaron del susto y mataron la poquísima esperanza de no ser molestada en su sueño, autocompasión sin fin y cuchilladas sin hojas férreas…

– Las piernas, ahora.

Patterson rió. La niña intentó huir mientras otras coetáneas también sufrían lo que tarde o temprano sufrió. Una cuerda bien atada le impidió moverse más allá de lo permitido. Patterson sacó una vara y le fustigó cuatro veces en las piernas, abrazó las patas de la cama y lloró.

– Así son todas.

Luego de salir del antro, compró más pastillas tipo Radical. Las guardó y regresó a casa. Redactó varios panfletos acerca de los poemas, la teoría de la vida cual peonza, la metáfora de las esquinas, el fin de los esquimales, un dato no real, pero lejos de lo irreal, acerca de los militares que enseñan un signo y ascienden sobre las notas y el esfuerzo de sus compañeros lejos de ese mundo. Las masticó dentro de su cama y durmió luego de diez minutos.

Al despertarse, su resaca comenzaba a crear estragos en su cuerpo: irritación extrema, pérdida de la coloración normal, desplome de los cabellos, ojos acromáticos y, en última instancia, desaparición de las huellas digitales. Revisó el calendario y supo que había dormido una semana y estaba tan deshidratado que su piel estaba arrugadísima y la cuenca de sus ojos imitaba a los puquios, los mismos que le dieron vida en Toval, su pueblo. Tragó dos litros y medio de agua mineralizada, acabó con las poblaciones de alimentos en su refrigeradora y suspiró.

– Sin el puto gobierno, sería más mierda.

Sacó su tarjeta, tomó lo que le quedaba de dinero y fue a sacar dinero del banco. Cobró todo el dinero y gastó parcialmente en comida, pastillas y pagó sus deudas. Le molestaba lo barato del internet y el teléfono, que realmente no era tan necesario como la comida, que cada día inflaba su precio hasta los límites poco sospechados. Entró a un cuchitril en Wall Avenue y se masturbó, sin éxito. Un joven mendigo le imitó y se rió en su cara al lograrlo. Sacó su pistola (con un silenciador y cubierto con una bolsa de plástico) y le disparó a quemarropa, como en los viejos tiempos.

Llegó hacia Duncan Avenue mediante el metro, buscó a Lolo, un sureño (más allá de Texas, lejísimos del Caribe y más allá del canal de Panamá, antes de la Tierra Madre de Fuego y sobre Chile) con la mirada pícara y los ojos como zafiros recién pulidos. Le recibió y pidió dos personas, jóvenes en su mayoría. Cien dólares, por si vienen a joder los azules, ¡Qué va! Ni creas, son jodidos, maricas cacaneros, se les rompe la mano con trescientos a más, ni sabes las batidas que hacen. Pero si hasta el mismo gobernador entró una vez, congelados nos quedamos ¿Qué sí? Servicio gratuito, y quisimos grabarle, pero nos jodió con sus imanes, él sí sabe que hacer, tremendos imanes que se trajo. Eran casi como un blinblin, malogró laptop, grabadora, cámaras, todo. Piña pues. Y desde ese momento los azules no nos joden tanto, y sus tarifas de sobornos están bajos, aunque trescientos parezcan mucho. Por cierto ¿Tienes algo nuevo? Sí, compatriota nuestro es, de Cajamarca. Parece emo ¿Por? Se ha intentado suicidar, nadie le quiere, siempre está deprimido ¿Y si me lo llevo? ¿Qué, qué? Mierda, nos costó tener uno, si hasta los clientes se quejan porque no para de quejarse, no, no es por el orto, sino porque sólo musita que quiere morir, y ya le hemos amenazado, ya le cayó palo, y se adaptó a ello. No le tiene miedo a morir o parecido, más bien lo busca. Carajo, que habrá visto. Nada que yo sepa, si quieres llevártelo, habla con Croc, que usó sus contactos, unos marines graduados hace seis años. Quiero verle. No sólo parece emo, porque a primera vista parece hembra. Sólo hay que bajarle el pantalón y… Ya, pero ¿La hace o no la hace? Sí, según Croc. Sólo es paciencia, culo de oro ¿Y? Tiene algo que no se qué, pero habrá que tratar con él. Oye, chibolo ¿Cómo te llamas? ¿No has oído? ¡Habla! No importa, es una cosa, no vale, toma, el sabor de la carne es único. Mierda, mis pastillas. Un Viagra no me hará daño. Rico culo, nada mal. Pero no jadeas ni te quejas ¿Qué eres como para ser insensible? Chilla, quéjate, haz algo, pero no puede ser que seas frío, insistiré. Me voy. Lolo, de verdad que deberías darle a punta de patadas, ese chibolo es un monstruo. Oh, se levantó el niño. No soy un monstruo. Pues compórtate como tal, mierda. Haz lo que se te dice o te irá peor, y te doy bienvenida al club de los sidosos, porque ahora la pasará, si no mal, peor, por cierto ¿Por qué tantas pastillas? Esta, para levantar mi moral. Levantar moral ¿Eh? Sólo mírale y haz que tu moral suba. Indio de mierda, quiero que llores como debe ser, quéjate o te reviento a patadas, llora, llora, asesino, mataste a papá. Asesino. Cállate, carajo. Mira, no sangra y ya le aplastaste el tabique. Vaya, pago por el niño y ya estropean su rostro ¿Qué les pasa? Croc, el nuevo es demasiado pasivo, no grita, no se queja, nada. Se lo quiere llevar ¿Qué? Sí, si tanto dolor de cabeza te causa. Ocho mil ahora, tres mil mensuales hasta fin de año y ya es tuyo completamente. Ya, me sobra la plata. Por cierto ¿Puede entendernos? No, nunca le he visto murmurar o insultar en inglés. Chibolo, tú le perteneces totalmente. No, jamás me llevarán ante él, el asesino jamás ¡Asesino! ¿Por dónde él asesino es? Mi papá… Chitón y ven conmigo. Por cierto, no te olvides de su pantalla lisérgica, una vez al día, antes de dormir.

Agonía ajena, más allá de los pasos de mi mentor, de los jadeos que emiten algunos coetáneos, efluvios que rebanan la misericordia y la simple palabreja: inocencia. Acaso ser niño vale menos que un pedo, ocho leros o la frase ilógica de cualquier petiso. Una áspera mano llevaba su brazo férreamente, a pesar de mis pataleos y tres cargas en mi haber. Es un cambalache entre monedas y objeto, la dulzura de ser más que un grano de arena no es confortable, sino amargura a ultranza. Si mi papá supiese me he encamado con su enemigo me desterraría ¡Un paria! Como si lo necesitase más que una madre –la mía, en este caso– asesinada tiempo después. Luego vagabundeando como malabarista, como funámbulo y una joya del circo La Serna. Con su miren a la última maravilla de ”oriente”, Bernard Simon, y subía cuerdas, mis piruetas eran las máximas, y apunto de caerme, un gancho me sostenía, hacía un salto mortal y regresaba a duras penas. Ahora todo se fue al carajo por los azules que nos pidieron no se qué carnet.

Al tacho.

Luego buscaron un padre, o mi madre. Y dale que no tengo ¿Ah no tienes? Y me llevan al Inabif, que vaya con la tía, y la tía no sólo me ve como estorbo, sino que debo mantenerle. Ah, como si realmente estuviese en mis cabales serviciales. Regresé a la casa de Judith, esposa del cirquero, y lo más crudo que he visto me regresa a las frases de mi madre cuando decía que papá estaba muerto. Pero él me hizo ver como mataban una persona, lo trajo en un cassette y lo vimos: Esto es morirse. Ahogados, descuartizados, envenenados, muerte natural, explosiones, arrollados, atropellados (los fragmentos del cuerpo se asemejaban al lomo saltado que tanto amé hasta ver esa cosa), electrocutados y quemados. Y mi papá ¿Cómo habrá muerto? Si habré de recordar a balazos, sería una muy lenta, o rápida. Asesinados, una cruz que rebanó los senos, múltiples cortes en toda la piel. El hombre sin órganos y hecho huesos más músculos. Hallé una pelota de carne, muy dura que debe ser el cráneo de Mía por el lazo que le regalé tiempo atrás, y Damasco, con la mano dentro del estómago y sus pies encerrados en el pecho. Sabía que ellos tenían problemas y rivalidades con otro grupo, pero no me imaginé (o será casualidad) que el odio motivase, sin mover los músculos, a la muerte. Al soldado que disparó contra su compañero le dieron de baja, el soldado muerto, mi padre, y su compañero, aquel hombre que me lleva entre sus dedos.

– Ya, la ropa.

Al tomar otra pastilla, Thompson había perdido control de su mente. Pero aún tenía suficiente lucidez como para hacer lo que anhelaba. Sin obedecer, Thompson se desnudó, pero aún se sentía vacuo. Tragó tres pastillas mientras disolvía ocho más en un vaso, batió el contenido hasta hacerlo polvo y lo metió en una jeringa parcialmente.

– O me obedeces, o te cae.

¿Y la estaba buscando? Desde antaño, aunque jamás pudiese reencarnarse en otro cuerpo. Iba a agarrar la jeringa hasta que se agitó la existencia de Thompson Cajahuanca, bombeó más sangre y siguió hasta el hartazgo. Él ya había muerto. Pero Bernard sacó el contenido de la jeringa y lo colocó en un vaso, bebiéndolo rápidamente para que también su alma evacuase su maldita existencia.