sábado, 30 de enero de 2010

Recuento.

Luego de un tiempo sin publicar en la bitácora, pasaré a comentar los hechos más importantes.

Terremoto en Haití.

Destruido institucionalmente, y ahora demolido físicamente, Haití tiene las posibilidades más grandes para reformar el país. El terremoto, que había barrido con las construcciones de la zona, ofrece un pacto entre los políticos, los pocos empresarios que quieran arriesgarse a vender en ese mercado (casi nadie tiene poder de adquirir cosas, y menos trabajo) pequeño, y los trabajadores. El país debe soltarse de esa herencia corrupta de más de medio siglo (sí, mucho antes que los Duvalier).

Pero lograrlo será difícil. Hay desesperación en todos los miembros:

Los pobladores porque no hay que comer, y los pocos que tienen dinero, sufren porque los alimentos están encarecidos. Hay un gran riesgo de ser asaltados por otros porque también lo perdieron todo. Sienten que la ayuda que llega es insuficiente o llega a cuentagotas, y que para cuando les llegue ya estarán en la Morgue.

El gobierno, que no se hace respetar junto a sus instituciones (que ya no las tiene porque no actuaron como debieron, y ahora están soterradas) y que el esmirriado poder que tuvo apenas sirve para mantener a raya (y eso) a los saqueadores que se agolpan por alzar las manos y tener de donde robar en los camiones de ayuda.

Escuadrones de ayuda, quienes sienten que cada minuto perdido puede significar una vida menos que salvar. O incluso su vida si deben repartir alimentos, si conducen carros (con amplias posibilidades de ser asaltados) cargando ayuda humanitaria.

Este caos permite que uno actúe irracionalmente, llevándoles a la desesperación colectiva y que el proceso sea lentísimo. Pero si debe pasar décadas para que Haití resurja, y que el desastre les permita reflexionar y tomar mejores decisiones que hasta ese momento, el terremoto ha sido una bendición.

Piñera, el Señor Presidente.

Leyendo Cuentos Chinos, de Andrés Oppenheimer, me convencí que los países más desarrollados son quienes hacen planificaciones a largo plazo. Y en este caso, gane quien gane no creo que la política de Frei o de Piñera hubiese variado del todo, o al menos en algo notable ¿Cómo se explica esto? Si con cada elección, un país cambiase de rumbo ideológico-económico diferente, entonces no se llega a ningún lado (es como que A empuje un cubo a la izquierda, se vaya y que B empuje a la derecha, luego A vuelve y haga lo mismo, alternándose y moviendo el cubo exactamente en la misma posición) mientras que otros países que planificasen un rumbo, fuese cual fuese, lo tienen claro, definido y con pasos a seguir.

Y se aplica lo mismo para las relaciones exteriores, salvo que hayan imprevistos. Si tu meta es llevarte bien con tu vecino porque no tienen mucho que ganar enemistados, al menos por ahora, entonces pase el tiempo que pase, se llevará bien con él hasta que sienta escozor tenerlo a su lado, haya alguna provocación difícil de ignorar, o porque es parte de tu plan. Una hipótesis que Chile pueda tener acerca de relacionarnos con ellos sea el tener acuerdos económicos, aprovecharlos al máximo (aquí hay un mercado pujante difícil de no oír) y tenernos más cerca para prevenir ataques si surge algún "líder" (eso de prevenir es un eufemismo) que vea en Chile como un invasor camuflado y que debe ser desarraigado lo más pronto posible.

Hasta entonces, sólo queda ver como va con el presidente de Chile, Piñera, y el fallo de la Corte Internacional de La Haya.

Asesinato de Elizabeth Vásquez.

Escandaloso, por decirlo menos, son los continuos asesinatos que ocurren en la calle. Pactos de sangre, ajuste de cuentas, robos, extorsiones entre otros, se nos hacen comunes y nos volvemos más un retrato de la imposibilidad de asimilar al sector más desempleado de la sociedad y a los ex criminales, quienes ven en el crimen como un hogar, un modo de vida y una filosofía: El momento es el todo, al pincho lo demás.

Como variables tenemos a una mujer, abogada dedicada al rubro del tributo, ex-pareja del actual presidente de la Corte de Justicia de Amazonas, Alejandro Espino Méndez, némesis de la red Fujimori-Montesinos por las investigaciones a supuestas actividades en lavados de activos y narcotráfico, investigó el tráfico de armas que paró a las FARC, además de iniciar las investigaciones a Fernando Zevallos por el caso Aerocontinente.

Se sospecha (en la prensa existe mucho de esto, y es placentero hacerlo) que por los antecedentes, más los intentos de asesinatos, es un ajuste de cuentas bien dado. Pero cabe la sospecha de ser un crimen pasional (tantas huellas dejadas en el crimen difiere del trabajo de expertos) o de ser un robo común.

lunes, 11 de enero de 2010

Poemario: Gratalimásica Semplatónica.

He leído un artículo sobre The Wall en Wikipedia, y fui golpeado por ella. Me ha inspirado junto a We're only in it for the money, de Zappa (lo estoy escuchando) y quiero hacerlo ya.

1
Fijaos en la caja,
mirad las imágenes ecoicas,
los constructos de limón cortado
de medio año.
Mirad al hombre,
mirad su micrófono,
mirad sus ecos,
y seremos arrasados por Fat Man.
Mirad al Sordo,
como reparte ostias a la mezcladora
mientras pasa desapercibido
y el hombre sigue...
Mirad al genio
que tortura a su teclado
al compás de su alma,
y que luego es exiliado
por Sordo.
Y ves lo hediondo,
dentro de tu mp4
o tu teléfono móvil
permitiendo el pase
del corsario del mar
Espectro Electromagnético.
2.
"Soy recontra macho y
no hay límite para mi alma"
...
...
...
... "Te espero aquí y te saco la grandísima
que no hay tiempo para ñoñerías Sé hombre
Sé hombre"...
...
...
...
"Mira ya al idiota,
bájale los pantalones y
baila solo, mambo, sobre
su camisita de Hello Kitty
hasta castrarle Sé hombre"...
...
"Idos al Rosa Santa María y llévate
a tu hembra, sácala a Los Botes
y haz el Ummagumma en tu casa
hasta que se embole y chotéala Sé hombre"......
...
...
"Saca las damajuanas
tras el umbral de los profes,
desmiembra su inteligencia
con el ingenio tuyo, bésalo en la boca
y ahógate en tus tragos,
desmembrando tu inteligencia Sé hombre"
...
...
...
(Sé hombre hombre hombre Selo).
3.
Bajo mis oídos hay un tintineo
pero debo alejarme
de los tachos de basura.
Tras mi espalda hay un dedo
que me pincha, pero debo alejarme
de los tachos de basura.
Con fuerza toman mi mano
pero debo alejarme
de los tachos de basura.
La mano invisible me sujeta,
pero debo alejarme
de los tachos de basura.
Las piedras laceran mi faz,
pero debo alejarme
de los tachos de basura.
Viene Alguien con su discurso
que no debo alejarme
de los tachos de basura.
Agarro mis desechos y los lanzo al tacho
mientras un crío lanza un grito, jubiloso,
para compartir lo caído con su hermano.
4.
Saca la carta de la baraja
y mira el palo porque ese
es tu yo en progresión.
No, ni creas ser corazón,
nacido de la tierra,
un manto reverde o
Ares.
¿Por qué en tu manga
descartas hasta acomodarte
al palo? Tu pelo viaja con la ruta
de los jóvenes, gloriosos, o bebes
un Borgoña cuando te crees un Nobel.
¿Acaso apostando a ganador,
viendo la cartilla del maestro de ceremonias
es tu manera de ser?
Bah ¿Por qué te retraes?
¿Por qué te desvaneces en la
nada siendo algo y no siendo todo?
¿Por qué?

Libro de Cuentos: Historia Universal de la Infancia.

Luego de recolectar los cuentos, en menos de un mes este libro se hizo. Los he recopilado desde atrás hacia delante para que no cause confusión.

PD: Salvando a Boqqé pertenece al libro, por eso ya lo he omitido.

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Prólogo.

Los cuentos debieron ser usados para novelas, allí uno puede ahondar en el alma de su personaje mediante descripciones que a veces el cuento no permite, pero por pereza (sobre todo eso) y no por convicción de que el cuento tenga más fuerza que la misma novela lo hice como se presenta. En cuanto al título, pude usar Masacre en Enfant Street, El Paraíso de los niños, pero soy amante de la homofonía y la frase Historia Universal de la Infamia me gusta, así que lo acerqué más hacia amia, ancia…

No creo que los redactores me lo perdonen, menos los críticos o el público. Hay nociones de música, ya muy trillados en cierto modo, pero que se hacen necesarios de acuerdo a mi óptica (la misma que puede estar errada o no) y que rompe con lo real, natural. Por esto creo que soy del irrealismo, mis personajes deben hacer situaciones imposibles en la realidad. Porque al darse cuenta, es irreal lo leído, causa tristeza que no fuese cierto, aunque sí es real la existencia del problema.

Soy tremendamente sádico en algunas descripciones, inclusive eufemístico, voy hacia lo criminal, lumpen, paidofílico, patológico, fratricida, gore… No seré el marqués de (Carabás) Sadé, ni pretendo serlo, quiero ser quien soy en esta redacción. En mi historial literario he bebido (y que aplico, aunque no sea necesario aquí) a Kipling, Rowling, Bayly, Alegría, Sartre, etc… Pero dejo mucho que desear en ciertas circunstancias…

El cuento www.crunchskull.com es una invención mía, hasta que la pillé en la red bajo otro nombre. Recuerdo ver un vídeo donde la cabeza de un niño estaba separada de su cuello, ojos cerrados, aunque no sólo mostraba lo cruel en niños, sino en humanos: como uno era azotado en el trasero por ser un ladrón, o algo así, en Tailandia. Ser papilla en los rieles del tren. Ciudad Batalla es copia de Ciudad Batallas, de Yu-Gi-Oh, pero mi connotación, aunque no muy imaginativa, cambia cierto sentido al que el programa dio. En ¡Cazador! Perdí el control de mi obra, es demasiado surrealista y apesta a ella, pero es perceptible el rencor con uno mismo. Microbio es una parodia a La Virgen de los Sicarios, pero no por ello mala. El sobrenombre lo oí de un niño que le llamaba a otro por ser pequeño, ambos cantaban en el carro para pedir dinero. Pillfreak, umm, no se si existirá, un compañero en la universidad me dijo que así llamaban a los maníacos que tragaban pastillas. En Sueño Americano la enfermedad es el V.I.H. y las manchas rosadas son por un hongo que ataca cuando uno está muy débil, por eso la llamaban peste rosa, creo. Nosotros fuimos niños es irreal en todo, menos en el hecho espiritual. En El núcleo social no merece explicaciones. Salvando a Boqqé es, por desgracia, lo que pasará mañana, o lo que pasó, y no hay solución. El cuento Tras el río muestra el arribismo en su esplendor.

Cuento: El núcleo social.

El núcleo social.

Y vaya que sí porque no se le puede tomar importancia ¿importancia a qué? A los chillidos melindrosos de esos cojudos, chibolos de mierda, no saben trabajar, pues sépase que, de todas las personas, yo tuve que hacer tal y cual cosa para poder masticar un chicle, que era lo único que se podía comprar con libertad. Pero si uno de estos días, Marco o Rod me dijese que se cansaron de tanta cosa, yo sí les doy su cocacho como las que recibía cuando… cuando… cuando vestía estos pantalones grandes, o sea, hace muuucho tiempo, porque sépase que no soy hombre que desperdicie tela alguna u oportunidad, y si para usar camisa debo matar ¿qué puedo hacer? eso tanto atrae como… como… como el dinero cuando me hablan de ir a pasear la rica coca a otras zonas. Como me gustaría dar de alma a la Rosita, pero ella es tan cumplidora hallando clientes que no puedo hallar una excusa para darle de alma y obligarle a hacer lo que tanto ella aprendió. Apenas una vez lo logré, y es que soy bueno con ella porque cumple, cumple tan bien que me llega a… a… a la punta del… bueno, que quede en mi imaginación a donde va, eso sí: sabe cachar como ninguna otra puta.

Mi vida es maravillosa ¡Vaya que es más que maravillosa! Ya que tengo… ya que tengo… ¿qué tengo? un techo, una puerta, unas piernas y un cuerpo, una mano, una cabeza, un dedo, hermanos, un papá bien bueno, uno de los mejores que existen hasta ahora. Que ¿si me pega? esta bien, algunas veces, pero debo ser yo quien provoque eso ¿o me dirán que nadie merece un golpe en su vida? pero tengo miedo, le tengo miedo, miedo como el frío, el malvado frío que llena mis… mis… ¿qué decía ese niño que siempre me dice que me compre una vida? ah, pulmones ¿o eran plumones? plumones debe ser. Que me cuide de los plumones o me enfermaré, y si eso pasa, podré visitar a mi mamá, que ¿quién es ella? según Rod, es de aquellas que andan en las noches, que visten como Dios sólo sabe, que pueden llegar a debilitarse con el pasar del tiempo si es que siguen en las andadas de su trabajo, que siempre van en busca de algo que es dinero. En suma, ni le entendí ya que Rod habla entreverado, parla de muchas cosas que ni entiendo, pero es mejor que nadie porque no me pega ¡qué me va a pegar! me cuida tanto que nos abrazamos cuando nos volvemos a ver. Lo más lamentable es que papá no quiere que hable con él porque no gusta de esas palabras, de eso ¿qué dirá? ni que estuviese en su mente.

No sé en que piensan los hermanos mayores, me meten en líos al estar aquí y ahora, en esta zona de pobreza. No tengo algo en contra de la pobreza, pero sí de un papá abusivo, de un papá al que debo pagar peaje- error, todos deben pagar para comer y dormir- porque si no se cumple su capricho, llueve sangre, llueve el desgarro y la sed de las palabras que no se conocen pero que se quieren pronunciar ante tanta carga sentimental. Debo soportar a una buscona por hermana, aunque no me maltrata, mis palabras no tienen efecto en ella: le agrada ser un títere carnal. Y si rebuscase en la vida vería que nació para agarrar dinero, o para ser más sencillo, mi papá le obligó a que hallase formas de ganar dinero porque él es un vago, un vago total, pero sigue siendo papá.

Rosita mendigó en la avenida Salaverry ¿cuál es la técnica de pedir dinero? una mirada simplona, o sea, de pena. Paso dos: hablar como los niños saben hablar con naturalidad, o sea, intimidado. Lo que uno debe hacer es que, por todos los medios, mientras eso no incluya el asalto o el hurto- y ay de aquel que se atreva a decir que son lo mismo- obtengas dinero. Diré que yo soy el segundo al mando de la familia sin contar a papá, y por ello tengo conocimiento de cada acto que realizan mis hermanos. Rosita es una buscona sin par, prefiere las noches, no porque sea el clásico encuentro de tipo romántico, sino porque los policías no molestan tanto, o sea que ellos pueden ser uno de tantos clientes, además que juega con su piel como si fuese chicle. O ¿es imposible? no lo es, tiene tendencia a ser una gran aprendiz de contorsionista, y con bastante imaginación ella es capaz de aprender el un- dos- tres del coito. Por eso, a veces, ni necesito decir que es una buscona porque a ella le buscan.

Debe ser un problema, cuando se es una enamorada, cuidar su salud sexual. Todas las coimas- y putos, sobre todo ellos- tienen una chaquira de un color o varios colores, y eso dice bastante: resume el precio, la experiencia y la sanidad. O ¿era al revés? cuenta la experiencia y la sanidad, por eso la chaquira tiene un color determinado. Todas- y todos- los que comienzan con el trabajo, deben tener una chaquira, y si tienes tus primeros cien, puedes tener una chaquira de color azul. Si sufres de una enfermedad sexual, menos el VIH, la chaquira es de color rojo, si no sabes si tienes una enfermedad sexual, la chaquira es de color naranja. Si sufres del síndrome que muchos ya saben, la chaquira es de color negro, y si estás sana porque te hiciste ver, tu chaquira es de color blanca. En suma, sólo puedes tener varias chaquiras, pero de dos colores: una azul si eres principiante hasta los noventa y nueve amantes, dos azules si superaste a los cien, tres azules si tuviste doscientos… hasta donde la persona pueda soportar, y la otra es rojo, naranja, negro o blanca. De lo contrario no hay trato ya que se es más confiable en un sistema de ese tipo, y debo decir que no es bueno mentir en la información que se da porque si algún amante sufriese de algo, y se tiene la chaquira blanca, no pasa del día siguiente la vida de quien engañó.

Las personas que usan la chaquira negra, roja o naranja, son aquellas que siempre deben soportar el hule del condón, si es que el amante así lo usase- algo que es tremendamente obvio y obligatorio cuando alguien tiene la chaquira roja o negra.

Pobre de ella, sí, tener que arriesgarse a usar la chaquira blanca y dos chaquiras azules. Sé que en cualquier momento puede desplomar sus defensas ya que no faltan aquellos que gustan de contagiar a los demás. Yo tengo miedo que eso le pase, por eso hablo con ella y le digo que se aleje de ese mundo, que yo he diseñado medios para ganar tanto dinero como la prostitución sin necesidad de venderse. Pero ella ¿qué puedo hacer si ella no quiere porque no sólo gana un poco más de dinero con mi plan si además lo disfruta, inclusive con el riesgo de…? Sus clientes casi siempre son los mismos: chóferes (maldito galicismo) y profesores de la escuela elemental (por no decir primaria) que, de no ser porque tienen un segundo trabajo en otro colegio, sufrirían la azotaina de la inflación.

Recuerdo que me hallé con un hombre sin barba, me miró varias veces- creo que miró mi muñeca para saber si yo era “Rosita”- y se agachó, musitó si yo sabía donde estaba mi hermana. No supe, en ese momento, que ella se dedicaba a esas labores, por eso yo le dije que sí, que se hallaba en mi cuarto ya que mi papá le obligó a que se quedase con él, que ¿pequé por ser aquel que no rebusca más allá de lo que debe ser un niño? Esperó varios minutos, luego mi papá salió con el mismo aroma nauseabundo cuando va al cuarto de baño mientras mi hermana se vestía ¿qué habrá hecho? ni lo sospeché hasta ese momento ¿qué quiere? tú sabes lo que quiero espere un momento ¿qué pasa? Rosa, no te preocupes, adiós, oye, estás en mi cuarto, sal de allí, y mi papá se acercó hacia mí y me dio dos bofetones carajo, no molestes ¿qué pasa? ¿por qué se metió a mi cuarto? no jodas, y otro golpe me cayó en la cabeza. Mi papá salió de casa mientras fumaba unos cigarros- obtenidos mediante mi dinero- Pall Mall. Yo comencé a caminar hacia mi cuarto, cuyo ambiente cerrado no impedía oír los sonidos que atravesaban la apolillada madera. Acerqué mi oído hacia la puerta y el sí, que bien lo haces, y el jadeo continuo, luego entrecortado, jadeo por aquí, por allá y por acullá. No más de tres minutos, histrión de zarzuela a medio acabar. Pero me bastó un minuto cuando vi a través del agujero que tenía la pared, por ese atrevimiento recordé miles de cosas: mis vidas pasadas, cuando fui asesinado en la guerra de los cien años por la señorita de Arco, cuando quedé combusto por la gracia de Nerón, entre otros hechos más traumáticos. Y si no grité o me volví loco fue por una fuerza que no había conocido, por la fuerza que el dolor también puede otorgar cuando uno llega al límite del dolor que el alma puede soportar. Me alejé del lugar y salí de mi casa rápidamente, mi mente salió de los esquemas que los ojos de mis coetáneos pueden ver, porque si ellos pueden ver azul, yo puedo ver azul marino o eléctrico.

Lo que debo decir es que no dormí por segunda vez en mi casa, y todavía no entiendo las razones por las que no perdí la vista ya que lloraba y lloraba como nunca. Mi resistencia había aguantado tantos recuerdos de golpe que fue tonto- para mí- creer que así viviría, y no es así. Al menos, no aguantaría tanto tiempo sin llorar, o habría perdido la cordura en unas horas más.

Pero ¿saben? he ganado algo: sé que la vida tiene sentido, mentira, tiene varios sentidos, como cuando uno respira, cuando uno agarra una hoja y la acaricia o la alimenta, cuando uno es madre y amamanta a su hijo con la ternura que el corazón humano puede ofrecer. Y si lo que mi mente creó, cuando vi a mi hermana sin ropa, es mentira, diría que la vida no tiene sentido, pero menos sentido tiene morir.

Al día siguiente, volví la mirada hacia mi familia y recordé la misión que debo cumplir: amar y perdonar cuanto yo pueda, sin importar lo que vea o sienta, y no es que sea un santurrón con tendencia a la cucufatería, sino que es lo que mi ente cree que debe hacer. Y si mi mente creó lo que vi ¿qué pierdo? nada, y así vivo mejor ¿o no?

Marco, Marco, hermano mío. No sé si podré convencerte de usar el proyecto Diamante, que me es útil cuando no hay dinero y debo pagar tributo a mi papaíto. No sé… pero me molesta tu robo con el estilo de matones, yo sé que no naciste para eso, que no eres del inframundo, pero ¿para qué ahogar a la persona en plena calle? para robarle, así se desmaya y punto final, no se opone, no sigue, ni algo. Eso- perogrullada mía- no es bueno, ni nunca lo será. Y para colmo de males, eres el esclavo de mi papá cuando te manda a ver lo de la cocaína, los quetes, y la venta. Yo nunca quise descuidarte cuando apenas tenías seis años, es mi culpa ¿por qué no pude defender tu vida de los zagales zarrapastrosos y pulgosos que te daban a palos porque no les caías? no te pude defender, y aprendiste a pelear como nadie ¡hasta golpeaste a nuestro último hermano! me amargué e intenté no seguir mis instintos, ahora ¿qué debo decir si te dejé con las cejas ensangrentadas y el labio herido? por tu violencia mi papá te pegó porque él ya no podía caminar, le dejaste como un paralítico durante una semana, una semana que no caminó y que mi papá te golpeó porque él no podía mendigar, así mi papá le gritase todo el tiempo, así mi papá le obligase a trasladarse, él no pudo y por tu culpa, por eso tuviste más palizas ya que hiciste doble trabajo, doble dinero que traer y más heridas que recolectar. Y luego, parece que te juntaste con fulano, mengano y zutano, quienes sabían desaparecer “mágicamente”. Te desapareciste casi como una semana, y cuando volviste, mi papá te abofeteó porque no habías traído dinero en todo ese tiempo, y luego tiraste una bolsa con fajos, varios billetes como rascacielos. Sí, actuaste como un mago, y mi papá también es un mago: gastó el dinero rápidamente. Se compró más ropa, más cigarros, caja de cerveza, la seca hoja de coca para hacer cocaína en tu laboratorio, mi papá me dijo- no me obligó porque el dinero que Marco trajo le había ablandado por una semana- si quería vender cocaína, yo dije que no porque me aburría- esa es una excusa que mi papá me hace recordar a punta de puñetazos- hacer algo que no consideraba como legal. Él sólo quería dinero para gastarlo, y no le importaba en que.

En suma, Marco se dedica a dos cosas: el robo porque amaba ver sufrir a los demás mientras les ahorcaba, y la venta de cocaína porque da dinero. Rosa se dedica a ser una buscona- o a ser buscada- y él se dedica a mendigar mientras mi papá es quien nos da la casa- que necesita ser arreglada- y la comida- que no es la mejor.

¿Volverás? todo por tu chuchita, adiós bien, otro dinero más para el montón, otro deslenguado que dice ser hombre, mil veces cojudos todos los hombrecitos que han pasado por mi ¿chucha? ni sé que decir, deben ser unos abortos de laboratorio que se alimentaron de porquería en las calles, al menos eso lo demuestra su virilidad dentro de la cama ¡por la puta madre! que si gimo o no gimo, que si grito o no grito ¡lo único que me haría gritar es mi mano o la pinga de un caballo! hombres, se creen machitos cuando van en grupo en busca de una en la noche, te preguntan ¿cuánto cobras? son idiotas, no ven mis chaquiras, y esa pregunta también me irrita, la siento muy putrefacta, como cuando uno de esos tontos quieren que se las chupe ¡masticar maní! no perdería mi tiempo con otra cosa que no sea la de los caballos. Cuando un hombre me dice que vaya a su casa, el costo es mayor ¿para qué actuar que me es placentero? para que me pague, lo más normal, y he oído en el barrio la frase a esta puta me la levanté tal día ¡mierda! no son discretos, no son buenos en la cama- sobre todo los adultos que se demoran media hora en una erección que dura seis minutos- y se jactan ¡pero que mierda son estos! perdedores, eso son todos hombres ¿y se dicen llamar el sexo fuerte? vi más hombría en un transexual que se arrancó el pene y que es quisquilloso- ¿o quisquillosa?- al punto que ni tolera ser tocado por los demás.

Es difícil hacer el juego. Es difícil que una principiante respete esas normas, yo lo sé por experiencia, dejarse tocar y no gritar- así el posible cliente te lo apriete con fuerza- mientras sus manos acarician esos pezones que deben ser lavados- porque muchos clientes no toleran la suciedad, eso también es conocimiento por experiencia directa- varias veces, o ¿cuántos tipejos que necesitan Viagra para que sea levantada chupan las ricas tetas que pocas tienen? El juego es sencillo de entender y no fácil de cumplir. No meterse con el cliente de otra, eso espanta a la clientela. No enamorarse de un cliente, prohibido totalmente. He visto muchas principiantes que no toleran ver al mismo chico que pagó por una noche, una o seis veces por semana, con otra. Y es que hay muchas alumnas que creen que primera vez es primer amor, o que la forma- así sea pésima- con la que el hombre tome control de la cama es la mejor de la mejor, ahora ¿a qué lleva eso? a los celos. Habrá caserito de putas, pero no de una puta, así de simple. Tercero, obedecer al patrón- si tuvieses, algo extremadamente común- como un tesoro. Insúltale o di cosas referentes a su capacidad sexual, pero nunca te rebeles o mañana puede ser que amanezcas envenenada, o peor aún, golpeada y desgarrada de chucha. Quinto, se amigable con las- o los, en el caso de los maricones y otros- demás porque nunca se sabe cuando una mano levanta a la otra. Sexto, nunca atacar al cliente- a menos que quiera matarte o algo así- porque arruina el negocio, y esto es táctica de cualquier hombre: es chismoso, y su voz es más fuerte que mil de mis gemidos cuando finjo tener un orgasmo de la puta madre.

Al pincho con él si quiere o no quiere ser parte de esto. Mientras más, más fácil. Pero el huevón de Rod se mariconea con los quetes, no quiere saber nada de eso, piña por Rod, total, yo no necesito de nada ni de nadie ya que me valgo por mí mismo. Soy mi amo y señor y no ese cojudo de mi viejo que cree que soy su esclavo, lo que él no sabe es que es esclavo desde hace ratazo, no sabe el precio de nada, a la merfi, no sabe de precios. Yo le digo tanto, los clientes saben como es la chamba, decimos el precio y el viejo cae, pero es más costoso de lo que cree, yo gano y él pierde, porque si le doy dinero, no sabe que caerá tarde o temprano ya que esos billetes son falsos, y como el cojudo es miope ¿sabrá si la llama está pastando o creerá que canta? y no todos los policías juegan con mis reglas, la mayoría de las zanahorias están en las oficinas, pero si hay uno o dos que no juegan mi partido ¿qué se les hará?

Cojudo es mi viejo, e hijos de puta son esos tombos ¡creen que no me doy cuenta de su presencia! no saben de su chamba ¿para qué se meten? les caerá plomo tarde o temprano, les caerá y nadie dirá ni pito, porque los soplones nunca duran, y al soplón se le reconoce por todos lados, así de simple. Pero espero que atrapen a mi viejo con los billetes bambas mientras me fugo a otro lado, lejos de ese maricón de Rod, lejos de esa puta de Rosa y de el cojudo de mi otro hermano, y es tan cojudo que mi vieja se murió y él se quedó sin nombre, mi viejo ni siquiera se molesta en llamarle, sólo le da un cocacho en la cabeza y él ya sabe que debe ir. Hasta entonces, con mi careta de hijo de puta, sonso y sin futuro.

¿Cinco lucas? ¿Crees que soy cojudo o qué? vete y tráeme más o ya verás, pedazo de imbécil. No puedo más, papi, no puedo ¿quieres que te golpee? no le pegues cállate y vete a hacer lo tuyo, pero eso sí, si no trae las cincuenta lucas hoy, los dos se joden conmigo, y ya saben a que me refiero con eso ¿lo sabes? sí, lo sé vamos ya no me dejes Rod, ay no me dejes, par de mariconazos no te acerques a él o te pegará sí, júntate con la loca de Rod no le insultes ¿y? ¿te importa? ah, sí, te importa porque tú eres su marido ya, basta, lárguense ya o les cae nos vemos cállate ¿por qué nos insulta? son ignorantes, creen que la violencia es la llave para vivir ¿mi papá me quiere? él me pega mucho y me duele no te preocupes, yo te cuidaré y eso me basta ¿o no quieres quedarte conmigo? yo quiero vivir contigo, nosotros dos, la Rosa me pega mucho, el Marco me insulta ¿sabes? necesito ayuda en un trabajo, con eso podemos ganar tanto dinero como Rosa cuando hace lo que yo sé ¿qué hace? esas labores que se hacen en la noche ¿dormir? algo por el estilo, pero más complicado ella debe trabajar duro más que duro, diría yo que eres delicado ¿por qué me dices eso? yo me entiendo, yo me entiendo así que ni te preocupes ¡no! dímelo ya está bien, vaya… sabes que muchos te pegan ¿sí o no? ¡no! no me mientas, oh, no importa, eres débil físicamente ¿qué importa? hay tantas cosas que valen la pena, y la fuerza no es una de ellas por eso Marco y nuestro pa’ nos dice maricones oye, no me confundas Rod ¿qué vamos a hacer? ni digas, eso yo ya lo veré ¿qué crees que haremos? no sé he pensado que es mejor vivir fuera de casa ¿qué? papá no es bueno, te vapula sin piedad, o ¿crees que ser fustigado es lo mejor? no te entiendo el ser golpeado es cruel, inhumano, y tú no mereces eso, eres una buena persona.

Por fin pude hallar otro sentido de la vida: ocasionar muertes y sentirse responsable por ese hecho.

Hice mil y un malabares para que él se acostumbrase a lo mejor que le podía ofrecer: unos cartones y una sucia tela que perteneció a un muerto vagabundo. La venta de mi producto fue más que un sonado fracaso, un golpe a mi imaginación ¿quién quiere leer poemas? cuando declamaba poemas en los carros, vocalizaba como la regla dictaba, entonaba y hablaba hasta que mi garganta sufriese las consecuencias de imitar a Whitney Houston. Entonces, mi hermano pagó la factura de mi capricho, mi endemoniado capricho que le llevó hacia la muerte, lo cual me pone en una titánica- si es que se me permitiese usar ese adjetivo- paradoja: me siento feliz porque él ya cumplió con su trabajo en este mundo y debe descansar en el otro mundo para revivir como mujer, acabó la lección que debía aprender en esta vida, pero ver su cuerpo y besar sus gélidos labios fustiga mi percepción de realidad, una alteración nacida por una lluvia torrencial, sólo una gota con la fuerza de millones. Y si alguien hubiese visto cuando los vecinos de esa zona sintieron asco- los muy hipócritas- de ver su cuerpo muerto, llamaron a todos los que pudieron y me obligaron a desprenderme de su cuerpo ¡su cuerpo perfecto! debía celebrar su partida, pero era un egoísta, un maldito egoísta, y, por desgracia, también- y sin saberlo- esa era mi misión: actuar como un egoísta, matar a mi hermano por egoísta y sufrir por mi egoísmo.

Pero si sólo fuese eso…

Haber detenido los juegos truculentos de mi papá le podría haber llevado a otro tipo de vida, si hubiese hecho lo mismo por Marco y por Rosita. Los diarios, los vecinos ¡todos comentaron la múltiple y secuencial masacre! mi papá mató a Marco al darse cuenta de lo que le hacía, que ¿qué hacía? le daba billetes falsos cuando vendía droga, cambiaba los verdaderos por los falsos, y no sé como, mi papá, quien no tiene esa vista de lince que muchos deben tener, supo la jugarreta y agarró una barra de metal y le partió los huesos mientras gritaba de dolor, agarró el machete y comenzó a partirle mientras vivía y estaba consciente, estado que no duró mucho. Luego de acabar de triturar su cuerpo, lo exhibió en la calle como si fuese un recordatorio para quienes intentasen engañarle. Eso habría quedado en el vacío de la mente de los vecinos- luego de una semana- de no ser porque se oyeron disparos, varios, varios disparos, y no quiero imaginarme que tan fuerte habría de sentirse, no quiero escindir más mi mente, así mi papá murió ¿cuál es la explicación? Mi papá se hizo tan poderoso- y sin saberlo- que ganó la envidia de muchos, y de la envidia al asesinato…

Por eso quiero desacatar mi misión en esta tierra, no quiero obedecer al sentido de la vida ni obedecer las misiones que tengo, así me cueste mil vidas más en este planeta. Por eso estoy con frío, con el frío que cocina la piel como si fuese ácido, frío serrano. Esperando que pueda quedar en el delirio y sentir que soy amamantado por mi madre antes de morir momentáneamente y no tan fugaz como cuando uno duerme. A ver si es que mis hermanos mayores puedan ser contagiados del dolor que uno puede percibir cuando ve el dolor ajeno.

- Mira, mamá- gritó un niño con vestidos andrajosos, miró el cuerpo de Rod y se acercó hacia él- comida- gritó de felicidad mientras articulaba sus entumecidos dedos.

Cuento: Nosotros fuimos niños.

Nosotros fuimos niños.

When I was young, it seemed that life was sowonderful, a miracle, oh it was beautiful,magical … And they showed me a world where Icould be so dependable, clinical, intellectual, cynical.

The Logical Song, Supertramp.

Se levantaron rápidamente. Tosieron varias veces por el agua que pasó cerca de sus fosas nasales, y luego resollaron lo más que pudieron, suspiraron mientras sintieron el agua que se almacenó en sus vestidos. Luján se quitó el suéter de alpaca que recibió como regalo de cumpleaños y lo exprimió con fuerza, Ortega se quitó la ropa y comenzó a repetir el acto que su gemelo hacía. Todavía estaba confundido por todo lo que pasó, sólo veinte minutos y toda la vida de sus alrededores había cambiado repentinamente… luego de exprimir su ropa, Ortega volvió a vestirse tonto, sácate la ropa comentario fuera de lugar bajo las circunstancias en las que se envolvieron- no sólo ellos.

Luján se quitó los destrozados zapatos y los dejó cerca de él, luego se quitó el pantalón y lo exprimió con mucha fuerza, lo mismo hizo con su polo, regalo que su tía de Lima le había hecho y ahora ¿qué hacemos? no sé, esperaremos ¿estás loco? mira lo que hicieron a los Mascaiua ¿los que viven lejos del pueblo? tenemos suerte que vivimos en un lugar alto. Ortega se acercó hacia Luján y le golpeó en la barbilla ¿suerte? ¿Suerte es ver animales incendiados y…?

Luján le devolvió el golpe con una sarta de puñetazos y patadas entre las piernas y la cabeza estamos vivos, estamos vivos y eso es lo que cuenta ¡y mamá! ¿Sabes qué hizo? Yo no entiendo lo que hizo, pensé que con el hacha destrozaría a los ¿Cómo se llaman? Vámonos, no importa como se llamen esos desgraciados, vámonos que nos pueden ver y nos… Cállate, podemos irnos ¡Claro! ¿A donde? Nosotros podríamos ir hacia ellos sin darnos cuenta si nos quedamos aquí, podrían hallarnos.

Luego oyeron el banauuuuuuuuupiopioauuuuuuuubangbang, onomatopeya corta donde las sílabas querían sobreponerse a las demás simultáneamente. Corrieron hacia la vegetación y la exploraron mientras se perdían en sus entrañas, cada árbol podía aparentar ser el cuerpo de un animal o de una persona. Cada hoja podía ser el paso de un animal que buscaba la comida, y eso lo sabían los gemelos ¡Recordé algo! Dilo, cerca de aquí está la tía Mercuria ¿Crees que nos quiere alojar? ¿Recuerdas cuando nos escapamos? tuvimos que volver a nuestras casas porque ella nos seguía para golpearnos, y no se cansaba a pesar del recorrido, ella está loca ¿Otra idea? No me importa, quiero salir de aquí.

Luján se quitó el zapato y lo lanzó en la cara de Ortega, quien recibió el impacto y embistió a su hermano, luego le golpeó en la barriga varias veces, pero Luján agarró sus piernas y le hizo caer mientras preparaba un manotazo sobre el pecho de Ortega, manotazo que fue cayó con fuerza e hizo que los dos llorasen. Luján porque ya tenía una herida en la mano, y el manotazo había hecho que se hiriese más, pero no tanto como el dolor que aguantó. Ortega porque estaba hastiado de sentir tanta violencia, mucha hambre y demasiado cansancio, además que recibió el golpe más fuerte que Luján le había dado en toda su vida.

Se quitaron las lágrimas y volvieron a pelearse mientras más lágrimas salían, y, a veces, las lágrimas se mezclaban con la sangre, y cuando uno veía más sangre, sentían más rabia de lo común, una tendencia extraña y heredada por su padre muérete ¡no! tú muérete ¡no! tú y los insultos llovían por todos lados. Se olvidaron de su situación, se olvidaron de su pasado: sólo sabían que tenían enemigos, un enemigo cada uno. Luján agarró el cuello de Ortega y le ahogó.

Segundos después de no sentir la fuerza de su desmayado hermano, soltó su cuerpo lentamente y limpió su rostro lleno de sangre que tenía por todos lados. Y con el mismo suéter que limpió su rostro, limpió el rostro de su hermano.

Bien, así no vamos a alguna parte, piensa Luján, piensa o nos moriremos ¿qué debes hacer? huir ¿a donde? lejos de los hombres fanáticos, de escopetas y machetes. Cubrió el pecho de su hermano con su suéter y besó su frente, luego agarró un palo y comenzó a alejarse del lugar mientras usaba el palo para hacer una línea sobre la húmeda tierra a ver, comida ¿dónde estás? no quiero jugar a las escondidas contigo ¿qué es eso? veamos ¿qué hoja es? por su sabor… coca ¡mi papá la usaba cuando era niño! pero alguien le dijo que estaba prohibido porque de eso se hacía la cocaína, que ¿qué es eso? ni me importa, pero a mi tata sí. Mi mamá- la corta puentes- dijo que no haga caso de las habladurías de los blanquitos y de los vecorreydile porque son ignorantes o malos, una de dos.

Pero los Cahuana, que tenían tantas llamas, vacas y terneras, fueron llenados de plomo al día siguiente, luego sus tierras comenzaron a quemarse, que ¿quiénes hicieron eso? unos sujetos extraños, que decían tontería y media, o al menos mi mamá decía eso de ellos, pero ¿qué hablaban? no lo supe del todo, mi mamá decía: hablar mal de la coca es estúpido, es malísimo no repetir lo que nuestros antepasados hacían, mi papá lo hizo, mi mamá lo hizo, y mi abuela también, así que no me vengan a hablar de hechos y de cosas como la coca es mala. Por eso mataron a esos hombres, que también hablaban de libertad contra el capitalismo y el gobierno que se casó con eso que ellos llaman dinero. Les atraparon, les sacaron la ropa y comenzaron a apalearles hasta que perdieron mucha sangre, luego pusieron clavos sobre sus manos y las golpearon para que no saliesen de la madera, que fue atravesada por los clavos; y las manos, por los clavos. Y así se murieron. Luego de estar muertos, les martillaron sus tobillos, les arrancaron las lenguas y les vaciaron los ojos ¿por qué? es una tradición que los antepasados usaron decenas de años atrás para evitar las venganzas después de muerto, o eso me dijo mamá. Bien ¿debo llevar esto o no? no pierdo si lo llevo, y ya estoy cansado, debo volver, hacia la derecha, luego sigo de frente, luego abajo, no recuerdo que tan entreverado haya estado esto ¿y ese árbol? allí está Ortega. Se acercó hacia su hermano, quien comenzaba a levantarse fui para buscar algo de comida, y no hallé más que hoja de coca ¿de qué nos servirá esa cosa? ¡ahora te hiciste el muy limeño! mal te hizo ir a Lima, donde te contagiaste de porquerías, tonto ¡no jodas, que estoy harto de tus reclamos! te quejas de Lima como si la conocieses, al menos, esos cerros huelen mejor que nuestra casa. Luján agarró una piedra y la estrelló contra la cara de Ortega, quien comenzó a sangrar más ¡hijo de puta! eso amargó a Luján más de lo que soportaba y volvió a estrellar la piedra varias veces, la chancó contra sus brazos, sus manos y su pecho. Ortega intentó levantarse, pero el dolor que sentía hizo que llorase e insultase a Luján, pero ya ni le importó, soltó la piedra y corrió lejos de su gemelo: se sentía una abominación.

Debemos irnos ya ¡papi! apresúrate ¡es tarde! Luján salió con una maleta negra y con un terno color verde jaspe ¡ya voy, mi Lucianita! abrió la puerta del coche y se sentó rápidamente. Hernst acariciaba su ordenador portátil, luego lo abrió y comenzó a escribir algunas palabras ¡vámonos ya! no se apresuren, Luciana, Hernst, primero, iremos al colegio de tu hermano ¡sí! ¡no! primero iremos a su colegio, está más cerca, luego iremos a tu colegio y yo me iré al Congreso, debo trabajar ¿y mamá? sabes que no siempre puede estar, ella… sí, sí, tiene que vigilar el país porque es la presidenta ¡qué aburrido! no es justo que no esté con nosotros todo el tiempo, más se la pasa cuidando a esos… ya, no te olvides que tu sangre tiene la mía, y yo soy cien por ciento serrano ¿ah? sí, pero mi piel es blanca y la tuya no, ja, te gané aquí no se trata de ganar o no, la piel nada tiene que ver con ser mejor o peor ¡eres igual que Lucho! dice las mismas cosas porque es serrano ¡y no sé por qué está en mi colegio, en mi clase y cerca de mi pupitre! llegamos, Hernst, quiero que te cuides ¿ya? sí, papi y no recibas los correos electrónicos de extraños sí, papi adiós.

Luján atravesó la avenida del Ejército, luego fue hacia Salaverry y se detuvo en una de las tantas cuadras que estaban embellecidas por la incompleta arboleda entre la maraña de edificios que se alimentaban de cemento cuídate ¿ya? ¿por qué lloras? me dijiste que tengo sangre serrana ¿y por eso lloras? no seas tontita y cálmate ¿de donde aprendiste eso? vete ya y besa a tu papi, que debe pagar las deudas está bien papi, ya no lloraré ¡pero nunca más me insinúes que soy hija de serrano o ni más vuelvo a hablar contigo! Luján siguió manejando su automóvil hasta llegar al Congreso, esa reliquia que libraba batallas contra el anacronismo de la modernidad, como el templo contra las estampitas hechas con tintas que atravesaban la fibra del papel ¿cómo le va? señor Luján bien, como siempre ¿cómo está la familia? como nunca, gracias ¿y nos darán el aumento que le dije? está en veremos, ya sabe como son los economistas cuando se pretende subir el sueldo. En ese momento, comenzó a sonar su teléfono móvil, subió y miró la pantalla y decía número desconocido ¿aló? entonces, era cierto ¿aló? hola Luján ¿quién es? Luján, Luján ¿cómo pudiste olvidarme? ¿o es que ya no reconoces a tu hermano cuando le oyes? apretó su teléfono móvil e hizo que fuese destrozado cuando impactó contra uno de los peldaños. Segundos después boooooooooooooooooooooooom, el humo y los gritos se fusionaron para traer el desorden que el humano crea ante el miedo y la sorpresa. Los gritos, que las damas y los heridos hicieron, crearon más pánico de lo debido… booooooooom, y cada paso parecía la explosión de las minas antipersonales. Luján se detuvo y comenzó a observar los heridos que gritaban por ayuda, los muertos que decoraban la escena- y golpeaba la mente humana hasta escindirla entre la cordura y la locura- con su roja laguna. Todos los guardianes estaban tan desconcertados que muchos se limitaron a mirar durante un minuto o dos. Luego reaccionaron de su letargo y actuaron como creyesen conveniente: sacar a los heridos, cargar a los muertos, llamar a los bomberos, a la prensa, esperar las órdenes de sus superiores. Dos minutos después, avizoró la llegada de varios helicópteros que se dirigían al Congreso- ¿los militares aquí? ¿es un golpe de estado? se preguntó Luján. Y mientras corría, vio como cada helicóptero se estrellaba en el edificio.

Hermano ¿me has olvidado? Tú no eres Ortega Luján, Luján ¿No te gustó como reventé el Congreso? Pues fue mi regalo, corrección, nuestro regalo de cumpleaños lárgate ¿Sólo eso me dices? Yo esperaba algo más de quien casi mata a su hermano ¡Fuimos niños! ¿Fuimos niños? Respuesta estúpida, pero muy cierta, fuimos niños y vivimos los momentos más ¡Cállate! No me gusta que alguien interrumpa mi diálogo, te digo que vivimos los momentos más extraños de nuestra vida.

¡Odiabas tu tierra! y me arrepiento de eso, sé que volverme limeño no me haría más persona, ni me hará más persona, pero ¡Mírate! eres un hijo bastardo de Lima, te sentaste como un perrito que hace malabares para que sea visto ¡Es mi esfuerzo, hice un sacrificio para llegar hasta donde estoy! ¿Sabes? Hace años masacraron a nuestra familia ¿Recuerdas cuando mamá cortó el puente? ¿Por qué me lo mencionas ahora? Para que entiendas que pasó cuando me abandonaste en ese lugar tan gélido y oscuro ¡Habla! Los camaradas vinieron para acabar con la idiotez de la población, contra cualquier elemento que pueda perjudicar el cuerpo ¿Recuerdas cuando varios hombres del pueblo masacraron a los otros?

Pues ellos fueron mis camaradas, fueron porque han muerto, pero yo me uní con ellos ¿Qué dices? Pero si ellos mataron a mamá eso mismo pensaría ahora de no ser porque actualmente sé lo que pasa, cuando mataron a los camaradas, el jefe decidió arrasar con el pueblo por el asesinato y porque no querían colaborar con la misión. Tuvimos suerte cuando nos dimos cuenta de su presencia, mi taita intentó detenerles mientras mamá iba armada con su ¿Cuchillo?

No lo recuerdo, y minutos después, mientras caminábamos sobre el puente, ella lo cortó ¿Por qué? Por la sencilla razón que si nosotros atravesábamos el puente, pudimos habernos encontrado con el otro grupo de camaradas que esperaban una señal, señal que no vieron en ese momento, y cuando supieron que mamá cortó el puente, los camaradas mataron a mamá entonces ¿Por qué te uniste a ellos? Vaya que eres tonto, no te desesperes. Estuvimos en ese lugar verdoso, donde había muchos árboles y poquísima comida, y entonces te fuiste para buscar comida, y cuando volviste, trajiste hojas de coca, y yo sentía una gran repulsión como ahora siento por ellas.

Después de pelearnos, me abandonaste, tú me habías abandonado ¡Si sigo atado, me dormiré sobre tu relato! Vaya que había pasado una noche en ese lugar, pero sentía una larga eternidad en ese mundo lleno de verdor falso, donde la vida se reduce a los insectos. Me encontré con los camaradas, hombres como nosotros, hijos olvidados que buscan una oportunidad en la sociedad ¿Cuál es tu punto si matan a los de la sociedad? Corrección, la sociedad mata por placer ¿O me dirás que masacrar inocentes es bueno? cuando se es de la sierra y llegas a Lima ¿Qué te dicen? Serrano, eres un serrano, un maldito serrano, apestas, aquí llegó el queso, vete a chacchar coca o lárgate guanaco ¿Eso no mata? Claro que sí, mata el alma, o ¿Cuántos no se han suicidado por lo que les dicen?

Y es ese precepto el que debe desaparecer, el racismo debe morir ahora ¡mataste a varias personas cuando esos helicópteros se desplomaron contra el Congreso! manito querido, sé que tú eres una diferencia en comparación con la mayoría de ociosos que se sientan cinco años para discutir sin hacer buenos planes, el pueblo les odia, y si no has muerto es porque necesitaba verte, pero si no quieres entender… tu esposa está buena ¿sabes? y tu hija es odiosa ¿crees que merece vivir? no te metas con mi familia ¿meterme con tu familia? no, como se te ocurre, puedo meterme con todo el mundo si se me antoja…

Te digo que estoy furioso por haberme abandonado, me abandonaste y eso nunca te lo perdonaré ¿Por eso? Si tanto te molestas por eso, venga, quiero que me perdones ¿Sabes? Tú odiabas Lima porque Lima me cambió, y para mal, pero ahora Lima te ha cambiado, te has corrompido por la hipocresía ¡Calla! Eres un resentido ¡Resentido! Sí, soy un resentido, tengo la vergüenza de mis antepasados al ver un país mediocre y no cambiarlo para bien, tengo ese resentimiento ¡Y si no quieres ayudarme, sabrás que es terror! Vete antes que te mate, lárgate y ve con tu familia, que Lima será un infierno Ortega ¿De verdad harás todo esto? Lo hago para derrocar la barbarie que inunda a este país pútrido por la desunión, la alienación y el racismo.

¡Vámonos! ¿De viaje? Hernst, no lleves más que lo esencial ¿es un paseo a Chilca? No ¿Iremos a Miami? Tampoco, nos largamos de este lugar ¿Y la casa? La tengo protegida contra robos y desgracias mayores, cualquier cosa que pase, el seguro nos lo cubrirá inmediatamente bien, pero no me quiero ir.

¡Irás sin replicar o te caerá! Nunca me habías amenazado disculpa, pero no es el momento para hablar de eso, lo que quiero es que estén bien, nada más ¿Qué pasa contigo? hay quienes desean vernos separados ¡Papá! ¿Quién nos separará? Tú eres fuerte gracias, pero eso no sirve contra ellos ¿Son más fuertes que tú? No es que sean fuertes, es que son poderosos, tienen a todo el mundo en la mira y no se detendrán para matarnos ¡Hernst! préstame el ordenador portátil, es urgente ¿Vas a llamar a mamá con eso? chico inteligente, muy bien, usaré los audífonos y mamá estará con nosotros dentro de unos minutos.

¡Luciana! No te muevas mucho papá, hay unos carros que nos han seguido desde que partimos ¿Cómo sabes eso? Porque los he visto todo el tiempo Luciana, Hernst, colóquense los cinturones de seguridad pero ¡Es una orden, carajo! no hablen y colóquense los cinturones nunca nos gritaste pero si usan pero, pero, pero ¿Qué puedo hacer?

Esos son los hombres que quieren vernos separados, y harán lo que sea por separarnos ¿Amor? Sí, soy yo, Luján ¿Has oído de la explosión en el Congreso? Escúchame, no vuelvas a Lima, te digo que no vengas a Lima, algo pasa en el país y nos quieren matar ¿No me crees? ¡Te digo que no me drogué! quieren sacarte del gobierno, han matado a muchos congresistas ¡Vuelve a otro lugar! ¡Amor! ¿Amor? ¡Responde! Papá ¿Qué mierda quieres? Por favor, no estés llorando, Hernst, cálmate ya ¡A ti no te importa lo que pasa! ¡Nos están siguiendo y tú nos insultas! ¿Y? Les pedí que usasen sus cinturones, tengo algo en mente, pero no se desabrochen o no vivirán, oh, no lloren por favor, escuchen, cuando diga tres, cerrarán sus ventanas.

¡Hernst! Enciende el papel ¡Luciana! Derrama el contenido de esa botella negra ¿Cuál? La que está cerca de tus pies, escúchenme, mientras yo conduzca el carro, Luciana dejará que el líquido salga, y antes de que se acabe el contenido, tú, Hernst, botarás el papel, pero ten cuidado con no golpear la botella con el papel ¿Entendieron? No, entonces haremos algo más fácil, lancen sus cosas, lo que sea, lo más pesado si es necesario ¿Nos quitaremos los cinturones? Sí ¡Papá!

¿Qué pasa? Y no me digas que no ye hablo bonito ¡El tren! ¿El tren? Gracias, pero ¿Qué…? Cállate… Ruuuum, lo logramos, pudimos evadir a los malos ¡Todavía no! Ellos son obstinados, no creo que quieran perdernos de vista tan fácilmente, pero ¿Saben que tengo unos hijos tan buenos que no me permitirán rendirme fácilmente? Son quienes me dan consuelo en estas circunstancias, me dan el ánimo cuando me aburro de lo que tengo, yo vivo gracias a mis hijos y nunca dejaré de quererles gracias papi, te queremos ya mucho sentimentalismo, el tren nos ayudó, estamos cerca del río Rímac, pero si hago una maniobra espectacular, llegaremos al aeropuerto lo más rápido que podemos, el aeropuerto Jorge Chávez es lo más cercano que tenemos, vamos a hacer el proceso de compra por internet ¿Qué marca? La que sea, menos Iberia ¿Y mamá? Cuando estemos en el aeropuerto, le llamaremos desde el ordenador, hasta entonces ¡Papá! Luciana ¿Qué pasa? Hay algunos que se acercan aquí ¡Y son cholos! a ver ¿Estás de acuerdo con usar ese acento tan despectivo cuando dices serrano o cholo? Por eso nos quieren matar, por esas frases de acomplejados, por tu conducta estamos como estamos, y debo ser el peor padre como para haberte criado así ¡No, papá! No eres malo ¡Cállate! Quiero que salgan con vida pero hay muchos carros ¡Luciana! Tienes razón, hay muchos carros ¿Qué haces? conduciendo como peruano, a ver si esto nos salva la vida…

¿Te gustó la incineración de tus hijos? Vamos, habla, que nada has dicho desde que tus hijos se hicieron polvo ¡CÁLLATE, ENFERMO MENTAL! Te digo que así no obtienes lo mejor, maten a su esposa, vamos a ver como las cámaras de televisión enfocan la noticia de mañana Malditos queman a la familia presidencial, será una bomba para las putas del gobierno de tu esposa, así que te digo que no pierdes mucho, tu familia, tu esposa, pero me tienes a mí, o ¿Es que no valgo lo suficiente? habla o tu esposa demorará en morir ¡MUÉRETE! Bien, tú, señor esposo, dijo que te matemos, Jalisco, trae los clavos, haremos una repetición de la crucifixión versión moderna ¡NO! Ay, que pena por tu esposa ¿No te gusta el trapo en tu boca? Es parte del vestido de tu hijo, a ver, ya saben, si no se deja, una puñalada al esposo ¿Quieres eso? ¿No? Entonces cálmate y se una buena crucificada, el clavo uno, golpéenlo, una, dos, tres aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaau, perfecto ¿Tienes algo que decir antes que tu esposa acabe como pavo de navidad? ¿No? Clavo dos, destrocen el metacarpo, o la mano, uno, dos, tres, aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaau, bien, báñenle en queroseno, haremos una nueva fogata, pero háganlo bien, alejen su cuerpo de aquí, quiero tener una entrevista de lujo con mi querido hermano, porque ¿Lo dije? Sí, él es mi hermano, mi gemelo, señoras y señores, este congresista pasará a la historia por ver como su familia se despedaza, porque cuando tu esposa sea incinerada, la partiré en pedacitos y los perros comerán sus restos aaaaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyaaaaaaawaaaaaaaaaaa ¿Lo oyes? Es el dulce suplicio de la muerte, de la amarga muerte que mi alma apenas pudo balbucear cuando me abandonaste, pero cuando todo esto acabe, la revolución habrá empezado y nunca más se volverá a repetir lo que me hiciste ¿Algo más que agregar? Si hiciste todo esto para hallarme y matar a mi familia lentamente, si levantaste un grupo de guerrilleros en son de una revolución llena de resentimiento, pues tu odio debe acabar ya con lo que más anhelas, y dime ¿Qué es lo que más anhelas? ¿Matarme o cumplir con tu revolución? Los ciudadanos te odian, tu mensaje atravesó la lógica y la has llevado al plano sentimental: tu odio levantó un grupúsculo asfixiado por su propia ignorancia y ahora reluce como algo corrompido, si tuviste una ideología, tu revanchismo la ha matado de la peor manera, y si te digo esto ¿Crees que serás mandatario de algo? La población te odiará sin importar cuantos mates, y es por eso que nunca serás reconocido como presidente porque los peruanos no te reconocen como una representación suya. Pero, lejos de lo que hayas hecho, si no te suena a palabras tópica y forzada a ser usada en este momento, quiero que me perdones ¿Algo más? No tolero tu sentimentalismo barato, estúpido y muy digno de lo estadounidense con sus películas sobre la patria que ellos pisotean con sus planes de idiotización de masas, traigan la pistola, no quiero oír una palabra tuya, y cuando recibió la pistola, se encañonó y apretó el gatillo.

Cuento: Ciudad Batalla.

Ciudad Batalla.

Cero aeme.

Los pescados danzan en el néctar del olivo hasta morir por corazón duro, o piel dura, la que sea. Con la muñeca moviéndose bajo la lisura, barnizó las carnes en llamas hasta lograr su sabor D’Galia. Con la risa idiota y el mandil ajado, Clarisa acabó de cocinar y vertió el contenido de la sartén sobre un plato rajado, cuyos fragmentos fueron a parar a la boca de una víctima suya, comensales.

Al acabar su ritual monótono, cierra los ojos y duerme para aguantar lo de hoy, que en suma sería mañana, pero se dice hoy porque ya son las 24 de la ¿Mañana? ¿Noche? No parecía noche, realmente. Musitó algunas letras del Grupo 5, contó 6 ovejas y despertó a las 7. Sus hijos entraron a la sala, el menor semidesnudo y el mayor en calzoncillos. Chilló para que se bañasen, ordenasen sus cuadernos y fuesen pronto a estudiar, que no en vano metió a su esposo en la cárcel por una trifulca de miles de connotaciones.

Revisando los cuadernos sucios y casi sin garrapatear, Camilo se quita la única prenda y va hacia el otro cuarto, húmedo e invadido de hongos que amenazan su paupérrima defensa llamada piel. Jaló la cuerda del pozo y sacó agua con escoria innombrable, humedeció su piel y usó una pastilla a modo de jabón, liberó la suciedad y se masturbó. En el transcurso entró Tamil, quien le miró anonadado. Siguió con su práctica y le lanzó agua. Gritó Tamil por la cuchillada hecha baldazo y fue ignorado. Salió sin toalla y regaló un bofetón a Tamil como regalo diario. Secó su piel y se vistió con sus harapos arrugados, metió el suéter del año tras antepasado en su mochila y metió su vaso sobre el cuaderno de Tamil.

– Tamil me dijo que le robaste sus panes.
– Tamil es un maricón, por mayoría de votos y porque es así.

Se calló y siguió cortando los panes, vestido suyo que saca el hilo y muestra el signo de mujer en su busto. Vio las caídas gotas derramadas sobre el cuaderno de Tamil, suspiró y pensó que enamorarse de un drogadicto, siendo meretriz, no era sólo estúpido, sino ingenuo. Códigos genéticos, historia de un zarrapastroso escritor y adivinación sin bola de cristal o magia. Acabó con el pan número treinta y lo guardó en la bolsa. Hirvió el agua y metió la quinua junto a otros menjunjes que imitaban falsamente al real, pero que ante el paladar engañaba gloriosamente. Tamil, mostrando elegancia, acabó de planchar su vestido y lustró sus zapatos, lavo sus manos e intentó sacar el vaso de su hermano para guardar sus cuadernos.

– Saca tu mano de allí.
– No jodas y lárgate.
– ¡Mamá!
– ¡Mamá! Camilo me pega porque soy gay. Marica.
– Cállate.
– Basta los dos. Deberías colocar tus cosas a tiempo, no fuera de la mochila.
– Pero si él sacó mis cuadernos para usarlos como papel higiénico.
– Pero ese es tú problema, no fuiste a comprar papel, así que necesité algunas cosas.
– Pero siempre es así.
– ¡Basta los dos! Tamil, toma tus precauciones si sabes que tu hermano jode. Y tú, Camilo, deja de molestar o…
– O el mariconazo de Tamil se quejará. Me voy.
– ¡Camilo, quédate que aún no he terminado!

Y con el viento formado por su salida, Camilo sacó un cigarro y lo metió entre sus dedos.



Tric-trac.

Con el ímpetu entre sus manos, Camilo desgarró la aorta de su oponente y pisoteó su rostro. Al entender lo ocurrido, su grupo y él le llevaron hacia el barranco y le tiraron hacia el muladar. Sonrientes, celebraron su victoria y sacaron más cigarrillos; otros, hojas de marihuana, paco y cocaína. Rieron y siguieron contando relatos absurdos de mujeres que aparecían en los sueños y te sacaban conejos en la pinga si es que le invocabas. La súcubo era la pareja ideal hasta que uno perdía la mente –como era normal a lo largo de los milenios –por ella y para ella. El relato murió con las sirenas de los policías. Cargaron sus cuadernos y entraron al colegio desde la pared blanca, zona de comercio ilegal (bombas molotov, condones con púas y fotografías pornográficas de niñas y adolescentes violadas) y rumor de los alumnos de segundo, hecho en alumnos de tercero, plaza en alumnos de cuarto y ciudad batalla en quinto. Se escabulleron entre escaleras roídas ante el tiempo, atropellaron a media decena de alumnos y piropearon a docenas de alumnas.

– Le sacaste la mierda –dijo uno de ellos. Camilo sonrió.


Al finalizar su garrapateo, Tamil oyó los resquicios de la clase de profesora y sueño al mismo tiempo. Venció el sopor y siguió oyendo los accidentes de tránsito son ocasionados por los errores gramaticales, roles actanciales o la llegada de Estados Unidos a Lima, conquistada y sitiada (sólo en mente) por la parafernalia de lo cultural. A la hora de recreo, jaló la cremallera de su mochila y sacó una bolsa con dos panes, una botella de emoliente y una cuchilla. Una de sus compañeras lo vio y chilló. Sorprendido por tener el arma de su hermano, lo ocultó rápidamente. La T-rex que tenía por maestra le revolvió sus pertenencias hasta hallar el arma, la confiscó y llamó al auxiliar para que fuese al salón de Dirección.

– No es posible –comentó el auxiliar –nunca hizo problemas.
– También lo sé –dijo la profesora, miró al lloroso niño y suspiró –por eso quiero llamar a su madre.

Al salir, Tamil oyó las burlas de sus compañeros.

– ¿Camilo Orteaga? Ya veo. Ve al 501 y llámale.

El auxiliar salió del salón y miró rápidamente la languidez impresa en la faz ajena. Tamil cerró los ojos y trató de concentrarse en lo que diría en el colegio, en la casa y ante Camilo. Al llegar, más se asemejaba a un reo que a alumno.

– ¿Es Camilo Orteaga?
– Depende.
– ¿Cómo que depende?
– Mis amigos me llaman El Llama.
– No me interesan sus alias. Cuando Tamil abrió su mochila, le encontraron una cuchilla. Y ya sabe a lo que me refiero.
– No, no sé si Tamil se hizo pandillero, ese no es problema mío.
– ¡No, señor Camilo! Yo le confisqué a usted esa misma arma la semana pasada, y desapareció. No pueden existir dos creaciones rústicas de la misma manera.
– ¿Y por qué no?
– Porque perforé ligeramente el mango, y dice confiscado.
– …
– No tienes palabras ¿Verdad? Y eso no basta, porque sé que has peleado y dañado a tus compañeros Calígula y Romero.
– Si cree en esos soplones.
– No les creí palabra alguna: Yo te vi peleando.
– ¿Y tanto problema se hace por un cuchillo que no dañó?
– ¡No sea insolente! Crea armas, las usa y luego las deja en la mochila de su hermano. Con esto está expulsado del colegio. Y porque sé que sería lo mismo sin esta otra medida: ni vos se acercará aquí. Sus amigotes, que en realidad son pandilleros, hacen su vida ¿No? Puede irse.

Antes de retirarse, Camilo sacó otro cuchillo y pegó con el mango en la cabeza de Tamil, quien no lo necesitó para llorar otra vez.



– Tengo que irme, Tamil.
– Espérame Tod, llévate mis cuadernos. Camilo los rompe.
– Pero ¿Hiciste la tarea?
– Ya, casi acabo. Por eso me demoro.

Acabó la última suma y metió los cuadernos en la mochila de Tod. Sacó unas monedas y le pagó por el servicio. Al llegar a casa, Camilo estaba reunido con seis compañeros más. Murmuraron algunas palabras y cada uno sacó una cuchilla. Todas estaban humedecidas de sangre, pero el terror venía del rostro, totalmente desecho por el cúmulo de drogas entre venas.

– ¿Qué pasa? Sólo sacábamos nuestros juguetes.
– Mamá te ordenó ni siquiera mencionar sus nombres.
– ¿Mamá? Ah, bueno… Ella jodió tanto al no darme dinero, bueno, uno nunca se contenta con lo que tiene, este… ¿Quieres probar carne humana? Y mejor si se llama…
– …Mamá.
– Sí. La mother. Ahora cada uno tiene su juguetito, nuevo. Y también tienes uno –lanzó el arma, la que cayó atravesando su mochila –porque eso sí, no perdonaré tu soplonería. Aquí se acabó todo. Sólo tú y yo.
– No quiero pelear.
– No quiero pelear… Rosquete, eso eres. Soplón maricón. Pelea.

Percibiendo aire enrarecido, Tamil agarró el arma y miró fijamente a su hermano, cuya sonrisa se desencajó, más humano y alegre. Al alzar su cuchillo, Camilo le desarmó con un golpe hacia la mano. Pero cuando el cuchillo giró en el aire y el mayor se movió para atacar, la hoja entró en su nuca y cortó el único anexo que tenía por vida, aunque fuese material.

Aún en shock, Tamil gritó y los seis adolescentes escaparon.

Cuento: ¡Cazador!

¡Cazador!

Con su escopeta, Orrot siguió viendo al anciano. Se arrodilló por el dolor y no creía que un simple anciano acabaría con el pedazo de vida que ostentó. Ni siquiera en sueños.

Salió a cazar como le era costumbre. Un hacha en el hombro, balas y su fiel arma. Para obtener madera, andaba descuidado y cantaba a la tierra, al tiempo, a la vegetación. Pero caminaba cuidadosamente si cazaba, sus ojos se movían hasta obtener la radiografía del lugar, un venado era mensual y ya era hora, ya era hora. Su experiencia en la vida de bosque, indispensable a todas luces. Aprendió a leer huellas y heces, el significado del musgo y como predecir el clima con nimbos. Se divertía viendo estrellas y haciendo ladrillos para sus chimeneas porque los últimos veinte años el frío aparecía en verano, y el invierno era más que polar, casi plutónico.

– El río se desbordó –comentó fríamente. Metió la madera hacia su cabaña y volvió a salir. Suspiró por novena vez y creyó oír la voz de Sándor – ¿Estás aquí? –las ardillas escaparon. Orrot maldijo su pérdida de vigor y siguió caminando.

Su escopeta era la única arma que tenía –porque el hacha no la consideraba como tal– y la que fabricó, graduación de balas, aumento o disminución de la velocidad. Si cazaba perdices, graduaba los orificios a 1, cuando el límite es 40. Sólo una división para los números 5 y 20: 5A, 5B, 20A, 20B y 20C. Tenían explosivos que dañaba al animal. Como las aves más grandes o venados. Si el animal era grande, sólo quedaba usar el número 30. Desde el 31 hasta el 40 lo vetó moralmente por su capacidad de destrucción.

– ¿Estás aquí, Sándor? –oyó el andar de pies desnudos, movimiento, ramas y hojas caídas. Sabía como andaban los monos, y eso jamás sería uno. Con rapidez se subió y olisqueó los efluvios de quien lo haya pisado. Esbozó una sonrisa y siguió el rastro.
– Sí, estoy aquí –decía Sándor mientras bailaba tontamente. La lluvia mojó su pecho y se deslizó. Orrot caminaba con su hacha, Sándor le miraba y oyó el trac de la madera, el hacha y trac-trac. El tronco cayó donde quiso, gracias a su complejo modelo de máquina de cuerdas, sólo jaló el cordón rojo y el tronco andaba junto con Sándor, quien reía sin parar. Al llegar al frontis de su casa, Sándor se quitó la camisa y la exprimió. Volvió a colocársela y le ayudó a resguardarla de la lluvia.
– ¿Quieres café? –ni siquiera necesitaba preguntar, pero sólo era cortesía. El agua hervía con placer, alejó la tetera de la chimenea junto con el trípode y vertió su contenido en dos tazas. Molió el café que tostó ante el sol y lo introdujo en la taza. Añadió azúcar, nuevo descubrimiento de Sándor desde que apareció. Luego añadió leche hasta llenar la taza y bebieron.
– Dulcísima –comentó Sándor, sacó dos tabletas de chocolate y le entregó una.
– Las cosas que los humanos hacen –comentó, abrió dificultosamente el paquete y mordió el chocolate –nada mal.
– Los humanos hacen cosas… Pelean, ríen –acabó su café y sonrió –otros tienen la vida… Fácil.
– Esto no es fácil, Sándor –musitó Orrot, el niño asintió y cerró sus ojos. Le llevó hacia el mueble más cercano a la chimenea y le puso una manta. Fue hacia el cuarto y se metió dentro de su cama, ya sin calefacción.

Pero no estaba, y lo sabía tan bien.

– ¿A dónde vamos? –preguntó Sándor, agarró el hacha y cortó la corteza del tronco hasta lograr tener un tallado de rostro.
– No sé, pero cazaremos –respondió Orrot. Sándor mostró el corte, sonrió el hombre y acarició los cabellos abultados del niño, lleno de alimañas.

Olisqueó las huellas y las acarició. Caminó durante media hora ochocientos metros. Sándor le parodió, borrando los vestigios. Alzó la mano y detuvo el movimiento del niño, quien también alzó la mano. Apuntó su calibrada arma y disparó hacia el cuello de un animal. Sándor corrió hacia el animal moribundo y lo abrazó hasta romper el cuello.

– Uf, pesa –comentó Sándor, Orrot alzó al ciervo de sus cornamentas y cargó su cuerpo sobre sus hombros –eres muy fuerte.
– No –jadeó Orrot mientras caminaba –sólo es práctica.

Al regresar, desolló al animal y lo seccionó. El niño jugaba con las largas cornamentas, ramas encogidas de árbol. Comieron y durmieron luego de dos horas y media… Dos horas y media de espera, porque aún Orrot creía oír a Sándor, hasta los efluvios eran creados por la mente del anciano. La voz de Sándor, sus pisadas y su aroma le obligó a salir.

– ¿Por qué escapaste de tu casa? –preguntó Orrot luego de cortar otro árbol, Sándor le miró fijamente y parpadeó, cubriendo sus ojos rojos, los que evocaban a la roja luna y los brillos marcianos.
– Jugaron los soldados con mi familia –contestó Sándor fríamente, luego sonrió y gritó –bum, bum y bum, que saquen al espía, tratratratra, ¡Ah, no quieren! Más tratratá, y que no queden sin su bum y más bum, bum. Eh, Lila, Sándor ¿Dónde están? Y más tratratratra. Fuuuuuuuuuuuuuuuu, nada, herida, sangre, pero más sangre que nada, secciones desmembradas, como el hacha a tu víctima. No quedó nada, excepto Lila y yo.
– ¿Y qué pasó con Lila?
– Escapamos de casa, pero pisó en tierra maldita y explotó –declaró Sándor –no creí hasta donde puede reducirse el cuerpo, ni siquiera quedaron los zapatos, pero tengo sus aretes colgados ¿Los ve? Y el collar de mi padre, está bien lindo ¿No? Y el anillo de mamá, que brilla en la noche con un rojo intenso como mis ojos. Ellos viven, lo sé. Lila podrá explotar miles de veces, pero vive.
– ¿De donde viniste?
– No recuerdo el nombre, pero mejor hay que llamarlo Tra, porque es lo más frecuente, y su capital Bum, porque es lo segundo más importante que se oye. No sé el sonido de la tierra maldita, porque me hace sangrar, lo sé porque estuve cerca de Lila y la tierra me expulsó, mis piernas ardían. Pero mis oídos perdieron fuerza, ya casi no escucho.
– Por aquí hay un río, cuyas aguas son deliciosas ¿Te gustaría ir?
– Ya, y ¿Qué animales están allí?
– Te imaginarás que muchos, pero no.

Tras respirar el polvo, colinas desoladas de vegetación y una caída que les llevó hacia el llano, kilómetros de lejanía hacia un mundo surreal, la voz de un coro adormeció el cerebro y la sensación de sueño murió en Sándor y Orrot. Cuando el viento sopló, hojas doradas golpearon los brazos del niño, quien se cubría por el ventarrón. El sol estaba más cerca de lo normal, una esfera en el pináculo de un altar: la vida. Entraron hacia una arboleda, siguieron un sendero invisible y luego de media hora, Sándor oyó la caída del agua.

– ¿Oyes? Ellos están cantando.
– ¿Quienes?
– Todos…

Ignorando el significado, el niño captó el sonido y las imágenes que vio en ese momento cambiaron por lazos amarillos, verdes, negros y rojos. Se movió hacia la fuente del sonido, pero sólo vio imitaciones en miniatura de cometas etéreos que giraban alrededor de una vara negra con letras rojas:

Nous sommes du soleil,
We love when we play,
We love when we play.

– ¿Dónde está el río?
– ¿No lo ves?

Al señalarlo, la tierra se movió hasta formar una gruta. En la oscuridad de la construcción, nació un hilillo de agua, y pronto toneladas de agua fueron expulsadas de allí. Pero al tocar el suelo, las aguas se elevaron e inundaron los cuerpos de ambos. Súbitamente, un ciclón nació desde lo más profundo de la tierra y les atrapó.

– Menudo viaje –comentó Sándor mientras exprimía su ropa. Regresaron hacia la casa y ambos sentían frío, pero también estaban relajados –nunca creí que fuese tan…
– Extraño, sí que lo es. Pero de eso se trata.

A la semana siguiente, los dos perseguían un jabalí. El animal bruscamente cambió su rumbo y la bala se alojó en su lomo. Aceleró y avanzó a pesar de sus heridas. Orrot graduó su escopeta y cambió las balas. Después de sentir una sacudida, apretó el gatillo (otra gran sacudida sintió) e inmediatamente sus oídos sangraron por los decibeles. Al abrir los ojos, la pólvora hizo una cortina espesa que le impidió ver del todo, pero oyó el último quejido del animal.

– ¡Orrot!–musitó Sándor –¿Quién apagó las luces?
– Nadie… Yo jamás puedo apagar luces.
– ¡Hace frío! Demasiado, y duele.

El cazador repelió los vestigios de la pólvora y vio el cuerpo unido al tronco de un manzano. Resolló y acarició la mano de Sándor, la que se separó de la muñeca.

– No, Orrot.
– Sándor…

La escopeta estaba fundida y apenas había sentido que su mano ya le era inútil por la quemadura… Desde hace años. Porque cuando Orrot oyó la voz de Sándor (la que viajaba a través del viento) y le siguió, llegó al punto muerto, donde el jabalí acabó seccionado en trozos. El reflejo del agua le disparó y se había materializado cerca del árbol. La marca de Sándor era indeleble, y Orrot supo que su reflejo o, en su defecto, el pasado, le había matado indudablemente.

Cuento: Microbio.

Microbio.

We see that hate destroys the soul
Of anyone who tries to teach it.

Homeworld. Yes.

Con la séptima bala supo que ya había acabado con su vida. La moto le esperaba, el conductor también. Huyó y jugueteó con un relicario rojo cobrizo, suyo desde su confiscación. Regresó a casa de R.E.M., cuyo ojo de vidrio jamás mostraba menos vida que el otro.

– R.E.M. dice si acabaste.
– Ya está.

Le entregó un paquete de billetes. Sin vida, sonrió y los metió dentro de sus bolsillos. R.E.M. sacó otra fotografía, su compinche se la dio al sicario, quien silbó.

– Conozco al tío.
– Mejor para ti.
– Son mil más.
– Tráeme su cabeza, entonces.

Llegó a su casa, besó a su madre y se durmió. Al despertarse, metió una chaveta dentro de sus pantalones y salió de ella mientras jugueteaba con una peonza de madera. Se juntó con los niños y les vio jugar, alzaba la mirada para ver si Tartufo salía, porque sabía que si salía, nunca habría hora de llegada. Luego de media hora, Tartufo salió con una niña, quien abandonó el hogar fugazmente. Enfurecido, mordió su mano hasta sentir baba roja. Súbitamente, una peonza impactó contra su nariz.

– Disculpa.

Ignoró la frase, de hecho perdió la concentración y casi le rebana en secciones, pero juró que lo haría ni bien acabase con su trabajo. La moto que usó tenía unas marcas únicas, algo que sabía el sicario con precisión. A los tres minutos, fue al noveno piso de la quinta y con sus binoculares siguió la ruta de Tartufo. Sólo quería cerciorarse si su víctima sufría o no premoniciones. Siguió el trayecto del adulto y llegó a las 1, esperó hasta las 9, momento donde dos varones y una mujer, los tres menores de trece años, salieron del local. Ya había pinchado sus neumáticos, sólo había que ver la sensación de miedo cuando las cosas jamás salían como quería. Y es que él se sentía desprotegido contra aquel que se metiese con él porque era Il Divo, hacerlo constituía un acto contra natura. El sicario le saludó, parló con Tartufo, quien aún estaba en tensión. Socavó las intensiones tras los ojos de la víctima, quien ya le había hecho su vida a cuadritos tantas veces, como a tantos niños. Cuando obtuvo sus repuestos, el sicario extrajo su arma mientras Il Divo cargaba su revólver, disparó e impactó con la hoja. Rebotó la bala y cercenó el cuello de su víctima, quien aún vivía. Trozó sus miembros y al final desgarró sus cuerdas vocales. Cargó el miembro con su mano izquierda y caminó hacia la casa de R.E.M., al llegar lanzó la cabeza como una peonza y rió.

– Nada mal. Los papeles…

Recibió otro paquete más grueso que el anterior. Salió de la casa y fue a la suya. Cenó con su madre, golpearon la puerta súbitamente. Pero para él no significaba más que trabajo, trabajo ajeno, no suyo. Si no se retiraba, tendría que rebanar más cuellos. Cuando salió por la puerta falsa, juró que oía gemidos del amante casual de su madre. Alzó la mirada de su casa, decadencia barroca al estilo narco. Debía ir al hospital para mañana, pero no perdía yéndose ahora.

– Caja.
– ¿Paciente?
– Nicomedes de la Mata.
– Siempre paga al día, lástima que su padre siempre esté ocupado.
– Lástima…

La mar de personas cubría el gigantesco pasillo, todos esperando el bus de la Morgue o hallando una esperanza de agonía llamada parodia de vida. Entró al ascensor y subió varios pisos. Al detenerse, miró escenas de humanos caminando sin saber que hacían allí. Los médicos parlamentaban alegres con enfermeras, quienes rechazaban sutilmente el noviazgo. Vio las bancas de pacientes con mirada de huaco retrato y rió para sus adentros, entró al 391 y vio varias máquinas con tubos de ciudad congestionada, embotellamiento eterno y sin vista a la luz.

– Viniste.

La irregular máquina transportaba sangre. Sintió asco al ver el catéter en su cuello, ni se fijó si había más catéteres, porque acabaría siendo víctima de algo, y él deseaba ser víctima de la nada, no de un sentimiento. Nicomedes agarró la mano de su hermano y la estrechó con debilidad. El sicario besó su mano y suspiró levemente, resolló y rascó su cabeza.

– ¿Te tratan bien?
– Sí, pero me aburro.
– Tal vez te traiga un Nientiendo DS.
– No se dice así, es un Noentiendo DS.
– Como carajo se diga, pero te lo traigo.
– ¿Y si no me dejan tenerlo?
– Dime que doctorcito fue para que le plomee ¿Vale?
– Ja, dices cosas graciosas.

Salió del cuarto, aún con el relicario do se alojaba una fotografía de su hermano. Al regresar a casa, las hojas revueltas y tiradas le dieron asco. Oyó el grito de su madre y caminó silenciosamente hacia el inicio. Dos jóvenes le desnudaban mientras un tercero le apuntaba con su revólver. Lanzó su chaveta mientras disparó hacia los dos jóvenes que intervenían, escapó de casa y luego regresó sin sus armas, tranquilo y apacible.

– ¿Qué pasó?
– Hijos de puta, esos sicarios no nos dejan en paz. Ten cuidado con ellos.
– ¿Quién los remató?
– Ni sé, que me importa. Pero me salvó de una buena.
– Yo los saco.

Lanzó los cuerpos hacia el muladar, donde los perros ansiaban el almuerzo del mes, y tal vez del siguiente. Reconoció a todos: eran sus compañeros y sentía odio hacia quienes les hubiese mandado. R.E.M. sólo podía haber hecho eso, pero (y sólo creía en eso) si él hubiese muerto, otro había tomado control. Si no era Filo, tal vez Pólvora o Tricky. Todos eran sus enemigos, menos R.E.M. porque tuvo millones de oportunidades para liquidarle, y tan buen trabajo estaba haciendo que sintió indignación creer que por eficaz le hiciese una perrada de ese tipo.

– Ve a jugar.

Desenterró sus armas, las ocultó y siguió caminando. No sentía que su madre estuviese segura, debía espiarle a toda costa o vendrían más sicarios, y si él no defendía a su madre, jamás lo haría otro… Excepto Enoch. Sacó seis billetes y fue hacia su casa.

– Me ficharon.
– Ah, es que R.E.M. ha muerto.
– ¿Qué pasó?
– Por viejo, nada más.
– ¿Y quien fue el cabrón que me mandó a dar vuelta?
– El Tricky, el Filo y el Pólvora, ahora son curacas nuestros.
– A la mierda los tres, me cago en ellos.
– Mira, zafa de aquí o también me darán vuelta, chiquillo.
– Toma –sacó no sólo los seis billetes, sino todos –métete y encámate con mi madre, si quieres. Pero no permitas que se quede, sácale de aquí.

Sonrió Enoch. Metió los billetes dentro y silbó.

– ¿Quieres jugar con ellos?
– Tricky es camote, no cuenta. Filo si es peligroso, armado. Y Pólvora vale caca, pero cuando se raya, no cree en nadie. Si me los tumbo, porque sé que puedo, te doy mi casa, total, la de R.E.M. sería genial.

Alzó su arma y disparó a quemarropa desde la puerta. La ventana fue destrozada, pero se oyeron gritos por todos lados. Los ciudadanos corrieron en búsqueda de sus familiares, los metieron a sus casas y se quedaron congelados por lo que vendría, porque meterse con Los Curacas era más que un genocidio en uno mismo, que valdría a miles de suicidios. Enoch suspiró y sacó su lanzador de granadas.

– Nunca salgas de casa sin uno –le comentó.

Al día siguiente, acabó con el último hombre en contra suyo. Enoch le cuidaba y miraba atento cualquier acto de sedición. Sus palabras hicieron de la fidelidad por parte de los otros sicarios ley. Sonó el teléfono móvil y contestó.

– ¡Muchachito insolente! ¿Por qué no has ido a casa?
– Porque…
– Porque nada, tienes 10 años y sales como si nada. Vienen los narcos y tú te atreves a chivatear, carajo. Regresa a casa inmediatamente.
– Ya, mami.

Ojalá hubiese oído el reproche de su madre, quien le daría a palazos, como lo hacía su padrastro (quien murió a culetazos) cada vez que salía a mirar la calle. Los dulces senos de su madre le recibirían mientras repartía nalgadas con los palos. Porque cuando Microbio alzó la mirada tras la ventana, era inevitable ver el cráter que tenía por vecindario. Y la otrora construcción rococó narco era un estorbo para el nuevo edificio, copia del cuerpo de su madre.

Cuento: Pillfreak.

Pillfreak.

Thompson sacó la penúltima píldora de su bolsillo y caminó durante tres minutos hacia Sorrow Street. Durante ocho minutos más esperó por el bus de Kräutressive Station, sacó otra píldora y rememoró súbitas imágenes difusas. Las metió dentro de su baúl maniacodepresivo y subió las gradas una y otra vez. Pagó su pasaje y bruscamente ocupó un asiento.

– Criminal, criminal, Hideputa criminal.
– Bah.
– Criminal, criminal.

Al llegar a Baux Street, entró a la farmacia y pidió su Synchro mediante la receta. La farmacóloga le miró avergonzada y entregó el producto. Borró al Criminal, criminal y pagó su coste. Luego de cruzar Rice Avenue y Duce Downtown, tras la línea negra que le llevó hacia Vovodoo Park y Lismark Street, entró a una casa de luces verdes fantasmagóricas, cuya oscuridad velaba rostros infantiles y mutilados por una agresión que va más allá de las palabras. Oyó a Patterson, quien le sonrió al verle.

– Nuevas adquisiciones. Dos mangas, tres monas y dos…
– ¿Tienes algo nuevo?
– Ya te lo dije, mangas, monas y…
– Un nuevo sabor.
– Nones, ve al otro barrio. Duncan Avenue. Pero te costará más, los azules jamás cobran barato.
– Mejor no, esperaré hasta mañana por ello. Una mona.
– Nueve años. Nunca la verás ni en el día por negra.

Entró hacia un gran cuarto, pobremente decorado en cuanto a luz y adornos que hubiesen dado un efecto más macabro. Patterson le llevó hacia la cama más lejana y miró a la niña. Sus ojos se desenfocaron del susto y mataron la poquísima esperanza de no ser molestada en su sueño, autocompasión sin fin y cuchilladas sin hojas férreas…

– Las piernas, ahora.

Patterson rió. La niña intentó huir mientras otras coetáneas también sufrían lo que tarde o temprano sufrió. Una cuerda bien atada le impidió moverse más allá de lo permitido. Patterson sacó una vara y le fustigó cuatro veces en las piernas, abrazó las patas de la cama y lloró.

– Así son todas.

Luego de salir del antro, compró más pastillas tipo Radical. Las guardó y regresó a casa. Redactó varios panfletos acerca de los poemas, la teoría de la vida cual peonza, la metáfora de las esquinas, el fin de los esquimales, un dato no real, pero lejos de lo irreal, acerca de los militares que enseñan un signo y ascienden sobre las notas y el esfuerzo de sus compañeros lejos de ese mundo. Las masticó dentro de su cama y durmió luego de diez minutos.

Al despertarse, su resaca comenzaba a crear estragos en su cuerpo: irritación extrema, pérdida de la coloración normal, desplome de los cabellos, ojos acromáticos y, en última instancia, desaparición de las huellas digitales. Revisó el calendario y supo que había dormido una semana y estaba tan deshidratado que su piel estaba arrugadísima y la cuenca de sus ojos imitaba a los puquios, los mismos que le dieron vida en Toval, su pueblo. Tragó dos litros y medio de agua mineralizada, acabó con las poblaciones de alimentos en su refrigeradora y suspiró.

– Sin el puto gobierno, sería más mierda.

Sacó su tarjeta, tomó lo que le quedaba de dinero y fue a sacar dinero del banco. Cobró todo el dinero y gastó parcialmente en comida, pastillas y pagó sus deudas. Le molestaba lo barato del internet y el teléfono, que realmente no era tan necesario como la comida, que cada día inflaba su precio hasta los límites poco sospechados. Entró a un cuchitril en Wall Avenue y se masturbó, sin éxito. Un joven mendigo le imitó y se rió en su cara al lograrlo. Sacó su pistola (con un silenciador y cubierto con una bolsa de plástico) y le disparó a quemarropa, como en los viejos tiempos.

Llegó hacia Duncan Avenue mediante el metro, buscó a Lolo, un sureño (más allá de Texas, lejísimos del Caribe y más allá del canal de Panamá, antes de la Tierra Madre de Fuego y sobre Chile) con la mirada pícara y los ojos como zafiros recién pulidos. Le recibió y pidió dos personas, jóvenes en su mayoría. Cien dólares, por si vienen a joder los azules, ¡Qué va! Ni creas, son jodidos, maricas cacaneros, se les rompe la mano con trescientos a más, ni sabes las batidas que hacen. Pero si hasta el mismo gobernador entró una vez, congelados nos quedamos ¿Qué sí? Servicio gratuito, y quisimos grabarle, pero nos jodió con sus imanes, él sí sabe que hacer, tremendos imanes que se trajo. Eran casi como un blinblin, malogró laptop, grabadora, cámaras, todo. Piña pues. Y desde ese momento los azules no nos joden tanto, y sus tarifas de sobornos están bajos, aunque trescientos parezcan mucho. Por cierto ¿Tienes algo nuevo? Sí, compatriota nuestro es, de Cajamarca. Parece emo ¿Por? Se ha intentado suicidar, nadie le quiere, siempre está deprimido ¿Y si me lo llevo? ¿Qué, qué? Mierda, nos costó tener uno, si hasta los clientes se quejan porque no para de quejarse, no, no es por el orto, sino porque sólo musita que quiere morir, y ya le hemos amenazado, ya le cayó palo, y se adaptó a ello. No le tiene miedo a morir o parecido, más bien lo busca. Carajo, que habrá visto. Nada que yo sepa, si quieres llevártelo, habla con Croc, que usó sus contactos, unos marines graduados hace seis años. Quiero verle. No sólo parece emo, porque a primera vista parece hembra. Sólo hay que bajarle el pantalón y… Ya, pero ¿La hace o no la hace? Sí, según Croc. Sólo es paciencia, culo de oro ¿Y? Tiene algo que no se qué, pero habrá que tratar con él. Oye, chibolo ¿Cómo te llamas? ¿No has oído? ¡Habla! No importa, es una cosa, no vale, toma, el sabor de la carne es único. Mierda, mis pastillas. Un Viagra no me hará daño. Rico culo, nada mal. Pero no jadeas ni te quejas ¿Qué eres como para ser insensible? Chilla, quéjate, haz algo, pero no puede ser que seas frío, insistiré. Me voy. Lolo, de verdad que deberías darle a punta de patadas, ese chibolo es un monstruo. Oh, se levantó el niño. No soy un monstruo. Pues compórtate como tal, mierda. Haz lo que se te dice o te irá peor, y te doy bienvenida al club de los sidosos, porque ahora la pasará, si no mal, peor, por cierto ¿Por qué tantas pastillas? Esta, para levantar mi moral. Levantar moral ¿Eh? Sólo mírale y haz que tu moral suba. Indio de mierda, quiero que llores como debe ser, quéjate o te reviento a patadas, llora, llora, asesino, mataste a papá. Asesino. Cállate, carajo. Mira, no sangra y ya le aplastaste el tabique. Vaya, pago por el niño y ya estropean su rostro ¿Qué les pasa? Croc, el nuevo es demasiado pasivo, no grita, no se queja, nada. Se lo quiere llevar ¿Qué? Sí, si tanto dolor de cabeza te causa. Ocho mil ahora, tres mil mensuales hasta fin de año y ya es tuyo completamente. Ya, me sobra la plata. Por cierto ¿Puede entendernos? No, nunca le he visto murmurar o insultar en inglés. Chibolo, tú le perteneces totalmente. No, jamás me llevarán ante él, el asesino jamás ¡Asesino! ¿Por dónde él asesino es? Mi papá… Chitón y ven conmigo. Por cierto, no te olvides de su pantalla lisérgica, una vez al día, antes de dormir.

Agonía ajena, más allá de los pasos de mi mentor, de los jadeos que emiten algunos coetáneos, efluvios que rebanan la misericordia y la simple palabreja: inocencia. Acaso ser niño vale menos que un pedo, ocho leros o la frase ilógica de cualquier petiso. Una áspera mano llevaba su brazo férreamente, a pesar de mis pataleos y tres cargas en mi haber. Es un cambalache entre monedas y objeto, la dulzura de ser más que un grano de arena no es confortable, sino amargura a ultranza. Si mi papá supiese me he encamado con su enemigo me desterraría ¡Un paria! Como si lo necesitase más que una madre –la mía, en este caso– asesinada tiempo después. Luego vagabundeando como malabarista, como funámbulo y una joya del circo La Serna. Con su miren a la última maravilla de ”oriente”, Bernard Simon, y subía cuerdas, mis piruetas eran las máximas, y apunto de caerme, un gancho me sostenía, hacía un salto mortal y regresaba a duras penas. Ahora todo se fue al carajo por los azules que nos pidieron no se qué carnet.

Al tacho.

Luego buscaron un padre, o mi madre. Y dale que no tengo ¿Ah no tienes? Y me llevan al Inabif, que vaya con la tía, y la tía no sólo me ve como estorbo, sino que debo mantenerle. Ah, como si realmente estuviese en mis cabales serviciales. Regresé a la casa de Judith, esposa del cirquero, y lo más crudo que he visto me regresa a las frases de mi madre cuando decía que papá estaba muerto. Pero él me hizo ver como mataban una persona, lo trajo en un cassette y lo vimos: Esto es morirse. Ahogados, descuartizados, envenenados, muerte natural, explosiones, arrollados, atropellados (los fragmentos del cuerpo se asemejaban al lomo saltado que tanto amé hasta ver esa cosa), electrocutados y quemados. Y mi papá ¿Cómo habrá muerto? Si habré de recordar a balazos, sería una muy lenta, o rápida. Asesinados, una cruz que rebanó los senos, múltiples cortes en toda la piel. El hombre sin órganos y hecho huesos más músculos. Hallé una pelota de carne, muy dura que debe ser el cráneo de Mía por el lazo que le regalé tiempo atrás, y Damasco, con la mano dentro del estómago y sus pies encerrados en el pecho. Sabía que ellos tenían problemas y rivalidades con otro grupo, pero no me imaginé (o será casualidad) que el odio motivase, sin mover los músculos, a la muerte. Al soldado que disparó contra su compañero le dieron de baja, el soldado muerto, mi padre, y su compañero, aquel hombre que me lleva entre sus dedos.

– Ya, la ropa.

Al tomar otra pastilla, Thompson había perdido control de su mente. Pero aún tenía suficiente lucidez como para hacer lo que anhelaba. Sin obedecer, Thompson se desnudó, pero aún se sentía vacuo. Tragó tres pastillas mientras disolvía ocho más en un vaso, batió el contenido hasta hacerlo polvo y lo metió en una jeringa parcialmente.

– O me obedeces, o te cae.

¿Y la estaba buscando? Desde antaño, aunque jamás pudiese reencarnarse en otro cuerpo. Iba a agarrar la jeringa hasta que se agitó la existencia de Thompson Cajahuanca, bombeó más sangre y siguió hasta el hartazgo. Él ya había muerto. Pero Bernard sacó el contenido de la jeringa y lo colocó en un vaso, bebiéndolo rápidamente para que también su alma evacuase su maldita existencia.

Cuento: Sueño Americano.

Sueño americano.

Lo más probable que es ella haya mirado mi rostro desde el cielo ¡Sin ser pesimista! Y no me molestaría si yo le acompañase, ahora también me lanzarán piedras y tendré el infortunio de vivir para contarlo, aunque no sé por cuantos días o meses, si es que la enfermedad no me esfuma antes de tiempo. O si todavía vive, está muy débil como para caminar y daría lo mismo cualquier cosa que hiciese.

Yo era gordo, muy gordo, una pelota de playa dentro de un vaso cuando iba en carro. Mi mamá no tanto, yo parecía un muro negador de radiación -sólo en ancho- en símil con ella. Ya no quiero entrar en detalles físicos, me agujerearía a mí mismo de sólo recordar el pasado con lo ahora, con el ya. Pero si debo hacerle mención de la mejor manera, diré que cada estrella es única en su especie, y ella, la más brillante, aunque a veces me comporte mal.

Accidente. Uiiiiiiiiiiiiiiuiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii. Ambulancia. Personas. Batas. Heridas. Coche. Impacto. Llanto. Urgencia. Multa. Cárcel. Culpable. Sangre. Mucha. Bastante. Demasiada. Unidades. Sangre. Bolsa. Cinco. Hospital. Cirugía. Camilla. Diagnóstico. Radiografías. Donación. Rhesus. Existente. Anestesia. Lágrimas. Volverás. Hijo. Dolor. Despedida. Inútil. Éxito. Todo. Genial. Curado. Débil. Feliz. Mes.

Volví a estudiar luego de un lapso considerable. Pero más feliz yo estuve cuando mis compañeros un recibimiento darme esperaban, y de ellos, uno escrito había en la clase todo el tiempo que ausente estuve yo. En demasía feliz sentime como nunca, como ser un ladrillo dentro de una pared, estructura particular, do uno es masa y la masa es uno. Sólo hacer la tarea hacer debía, sencillo era todo eso, bastábame conocer el abc de lo bueno…

Pero ¿Quién me diría que son las operaciones quirúrgicas más peligrosas que el mismo accidente? Si bien es cierto que adelgacé, volví a adelgazar más de lo demás, el achú se hacía más poderoso, y si comía helado, una lluvia de impacto bacteriológico me atacaba despiadadamente. Mi madre decía que debía comer más brócoli y menos hamburguesas, que no quería que engordase o volvería a ser el más lento de la clase, o sea ¿Qué? Ella ve que estoy hecho un palo y ¿Me dice que no engorde? Eso es más que demasiado, es un ultraje a mi gordura, o mejor dicho, es una ofensa a la enfermedad que me mata, aunque no sé cual es. Tal vez es un castigo que Dios me ha dado por tener una madre comunista, que quiere que aprenda a leer a un Althusser, a Adorno y- sobre todas las cosas- a Marx.

Al tacho aquellas mujercitas que permiten leer a su hijo Superman y cualquier otra estupidez, son mensajes anticomunistas, hacen creer- del modo más subjetivo- que los comunistas son malos, malos malísimos. Dicen que Mao es el demonio en persona, y cuando les pregunto ¿quién es Mao? Ellas dicen ¡Es un hombre que mata campesinos porque se le da la gana! No saben quien es y hablan como si supiesen su biografía, es que Mao es Mao, pero no saben que hizo la Gran Marcha… no, ya no quiero perder el tiempo con esas cabezas huecas, me debo preocupar por mi hijo, se ha vuelto flacucho a más no poder, si yo le veía rollizo, ahora parece palito de mondadientes. Bueno, también se ha enfermado, siempre ha sido enfermizo, pero esta vez se ha hecho muy común. Ya le prohibí jugar en la calle, comer helados y caminar con los pies descalzos ¡Y nada! No es que no me haya obedecido, sino que parece que es insuficiente, debe ser el frío.

O tal vez no, tal vez se siente triste -algo que yo considero un factor indispensable en la cura de la persona, ocasionándole una baja defensa- porque tengo a Charltz Ouvenhammer como segundo esposo. Josh no tolera que su padrastro viva con nosotros. Cuando se pone a dar alaridos porque no le simpatiza, me vuelvo contra él y le doy de alma ¡Qué atrevido! No puedo perdonar que me haga esto. Es bueno, inteligente, se sabe El Manual del Guerrillero, lee a Chomsky, Baudrillard, Sartre, Kierkegaard, Guevara, pero Josh no siente simpatía por él. También permite que trabaje- ¡Y mira! Que no hay muchos esposos que permiten que sus mujeres trabajen- ya que sentimos la necesidad de pagar nuestros tributos, los muy altos… maldito país, no quiere que sepamos la verdad de la verdad. Nos dicen muchas cosas, pero este país se mete en líos, y líos de los grandes, de los que nunca nos libraremos de seguir en este sendero sanguinolento.

- Ya viene tu papá, salúdale y dale un abrazo- musitó la madre, quien cortaba zanahorias rápidamente, Josh miró la ventana con cortinas azules y se alejó de la sala.
- No quiero- replicó mientras caminaba hacia su cuarto, ella dejó de cortar las zanahorias y se dirigió a la recámara de su hijo.
- ¿Por qué?- preguntó, Josh sintió el aroma de la zanahoria, aroma que detestaba porque su madre sólo cocinaba zanahorias desde que su padrastro vivía dentro de la casa, corrió hacia la sala y se sentó sobre el sofá.
- Porque él no es papá- respondió Josh, su madre se detuvo y contó del uno a diez, parecía que perdía alguna cólera que guardaba.
- Vamos… no creo que uno se sienta bien si tratas así a tu papá- habló, se sentó cerca de su hijo y le miró los llorosos ojos.
- ¡EL NO ES MI PAPÁ!- vociferó Josh mientras se alejaba del sofá.
- Le saludarás con el respeto que se merece- volvió a musitar, pero en su voz se sentía la rabia- y si no lo hicieses, piensa en otro lugar a donde vivir, este país me aburre, no sé las razones por las que soy una norteamericana- añadió furibundamente.
- Vete, pues- dijo Josh desdeñosamente, y cuando su madre estaba a punto de darle un bofetón, Charltz entra.
- Hola Josh- saludó Charltz, quien intentó abrazar a su hijo, pero éste se alejó- hola amor- saludó a su esposa, quien le besó en la boca.
- ¡Amor! ¿Cómo te ha ido en el trabajo?- preguntó mientras se acercaba a la cocina y volvía a cortar zanahorias.
- Fatal, ya sabes como son los capitalistas, les gusta recortar trabajadores cuando sienten vomitar- respondió, caminó hacia donde estaba su esposa y le abrazó por detrás.
- ¿Te despidieron?- volvió a preguntar antes de recibir otro beso.
- No, todavía…- volvió a responder pesimistamente, se acercó hacia su maleta, la que dejó sobre el sofá, y leyó mentalmente algunas palabras.
- ¿Cómo que todavía?- preguntó indignadamente.
- Te diré que…- confesó Charltz, y cuando vio el bulto que caminaba, se dio cuenta que su hijo fue ignorado- Josh, hijo mío ¡dale un abrazo a tu papá!
- ¡YO NO SOY TU HIJO!- gritó Josh mientras su rostro perdía alguna expresión gestual humana, su madre se acercó hacia Josh y apretó su muñeca.
- Josh, no trates así a tu papá- le reprochó mientras le zarandeaba, Josh comenzó a respirar irregularmente.
- ¡ÉL NO ES MI PAPÁ! VETE DE AQUÍ- gritó Josh mientras señalaba a su padrastro, quien revisaba más hojas sueltas. Josh creyó oír el plañir de su padrastro.
- Autocritícate- ordenole mientras su rostro se tornaba rojizo, Josh desvió su mirada y suspiró.
- No lo haré- musitó mientras sentía la fuerza de su madre.
- Autocritícate- volvió a ordenarle mientras el pollo parecía quemarse, Charltz se dirigió hacia la cocina y movió al pollo.
- Bien, yo actué de mala manera- dijo Josh resignadamente, su madre asintió.
- Prosigue- le dijo, el rostro de Josh se tornaba tan rojizo como la carne cruda.
- Fui mal hijo y no debo comportarme así- volvió a hablar mientras sentía un nudo dentro de la garganta.
- Casi- añadió su madre.
- Pero le odio porque me obligan a llamarle papá, y el nunca será papá- gritó ásperamente mientras se zafaba de la mano de su madre, desde la cocina se oía la ebullición del aceite.
- Ah, no, te irás a tu recámara, y no saldrás de allí hasta que te avise- vociferó iracundamente, agarró la mano de su hijo y le llevó hacia su cuarto, cerró la puerta y activó la cerradura que impediría la salida de su hijo.
- Pero…- gritó Josh mientras golpeaba la puerta.
- Cállate ya- dijo su madre desesperadamente, respiró varias veces y suspiró para que no llorase- oh, lo siento, todavía no se adapta a tu presencia, y no entiendo, algo debe molestarle, o tal vez es capricho- añadió mientras sentía las manos de su esposo.
- ¿Salimos? debo hablar contigo de algo muy importante, pero creo que Josh no debe saberlo- comentó Charltz luego de besar la nuca de su esposa, los dos salieron luego de ver (y oler) un pollo ya quemado.

Caminamos lentamente, parecía un sueño con cada paso, pero la mirada de mi esposo me decía más que el despido masivo, no ¿Qué sería? Tal vez acabaríamos en las reflexiones donde el comunista trabaja para el capitalista porque puede pagar sus deudas si sigue avanzando de nivel, aun a costa de tu libertad, con el fin de tener suficiente dinero para fundar tu diario de oposición e incitar a los trabajadores para que dejen esa ruta tan manchada.

- Toda la semana habrá despidos masivos, la empresa dice que estará en quiebra si no conserva a los mejores y si no trabajan como debe ser.
- Malditos perros golosos.
- Yo espero que todo nos vaya bien, nada más.
- Charltz, no te preocupes por ello, sabes que siempre hay esperanzas, si me esfuerzo más, no me importa si los empresaurios me torturan con más horas, podremos ganar suficiente dinero para vivir cómodamente, al menos Josh no tendrá preocupaciones.
- Te prometo que iremos a China para el siguiente año.
- ¿De verdad?
- Y quisiese cargar a alguien más entre mis brazos ¿qué opinas?
- Cuando Josh duerma.

Si mi papá me enseñó algo, es que las mujeres son descartables. En mi casa tenía una buhardilla donde nosotros- es decir, mis hermanos y yo- dormíamos ya que mi papá rentaba las habitaciones para que el globo inflado no nos golpee con fuerza. Él tenía el acceso a toda la casa, excepto en las alquiladas habitaciones. De vez en cuando venía, sólo cuando recordaba que nos debía alimentar o cuando nos decía que era momento de trabajar.

Tenía ocho hermanos- eso sí, mi papá nos daba de comer cualquier hermana cuando conseguía una nueva esposa, la que era asesinada por él tarde o temprano- quienes se peleaban por la frazada, la única que podía protegernos del frío en esta temporada tan gélida- y álgida, económicamente hablando- donde los rusos podían rellenar una casa con andantes plomos. La frazada era tan pequeña que no podía cubrir el cuerpo de alguien, ni siquiera de Pamuk, quien nos ocasionaba problemas cuando bebía agua por montones… ¡Y qué decir de los hedores que nos intoxicaban momentáneamente! Los juguetes que nuestro tío, antes de meterse dentro de las filas del furibundo antisemita, nos regalaba casi todo el tiempo, acabaron vendidos por nosotros mismos cuando mi papá nos decía que era hora de trabajar. Recuerdo que lloré…

Y cuando las armas se acercaban, muchas casas fueron saqueadas, que si no destruyeron algunas- entre ellas, la mía- fue por suerte, suerte de primera, suerte que comenzó a desaparecer con el desabastecimiento de alimentos, asesinatos y otros juegos peligrosos. A ver si mi papá podía decirme ¡Compra tal y cual cosa! Los inquilinos desaparecían y las casas se volvían inhabitadas. Y nosotros las habitamos mientras jugábamos, creo que ni nos importaba papá porque pasaba todo el tiempo murmurando palabras raras e irrepetibles, palabras que no parecían provenir de la fonética humana, o también cagaba y rodaba sobre su mierda, parecía estar- no diré que loco, no lo creo del todo- hallando el significado de ser miserable para poder prepararse para cosas peores ¡Y sí que las hubo! Pero los asesinados ya no ven- o viven- las peores cosas que la vida puede ofrecer, porque- y eso lo sospecho de todo corazón- si mi papá hubiese visto lo que nosotros vivimos, tendríamos que hidratar sus ojos para que no sangren por la fricción que causa el agotamiento del mágico lubricante que nuestros ojos nos ofrecen con cada parpadeo.

Intentamos huir del ataque de un grupo de soldados que decían jugar- o eso debo sospechar por la sonrisa que mantenían- pero ¡Yo no sé que juego es aquel donde hay mucho dolor por parte de uno! Que los fusiles, que los disparos, que me caes mal, que eres ruso, que no te entiendo algo, que tu apestas a mujer, que mataste a mi hermano, que me disparaste en el pecho, que más tanques llegan, que la armada alemana- o lo que queda- ataca sin cesar, que casi todos huyen, que mis hermanos son rehenes, que destruyen el tanque con todo y soldados, hermanos incluidos, que ahora no hay inicio para mí, sino fin, pero el fin eterno, la compañía de tu sombra, el perro que agoniza con los venenos, el ventarrón que reduce tu capacidad de supervivencia, los que quedan jugando a tu alrededor, un charco de sangre y la odiada agonía que no quiere dar paso a la muerte, los jóvenes de la no se qué, los médicos de trasplantes venosos judaicos hicieron algo conmigo, tal vez para enmendar- aunque ya nunca más pudiesen siquiera mirar algún destello del paraíso- su error. Me dolió recuperarme, y también esperé bastante tiempo para ello.

Ya soy incapaz de recordar los lugares por donde pasé antes del ataque, pero veo los lindos restos de un muro lleno de consignas, el cadáver de un soldado torturado dentro del vecindario- un vecindario que perdió territorio- mío. El horror que no se imprimió en nuestra mente, sino en nuestra existencia, más allá de la vida, de las vidas que uno podría tener, voz de un muerto viviente, o la un vivo que anhela- como si lo anterior nunca importó- la muerte y la supresión de cualquier castigo por renegar de la vida propia.

Al grano, me hice alumno de un pintor muy talentoso y poco famoso, quien tenía una ceguera total, pero ese no era obstáculo para que siguiese dibujando y pintando ¡Y no es cosa de juego decir que uno pinta bien estando ciego! Para saber si alguien le estorba, golpea su bastón contra el suelo, luego me dice hasta donde debe avanzar… No es fraude, es verdad. Su madre le preparaba un desayuno- mendrugo y frutas de su huerto que defendió a punta de cacerolazos y el fusil de su hijo mayor- decente, mas decía que yo era un estorbo y no otra cosa.

Sigel tuvo un padre aficionado al arte, amaba tanto la pintura- eso me dice Sigel- que él nació con ese gusto. Su padre le compró varios lienzos en blanco para que practicase, y su esposa ¡Nos falta pan y tú te atreves a venir con esta porquería, lárgate y devuélvelo! Pero no es hombre débil ese, quien tiene una mano férrea en algún guante sedoso. Tampoco tuvo muchas ganas de aguantar las palabras necias, sin importar de quien viniese, y por eso él le rompió la nariz con un lienzo, y con la sangre que su esposa derramó sobre el lienzo, el padre siguió pintando y llegó a matizar la sangre, resaltándola increíblemente o Hematofilia.

Pero ¿Dónde entro yo aquí? Essibah es el hijo de mi abuela por parte de padre, o sea, es mi tío, y Sigel es mi primo, quien nunca dejaba su curiosidad en la nada, o sea preguntaba y preguntaba hasta el fin, y así supo quien era yo, nuestros familiares, los hijos que no eran de Essibah, pero que él les trataba tal cual. Pero Essibah está lejos, lejísimos, fuera de este mundo, se fue a otro ¿el cielo? No, a Estados Unidos, pero da lo mismo.

Sigel siguió pintando menos en lienzos y más en paredes derrumbadas, por eso casi siempre me llamaba Charltz vamos a tal lugar, necesito pintar y era cierto, necesitaba pintar, pero con el andar de los días, la pintura se redujo a plomo y a rojo cadmio, y en menores cantidades. Y de pronto el ah, no muchachito, ya estoy harto que zanganees aquí, así que te largas con tus pinturitas a otro lado, junto con el primo ese, o trabajas como Dios manda. No lo pensó dos veces, que ¿Qué hizo? se hizo un corte en la piel del dedo y comenzó a pintar un cuadro con el plomo y el rojo de su sangre, ignoró lo que su madre le dijo ¿No será difícil ignorar el llanto, los escobazos y la vapuleada? Sí que es difícil, pero seguir pintando a pesar de la falta de sangre, de la hemofilia, la salud endeble y una debilidad insuperable es más que valiente o tonto, tal vez ambas o unidas a la vez.

Cuando había muerto, su madre me gritaba y me masacraba ocioso asqueroso, debiste apoyarme para que no hiciese esa locura, mal nacido, lárgate de aquí, bastardo, mas recordé lo que Sigel me dijo y evoqué sus palabras tiene varios cuadros en la calle, podríamos venderlos ¿Qué? No podría ni comprar medio pan por todo esos garrapatos, él fue un infeliz que creía pintar ¿Eso es pintar? Lárgate con esas cosas, alejaos, maldito ser. Y bueno, órdenes son órdenes. Escudriñé la casa sonoramente mientras agarraba lo único que era mío: la fotografía de mi madrastra, mi tía, Sigel, mi tío y yo.

Sería más que latoso o divertido llegar a mencionar las mil y una cosas que hice para llegar al puesto más alto y hacerme un canciller a mi manera, un viajero que es títere de su azar, de su mente, el esclavo que siempre quise ser: ser amo y señor de sí mismo, el Don ¿Quién es? Para que yo mismo me reprochase de lo que mejor debía o no debía hacer. Estuve en la Unión Soviética, en Ceilán, en India… una mezcla de costumbres que casi me alteran, pero con una bolsa con monedas de varios países, mi facilidad para convencer a los demás y mi gran apetito me hicieron soportar las peores cosas entre los viajes. Y si algo no me faltó, fue una mujer, que ¿Si era racista? Nones, no es mi especialidad hacer eso, me es repugnante actuar así, ni que fuese una rata de dos patas, hijo del diablo y con complejos de inferioridad. Mujer es mujer, eso yo lo entiendo así, pero el cuerpo de cada mujer es único en su especie: en sus movimientos corporales, la forma de hacer el amor bajo determinada pose- si ella tenía imaginación- el olor que emanaba, la voz, los colores, cada cuerpo es un aroma diferente, por más… Por más… Lo cierto es que me acosté con tantas mujeres, y no sé si realmente fingieron los gemidos del placer o porque se comprometieron con una faena, coste cero, gratis hasta el fin… Y si alguien me dijese tendrás la sífilis, la no se qué, la tan… Sí, lo más probable es que haya pasado eso, pero siempre voy al hospital una vez por semana mientras mi cuerpo ya haya detectado quince cuerpos de diferentes religiones, castas, idiomas, edades y colores de piel.

No obstante, esa sensación de India me aburrió, Ceilán no me atrajo más, no, ya no era lo mismo, en la Unión Soviética aprendí varias cosas que ya no debo olvidar, o lo que debe ser mejor, debo aplicarlas, pero no en este país tan dividido por colores y sabores. Me hice de decenas de miles de rupias y emprendí el viaje.

Y luego de eso, quería saber a donde podía ir, si mi amada Alemania era la misma, que había pasado ¿qué había pasado? ahora hay un murito que dice ser el límite de dos países señor ¿qué país es este? Alemania Occidental ¿Occidental? Sí ¿Y el de allí? Alemania Oriental ¡No! ¡No! ¡No! ¡Y mil veces no! ¿Qué pasó mientras estaba fuera de aquí? Se separaron por no se qué causa ¡No! Mi eterna Alemania estaba seccionada como cualquier lord envenenado y que nadie sabe como murió antes de la necropsia. Me largué de mi Alemania seccionada hasta que volviese a estar unida, nunca más volveré a este lugar si no es para vivir por la eternidad, y sólo lo haré cuando mi país amado esté unido, no más ni menos. Ya tenía cuarenta años y no me percaté de eso.

Llegué a Estados Unidos porque… Porque ¿Qué debía hacer allí? Sí, debía espiar al país enemigo ¿Me mandan los soviéticos? Para nada, debo ver la realidad de un país, así no sea el mío, veo lo mejor y lo perfecciono hasta el fin, así que me quedaré aquí, ganaré más dinero mientras debo tener la conducta de alguien reprochable, malvado y sucio, pero sólo cometiendo un delito gravísimo sin dañar a las personas ni delatar los secretos de estado, así que actuaré como comunista, sí, ellos detestan a los comunistas, el ser uno de ellos ocasiona la ira de las masas ¿Por qué no? Pero si quiero trabajar, debo comportarme como yo mismo soy.

En suma, se comunista en tu casa y en tu vecindario, se capitalista fuera de ella, vamos a ver que resulta de todo esto, porque si no experimento la función de mis caretas, viviré preguntándome como habría sido sin las múltiples conductas.

La tos no me deja en paz, menos me dejó mi padrastro. Vaya tonto ¡Cree que será mi papá! Iluso, mi papá sólo es uno, un muerto que me ve. La primera vez que le vi fue en otoño, cuando volvía de clases… El llanto, la risa, el hedor humano, las palabras cariñosas, la frase maestra ¿Me quieres? Y el suspiro que conduce al sí, lo haré, la batalla ganada al cuerpo ajeno, las frases que ganaron más que en el terreno del respeto por el otro porque ya creían ser animales de poca monta, el ojo que parpadeó cerca de la cerradura mientras veía a mi madre tal cual: desprotegida y unida- como una brocheta- a la vez. El ataque placentero de alguien ajeno a la casa, a la vida misma. Mis movimientos nunca tuvieron sonido, por eso mi mamá nunca supo que entré o que le espié.

Ahora, mientras algo me succiona muchas cosas, tengo manchas rosadas, las malvadas manchas que me exiliaron de mi colegio posteriormente. Luego de ser operado, comencé a enfermarme varias veces, comía lo normal, pero bajé de peso, mi cuerpo se hizo casi un esqueleto y seguía enfermándome de todo. Mi mamá no se preocupó mucho por eso, eso me ponía de malas. Pero lo que más me ponía de malas fue que mi padrastro invadía la casa con sus humores ¡Al tacho si era cariñoso conmigo! Estaba herido de verle así, de creer que nadie debe invadir tu casa- órdenes de mamá- porque la casa es más que sagrada. Luego me quedé como muerto que apenas tiene un corazón… me enfermé totalmente, caminar ya era una tortura para mí, respirar era lo más pesado que podía realizar. Allí mi padrastro notó que estaba más que enfermo, por eso me llevaron al hospital a ver que tenía.

¡Que alguien asista a mi hijo! ¿Do está tu asistente? Doctor mentecato. Se muere enfermado de la nada, la nada le mata, que Sartre y Kierkegaard le salve. Digo que la enfermedad es maldita, hija de la… De la… ¿Qué puedo saber yo? me enfermo, él está enfermo, ahora estamos enfermos de no se qué. Los doctores me dicen una y otra cosa, que no comemos bien ¿cómo es posible si le alimento como debe ser? Y ¿la neumonía atípica? ¿Las enfermedades oportunistas? ¿Acaso no es una muestra de las defensas bajas? los leucocitos están en descenso agarré a mi hijo y salí del hospital con mi esposo, no toleraba tales insultos ¡Se cree un sabihondo! Esperpento, viejo infértil, cállate y siente la ira de una madre, la amargura de saber que su hijo se enferma de todo y por todo. Hice lo que conocía de medicina y traté de cuidarle, pero como yo también me enfermé, mi esposo tuvo que cuidarme con sopa de pollo y pastillas.

Lo más triste- si es que se puede decir eso cuando la ira, la desesperación, el horror y la tristeza se funden de la manera más trágica y cruel- fue cuando mi hijo regresó una hora después de haber salido de casa. Se veía como un maniquí famélico, y vi como algunas gotas caían de su rostro y manchaban la alfombra de mi casa. Charltz agarró su cuerpo y le cargó mientras lloraba y gritaba varias veces, no porque su padre le cargaba, sino porque alguien vio que su brazo tenía una mancha rosada, y el niño gritó tiene una mancha rosada, la profesora le miró y dijo que tiene la peste rosa, la peste rosa, y todos repitieron la peste rosa, y la voz se generalizó, el salón dejó de ser uno y el colegio se hizo el salón, y la peste rosa fue oída por todos, los mayores y los menores, casi nadie sabía que era eso, pero por la burla- desconociendo su significado real- todos se sumaron a la causa, y repetían ¡La peste rosa! En grupo se repitió eso hasta el cansancio, los mayores sospechaban de su significado y le siguieron. Le arrinconaron y le lanzaron piedras hasta dejarle extremadamente herido. Pobre Josh, pero verás que tu madre te defenderá a capa y espada de eso desgraciados, cerdos capitalistas, no creen en la comunidad y sólo usan esa palabras para impresionar a los electores.

Al día siguiente, llevé a mi hijo al colegio, entré al salón y le pedí explicaciones a la profesora de su error, ella se alejó de mí y me gritaba pecadora, nos está trayendo la maldición de Dios, aleje a su bestezuela de aquí y lárguese del pueblo, los pecadores morirán, y su hijo es uno de ellos, y los muchachos se quedaron callados, excepto Josh que lloraba por las frases difamatorias de esa puta. Hablé con el director, pero también decía la misma diatriba, que no se permitirá su estancia en este lugar decente ¡Decente! ¿Decente? ¿Do se halla la decencia en la violencia, la humillación y los insultos? Es mi hijo, no le pueden tratar como si fuese una bestia, y él me replicó ya lo es. Josh seguía llorando y yo me contenía para no hacerlo también además, es comunista, y ellos morirán porque están en contra de Dios, no creen en él y todos los comunistas serán borrados del mapa por los siglos de los siglos. Salimos del colegio mientras juraba y juraba que su Dios es malvado si todos son así como él.

Luego llegó la Gran Anti Marcha, o sea, los vecinos nos lanzaron piedras llamándonos pecadores, diablos con cara de humanos, bestias que nos han traído la desgracia a la tierra ¡Vi horror al comunismo! ¡Abajo el comunismo! seguro son homosexuales ¡Su hijo es el diablo, mátenle! Y huimos rápidamente, nuestra vida ya no era segura, para todos éramos de lo peor ¿De lo peor? No conozco algo tan temible como la mente humana.

Fuimos a una fuente de soda mientras mis esperanzas en volver a casa se reducían a una gran nada ¡A una gran nada! Como si me importase la privada propiedad. Pero era falso, no era comunista del todo, o a lo sumo, era una copia de comunista, una parodia, pero bien que sabía defender a los míos. Hice que Josh olvidase lo que pasó, le dije que veremos nuevos horizontes, que nos vendrá un mejor día, que sólo era pasajero, y él déjame o te morirás ¡No me importa si tú lo haces! Olvida las tonterías de la peste rosa ¿Es una invención de las palabras estadounidenses para engañar con odio? ¿O era una invención de los científicos para acabar con la sobrepoblación que se venía?

Fuese lo que fuese, a mí me importaba cuidar a mi hijo, nada más. Y cuando el trabajador vio a mi hijo- y por ello, tal vez habrá visto su mancha rosada- gritó peste rosa, la peste rosa. Tiró el dinero que le dimos, agarró el vaso en el que bebimos el jugo y lo lanzó lejos del establecimiento ¿Qué te pasa? Peste rosa, señor ¡Ellos tienen la peste rosa! A ver ¿Qué te hace creer eso? Mire ¿Eso? estás despedido, tu imprudencia nos puede llevar a la ruina ¡Pero señor! despedido, y discúlpate con estas personas ¿No sabes tener buenos modales? y ni creas pedir tu liquidación, vas a ver lo que significa sufrir de verdad, discúlpenle, está tan obsesionado con eso de la peste rosa que cree que todo el mundo la tiene, tonto… Y nadie habló, nadie hizo el clásico discurso de la injusticia, el capitalismo contra el oprimido ¿Pasado de moda? El hombre cayó de hinojos y le suplicó que no le despida, hará lo necesario para que no le despida porque su madre- la muy enferma- no quería verle como un hippie, a diferencia de muchos de sus antiguos amigos, que acabaron con su vida gracias a la rica Marie. Se movilizó hacia nosotros mientras se arrodillaba y nos pedía disculpas por la ofensa que había cometido, pero que no permitan su despido.

Seis treinta, nada nuevo…
… Los vecinos alarmaron a las otras vecindades, dicen que nos agarrarán a machetazos para acabar con nuestra vida.
… Algunos dicen que traerán al MS-13, exageración ¿No?...
Seis cincuenta y nueve…
Dormimos cerca de las vías del tren, no tenemos más dinero.
… Josh llora sin detenerse… y tiene razón.

Amanece… seis treinta.
… El ruido de la ciudad sustituyó el cantar de las aves.
Nos levantamos para buscar algún refugio donde estar, la policía ¿Sería buena opción ir allí? No tengo idea…
… Se calmó Josh, pero ya no sonríe. Le digo que mejoraremos, no contesta…
Atravesamos las calles… todo es normal… como si nada, la bulla clásica…
…Nueve de la mañana, nadita en nuestro estómago.
Veamos… F por ser mal padre, A+ por ser cruel y F/A por no responder como debe ser… me enloquezco y huyo para buscar un trabajo, ese es el mensaje que dejo mientras mi esposa trata de decirme algo, volveré cuando tenga dinero es lo que grito.
… Diez de la noche, volví para decirles que hallé trabajo. Sólo veo un rastro de sangre.

Una de la mañana… mi esposa amada, la única que me hacía sentir hombre, estaba muerta y con grasa amarillenta en su piel. No me contengo al llorar y mato el silencio, lo mato, le maté, le maté sin piedad, por mi culpa ella está muerta y sin posibilidad de verme… Le besé la mejilla mientras planificaba mi suicidio, no podía permitir que mi error le haya matado sin pagarlo yo mismo… y cuando pensaba en mandarme al mar, Josh, no podía abandonar a Josh, para nada, sería más que una cobardía. Debo buscar a Josh… La ciudad es tan grande que nadie sabría que pasó con él… Recé- si tenía que olvidarme del comunismo con tal que mi Josh viviese, maldeciría a Marx porque, lo admito, me adapté a su ideología- para hallarle sano y vivo, bueno, no tan sano porque no era posible que esté sano en su condición actual.

Cinco del amanecer…
… Por fortuna o por Dios, hallé a mi hijo, no sano, pero sí vivo…

Sentado sobre los restos de basura, bajo un puente en temible decadencia –augurio de que el imperio ha de caer, tarde o temprano – se apoyaba gracias a la pared férrea que tenía el puente, realmente estaba irreconocible.

La desesperación, el estrés para ser más exacto, me había quitado la habilidad para describir a mi hijo, o es que soy en extremo miope. O tal vez –y espero errar –nunca le quise, demostrando mi falsedad como padre interesado. Sus manos fungían ser arañas en pos de hacer telarañas, su rostro estaba ocupado ilegalmente de llagas, hechas por la peste. Su boca estaba mil veces peor, balbuceó cuando me vio, pero tuve que impedirle o sangraría, su respiración se hacía más débil, aunque intentaba resollar porque sentía que se ahogaba en un mar, y él estaba en las profundidades. Siguió balbuceando hasta que tosió fortísimamente y lanzó su saliva, y como acompañante un coágulo. Intenté levantarle, pero no me atreví porque su apariencia delicada no sólo le había hecho tal cual, sino tan frágil que si fue tan pequeño como para caber en mi boca, no necesitaría mis dientes ni mi lengua para deshacerse.

- Discúlpame.
- Olvídalo… no me importa si nos abandonaste, yo soy el culpable de esto.
- No es así, descansa, mañana trabajaré y necesitamos descansar lo más que se pueda.
- Papá, abrázame.

Un segundo después, no pude saber que pasó con él… Sospechaba que estaba muerto. Pero quise pensar que se durmió, que mi esposa también y que yo también lo haré. Hasta entonces, tenía que levantarme.